Por Joe Leahy en São Paulo
Guido Mantega, el combativo ministro de Finanzas de Brasil, subraya su determinación para proteger a la industria interna de lo que para él es una competencia injusta.
Incluso socios comerciales como México no serán perdonados. La semana pasada Brasil obligó a México a renegociar un acuerdo automotriz de hace diez años.
La disputa de autos, en la que los dos países eventualmente concordaron un sistema de cuotas temporal de tres años, limitando el valor de los vehículos que México puede exportar a Brasil, se trató tanto de un choque de sistemas económicos como de importaciones de autos.
Por un lado, el México de libre comercio se ha jugado su futuro en producir bienes competitivos para exportarlos, mientras que por otro lado, Brasil está mostrando su fuerza como el mayor mercado de la región en proteger a su industria local.
De hecho, aparte del choque con México, medidas restrictivas de contenido local en la industria del crudo, mayores impuestos sobre autos importados y controles de divisas, están alimentando las sospechas de que Brasil está volviendo a sus antiguos instintos proteccionistas.
“Argentina introdujo muchas medidas proteccionistas y perdió todo y ahora nadie toma en serio al gobierno. Este es el riesgo que enfrentamos”, dijo Fernando Zilveti, profesor de finanzas en la escuela de negocios Fundação Getulio Vargas. La forma de más alto perfil en que Brasil protege a su industria local es a través de lo que llama la “guerra de divisas”; la apuesta por evitar que el real se aprecie contra el dólar después de que éste alcanzara un máximo de doce años en julio pasado.
Mantega dijo que esto es necesario para proteger a Brasil de los intentos de otros países por devaluar sus tipos de cambio, ya sea a través de inyecciones de liquidez al sistema monetario, como en EEUU y Europa, o a través de intervenciones del mercado de divisas, como en Asia.
Tras relajar algunos de sus controles monetarios el año pasado, Brasil comenzó recientemente a reintroducirlos para evitar que la moneda se apreciara otra vez. Sin embargo, las medidas llevaron a los reguladores a debatir sobre su efectividad.
“Los controles de capital son muchas veces sólo un sedante y una exhibición de autoridad, mostrando que estás haciendo algo, incluso si no funciona”, dijo el ex presidente del Banco Central de Chile, José De Gregorio, en la reunión anual del Banco Interamericano, en Montevideo.
Pero los economistas en el FMI argumentan que los controles de divisas pueden justificarse en algunas situaciones. “Siempre que no estés haciendo las cosas peor con una política fiscal imprudente o sin una buena regulación... nos parece bien cierto grado de control de capital, especialmente en el corto plazo”, dijo Nicolás Eyzaguirre, del FMI.
De hecho, algunos analistas aseguran que Brasil no se está haciendo más proteccionistas. La mayoría de sus medidas son para apagar incendios.