Por James Politi en Washington
El son del tambor de los legisladores instando a cambios en los recortes automáticos de gastos por
US$ 1,2 billón que entrarán en vigor en 2013 está sonando más fuerte, estableciendo una potencial amenaza a las percepciones de la disciplina fiscal de EEUU.
El fracaso de un panel especial del Congreso para acordar nuevas medidas para rebajar los déficit de EEUU durante los próximos diez años gatilló un castigo llamado “secuestro”, el que impondrá rigurosos recortes a muchos programas de defensa y domésticos.
Pero algunos líderes del Congreso, incluso los que firmaron la ley que designaba los recortes automáticos sólo hace cuatro meses para evitar el default de deuda de EEUU, ya están con ganas de hacer cambios a los recortes automáticos.
John Boehner, el vocero de la Cámara de Representantes, ha dicho que el mecanismo de castigo “para tener nuestro problema de gasto bajo control es algo bueno. Pero preferiría, y creo que todos los miembros también, que hiciéramos esto de una manera más responsable”.
Los republicanos han sido los que más han defendido el cambio en los recortes automáticos para dejar la carga de las reducciones lejos del Pentágono, lo que está en línea para absorber la mitad de las rebajas.
“Creo que el Congreso tiene la habilidad y debería alterar la manera en que los recortes son impuestos sin alterar la cantidad total”, dijo el republicano Jeff Sessions a FT. “Es drásticamente desproporcionado”.
Eric Cantor, el líder de la mayoría en la Cámara, ha tenido conversaciones con otros legisladores para reemplazar el primer año de los recortes automáticos con reducciones en otras partes en el presupuesto como parte de un acuerdo más amplio para extender los recortes en los impuestos a las nóminas y seguro de desempleo.
Los demócratas en el Congreso generalmente han estado menos dispuestos a considerar cambios a los recortes automáticos ya que algunos de sus programas favoritos, como el Medicaid y los beneficios del Medicare están protegidos del “secuestro”. Pero algunos aún están infelices con los recortes y también están buscando una vía de escape.
El presidente Barack Obama ha sido más cauto, diciendo que vetaría cualquier esfuerzo del Congreso para anular los recortes automáticos, pero no ha descartado un acuerdo que cambiaría la composición de los US$ 1,2 billón en ahorros. El Pentágono, en particular, ha advertido repetidamente de terribles consecuencias de la imposición de recortes extras en defensa.