Por Jude Webber y Leslie Hook
Puede sonar perverso que una empresa china atraviese el planeta para producir soya y otros cultivos en una tierra improductiva en un seco rincón de Argentina.
Pero eso es lo que Beidahuang Group, una empresa agrícola estatal en la provincia nororiental china de Heilongjiang, está haciendo en la provincia de Río Negro.
Si funciona, el proyecto con respaldo del Banco Interamericano de Desarrollo extenderá tecnologías de riego y ampliará las fronteras del principal cultivo de Argentina más allá del cinturón soyero tradicional a cambio de ayudar a China a asegurar la provisión de alimentos para su población en alza.
Beidahuang, que abarca a nueve empresas diferentes más centros de investigación agrícolas, es el principal grupo de alimentos en China. En 2010, produjo 17.500 millones de kilos de granos, incluyendo 15 mil millones de kilos de cereales - suficiente, dice la empresa, para alimentar 75 millones de personas por un año.
La incursión de Beidahuang en Argentina, que tomó tres años de negociaciones, llega en momentos en que las importaciones chinas de soya y maíz crecen para alimentar el apetito reciente de China por carne, y los precios globales de los alimentos están en máximos históricos según Naciones Unidas.
China invirtió mucho en tres grandes acuerdos energéticos el año pasado que convirtieron a Argentina en uno de los enclaves más importantes de China en América Latina, donde quiere asegurar energía y minerales (y ahora alimentos) para su floreciente economía.
El gigante asiático ha estado cada vez más activo en los últimos años en la externalización de la agricultura, firmando una serie de acuerdos en el exterior, incluyendo proyectos en Cuba, Rusia, Venezuela, Brasil y Kenia, emprendidos en silencio por Beidahuang, cuyo nombre significa “la gran naturaleza del norte”.
El proyecto agrícola irrigado prevé una inversión en infraestructura de US$ 1.500 millones en diez años según Oscar Gómez, uno de los cerebros tras el proyecto.
Las autoridades de Río Negro están animando a los chinos a ampliarse a maíz, cebada, trigo, papas, cebollas, calabazas, aceitunas, viñas y fruta. “Creemos que la soya no será rentable (...) este terreno es ideal para el maíz, estamos presionando por eso”, dijo Juan Manuel Accatino, ministro provincial de producción en Río Negro.
Las autoridades niegan que el proyecto sea una colonización por China que convierta a Argentina, una de las naciones agrícolas más eficientes del mundo, en un territorio alejado. Dicen que todas las tierras seguirán en manos argentinas y que los chinos irrigarán cinco valles, mejorarán el puerto de San Antonio para permitir las exportaciones, y pagarán precios de mercado por las cosechas. La mano de obra será local y no china, y los productores, muchos de los cuales tienen hoy tierras improductivas, tendrán un mercado garantizado para su producción, dicen los patrocinadores del proyecto.
Beidahuang invertirá US$ 20 millones inicialmente, llegando a
US$ 1.500 millones en una década, dijo Gómez. “Creo que las exportaciones podrían comenzar en 2012. Esperamos llegar a producir un millón de toneladas en diez años”.
Los chinos ya no parecen interesados en ser simplemente el principal cliente de Argentina en un mercado de productos agrícolas valorado en US$ 4.000 millones anuales. Argentina, el mayor exportador de aceite de soya y tercero de porotos soya del mundo, así como uno de los principales productores de cereales del mundo, ya destina 90% de sus exportaciones de soya a China.