Consenso político y crisis económica: los grandes desafíos que deberá enfrentar Milei
Según Michael Stott, “a los Presidentes latinoamericanos que carecen de mayorías en el Congreso a menudo les ha ido mal, incluso en circunstancias económicas mucho mejores” que las que vive el país.
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EDITOR PARA AMÉRICA LATINA
Puede que Javier Milei haya ganado con una mayoría inesperadamente amplia en las elecciones presidenciales de Argentina, pero el autoproclamado “anarcocapitalista” enfrenta enormes obstáculos para implementar su programa radical para achicar el Gobierno y dolarizar la economía.
La terrible situación de Argentina, con una inflación del 143% anual, un tipo de cambio oficial tremendamente poco realista y finanzas públicas insostenibles, plantearía un desafío enorme para cualquier jefe de Estado nuevo.
Pero Milei, un novato legislador sin experiencia ejecutiva, está muy lejos de alcanzar la mayoría en el Congreso. Su partido La Libertad Avanza, obstaculizado en las elecciones legislativas de octubre por una falta de organización a nivel nacional, ocupará solo 39 escaños en la nueva cámara baja de 257. En el Senado, que renueva un tercio de sus miembros cada dos años, el escenario es aún peor: Milei solo tiene ocho de 72 asientos.
“Milei asumirá el cargo como el Presidente más débil en la historia de Argentina, pese a su clara victoria en la segunda vuelta”, dijo el analista político y consultor Sergio Berensztein. “La primera duda de gobernabilidad será el sistema de alianzas y pactos que construirá Milei”, señaló.
Las encuestas sugirieron que muchas de las ideas libertarias más descabelladas de Milei, como permitir la venta de órganos humanos, eran impopulares entre los argentinos. Lo que resonó con fuerza fue su llamado a rechazar a toda la clase política, que ha fallado a los votantes consistentemente desde que la nación sudamericana regresó a la democracia en 1983.
Los consensos necesarios
La paradoja es que Milei necesita ahora el apoyo de al menos parte de esa clase política para gobernar.
El exPresidente de centroderecha Mauricio Macri ya ha brindado su apoyo al mandatario electo. Esto podría asegurar una mayoría en la Cámara Baja, si todos los legisladores de la fragmentada coalición, Juntos por el Cambio, siguieran su ejemplo, pero no está garantizado. Incluso si pasa, Milei todavía necesitaría algunos votos de los derrotados peronistas o de sus aliados para aprobar medidas en el Senado.
Esto significa que es poco probable que muchas de las propuestas más radicales del Presidente electo, como cerrar el banco central o reemplazar el peso por el dólar estadounidense, vean la luz, al menos en el corto plazo.
De hecho, Milei tomó distancia en las últimas semanas de la campaña de sus ideas más impopulares para poder ser elegido. En su vídeo final prometió no privatizar la educación ni la salud, no abandonar los controles de armas y no permitir la venta de órganos humanos. Con la vista puesta en la pasión nacional, también se comprometió a no privatizar el fútbol.
En su discurso de victoria el domingo por la noche, Milei volvió a prometer “un cambio drástico, sin gradualismo”, aunque moderó parte de su lenguaje para hablar de “solucionar problemas” en el banco central, en lugar de eliminarlo.
“Milei tiene una gran responsabilidad y habrá que ver cuál de sus dos bandos nos quedamos”, afirma Carlos Malamud, investigador jefe del Real Instituto Elcano de Madrid. “El que defendió durante toda su carrera política o el que fue capaz de negociar antes de la segunda vuelta electoral...Tendrá que pactar con Macri y otros”.
A los Presidentes latinoamericanos que carecen de mayorías en el Congreso a menudo les ha ido mal, incluso en circunstancias económicas mucho mejores que las que enfrenta Milei. Muchos no han podido terminar sus mandatos. La personalidad excéntrica y a veces irascible de Milei podría representar un obstáculo adicional para las semanas de paciente negociación que se avecinan para construir una mayoría legislativa.
Y la economía
Por lejos, el mayor desafío es la economía. Los votantes fueron seducidos por las promesas del economista de acabar con la inflación y con los privilegios de la clase política. Queda por ver qué tan entusiasmados estarán con los recortes en los empleos del sector público o las reducciones en los generosos subsidios a la energía y los programas de bienestar que se necesitan para equilibrar el presupuesto.
Los inversionistas han estado nerviosos por los riesgos para la gobernabilidad, particularmente en un país con la historia de fuertes movimientos laborales y protestas sociales.
Milei sabe que probablemente solo tenga una oportunidad de arreglar la economía. Si sus planes fracasaran, la formidable maquinaria política peronista estaría esperando entre bastidores para capitalizar rápidamente su desgracia.
El libertario se ha puesto muy alta la vara desde el principio. “Lo que vamos a hacer es acabar con la inflación para siempre”, prometió en su mensaje final de campaña.
El desafío inmediato es más prosaico: evitar una caída hacia la hiperinflación. Incluso si supera ese obstáculo, hay muchos más por venir. Es necesario renegociar la deuda de US$ 44.000 millones de Argentina con el FMI y su acuerdo de 2020 con acreedores privados también parece insostenible.