Por Guy Dinmore en Roma y Rachel Sanderson en Milán
La federación sindical más grande de Italia llamó a una huelga nacional de un día como primera respuesta a la decisión de Mario Monti de seguir adelante con reformas de mercado que incluyen más libertad de acción para que las compañías despidan a trabajadores.
La eventual confrontación le presenta a Monti, el tecnócrata no electo que reemplazó a Berlusconi como premier en medio de la crisis financiera en noviembre, el desafío más serio para su programa de reforma hasta la fecha.
El conflicto también supone el riesgo de separar al partido demócrata de centro izquierda (PD), porque pondría en peligro el respaldo parlamentario que su gobierno necesita para sacar adelante las legislaciones.
“Si el PD colapsa también colapsará el gobierno de Monti” advirtió Enrico Letta, el segundo al mando del partido y un hombre fuerte del respaldo a las reformas. “Por este extraño expertimento (con un gobierno tecnócrata), el PD debe permanecer unido”, dijo Letta al Financial Times.
Hace diez años, esta semana, la federación izquierdista CGIL movilizó la mayor demostración en la historia italiana de más de 2 millones de personas hacia Roma, para obligar a Silvio Berlusconi a abandonar sus planes de quitarle los derechos a los trabajadores, garantizados por el artículo 18 del código del trabajo. Monti debe estar esperando que la historia no se repita a sí misma. Los comentaristas dicen que él tiene la opción de tener éxito donde su predecesor fracasó.
Letta, el moderado líder del PD, dijo que estaba trabajando para encontrar “compromisos” en el artículo 18 cuand la legislación de la reforma laboral llegue al parlamento este mes, lo que podría superar el conflicto con el sindicato y mantener la unidad del partido. El CGIL no ha fijado todavía una fecha para su huelga.
“Ese fue el momento Thatcher de Berlusconi en 2002”, dijo Letta. “Él estaba buscando una gran confrontación con los sindicatos y encontró al artículo 18 como su bastión. Fracasó”. Una década después los economistas y observadores concuerdan ampliamente que el conflicto del artículo 18 ya no tiene el mismo potencial para movilizar a los trabajadores.