R. García/M. Fajardo
En el volátil ambiente de los últimos meses, inversionistas ansiosos por ganar un buen retorno, han estado dispuestos a correr mayores riesgos haciendo fuertes apuestas en los mercados emergentes. Pero después de que la crisis en Europa entró a una nueva fase más crítica en los últimos días, la tolerancia al riesgo parece haberse esfumado, y los capitales extranjeros están haciendo sus maletas.
“Ahora el dinero está volviendo a EEUU, hacia lo que se llaman activos seguros, como los bonos del Tesoro”, explicó Alejandro Urbina, manager de deuda emergente de Silva Capital Managment, en Buenos Aires.
Los fondos accionarios de mercados emergentes completaron nueve semanas consecutivas de salidas de capitales en la semana al 28 de septiembre, y los
US$ 2.600 millones retirados esa semana prácticamente duplicaron los US$ 1.400 millones de la semana anterior, según cifras de EPFR Global.
Y Latinoamérica no es inmune a la tendencia. Brasil, una de las economías favoritas para los especuladores debido a sus altas tasas de interés, vio un derrumbe del real de 15% entre julio y septiembre, la tercera mayor caída entre las principales divisas a nivel mundial.
Los fondos de pensiones japoneses retiraron US$ 689 millones de mercado de divisas de Brasil el mes pasado, el mayor monto desde abril, cuando los inversionistas nipones rescataron recursos en respuesta al terremoto y tsunami de marzo.
La amenaza en cifras
El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial sonaron la alarma hace un par de semanas al advertir que las economías emergentes podrían experimentar una repetición de la crisis asiática de 1997. En su último Informe de Estabilidad Financiera, el FMI calculó que las economías emergentes de Asia verían una salida desde sus mercados accionarios de US$ 38.300 millones, casi el doble que durante la última crisis de 2008. Latinoamérica, por su parte, perdería US$ 13.700 millones y Europa y Medio Oriente US$ 8.200 millones. En el mercado de bonos, agrega el Fondo, los retiros podrían duplicarse, y “si los países reaccionan con políticas que eleven la percepción de riesgo esto incrementaría el deseo de escapar”.
Pero las cifras del FMI podrían incluso resultar conservadoras. Tan sólo Rusia, que ya vivió un episodio similar en 1998, perdió US$ 31 mil millones en el primer semestre. Aunque en su caso el temor de los inversionistas tienen más que ver con problemas internos, la crisis en Europa podría reforzar la tendencia. Boris Nemtsov, uno de los líderes de la oposición, pronosticó que la fuga de capital llegará a US$ 100 mil millones este año. Y el nerviosismo de los inversionistas aumentó cuando el presidente Dimitri Medvedev despidió la semana pasada al respetado ministro de Finanzas, Alexei Kudrin, una figura clave en estabilizar la economía durante la crisis de 2008.
Recuerdos de la crisis
El temor a una masiva fuga de capitales es especialmente fuerte en Asia, donde el recuerdo del colapso de 1997 sigue muy vivo. Los gobiernos de Corea del Sur e Indonesia se han apresurado a intervenir en los mercados cambiarios para tratar de revertir las mayores caídas en tres años.
La región es hoy mucho más sólida que en el pasado, con mayores reservas en los bancos centrales y empresas financieras mejor capitalizadas, pero aún así hay un creciente reconocimiento de no es inmune. En el caso de Indonesia, el riesgo aumenta porque la mayoría de los bonos está en manos de extranjeros. Según HSBC, US$ 3 mil millones salieron del mercado de bonos de Indonesia sólo la segunda semana de septiembre, y el banco inglés proyecta que la tendencia continuará.
En Corea del Sur, la Comisión de Servicios Financieros, el principal regulador del sector, reconoció que la salida de capitales es la mayor amenaza para la economía. “La rápida salida de capital extranjeros es lo que más nos preocupa”, dijo el presidente de la comisión, Kim Seok-dong a una radio local. La autoridad prometió además que reforzará su vigilancia del movimiento de los capitales.
Durante la última crisis el won llegó a caer 40% en una racha vendedora que duró siete meses y en 1997 Corea sólo evitó el default gracias a un doloroso rescate internacional. Aunque Seúl incrementó sus reservas extranjeras a un récord de US$ 310 mil millones, la economía sigue fuertemente endeudada en el extranjero y la proporción de deuda internacional de corto plazo representa casi 50% de sus reservas.