Armas de alta tecnología requieren una revolución en el campo del pensamiento
Mientras China sigue avanzando por el camino de la modernización militar, el país de tanto en tanto impresiona al...
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Mientras China sigue avanzando por el camino de la modernización militar, el país de tanto en tanto impresiona al mundo con sus equipamientos y armas de última generación, desde su bombardero camuflado hasta su primer portaaviones.
Sin embargo, mientras ese equipamiento avanzado capta la atención del mundo, algunos analistas han despertado preguntas respecto de si oficiales en el Ejército de Liberación Popular (ELP) son capaces de usar ese equipamiento, no sólo en términos de operación técnica, sino de integrar tal equipamiento para usarlo con otras armas.
China comenzó su programa de modernización militar en los ’90 después de la primera guerra del Golfo, cuando el ejército iraní fue derrotado rápidamente por las tropas estadounidenses. En los años siguientes, se instaló en China el convencimiento de que debía reformar el ejército, en particular después del ataque a la embajada china en Belgrado en 1999 y de la colisión de un caza chino con un avión espía estadounidense en 2001.
“China se dio cuenta de que su fuerza militar no era suficiente, y que podía ser intimidado por otros”, dijo Qiao Liang , profesor en la Academia de la Fuerza Aérea del ELP. El país inició una serie de reformas, que incluyeron resaltar la importancia de la guerra digital, atraer a graduados universitarios y reducir su tamaño para mantener la formación de elite.
Yang Chengjun, estratega militar, dijo que con frecuencia se enviaba a oficiales y unidades militares a plantas de producción de maquinaria, explicando que “las unidades militares están involucradas en todo el proceso de investigación y producción de nuevas armas y maquinarias. Esto asegura que una vez que el ejército recibe el equipamiento, pueden usarlo de inmediato”. Sin embargo, según Gary Li, analista del ELP en la firma londinense de inteligencia privada Exclusive Analysis, el ELP ha avanzado en el mejoramiento de las capacidades de sus soldados, “pero pueden no estar yendo tan rápidamente como se espera”.
Añadió que aunque atrae graduados universitarios, algunos reclutas del ELP provienen de áreas rurales y notó que la jerarquía del ejército aún acentúa la obediencia a órdenes superiores, lo que desincentiva la creatividad en el desarrollo de nuevas estrategias con equipamiento avanzado.
La guerra moderna no incluye sólo la participación de una unidad única, sino el uso de varias plataformas de modo holístico, dijo. Eso exige que los oficiales estén familiarizados con las tácticas que usan pero también con sus compañeros.
“No es sobre dos individuos luchando entre sí. Es más sobre coordinación con otras unidades, y eso exige que cada uno en el campo de batalla sea igual de profesional. Toda la operación se verá afectada si tan sólo uno de ellos es menos profesional”, dijo Qiao.
Li dijo que algunas unidades del ELP están haciendo progresos significativos en la integración de nuevas invenciones a la guerra moderna, pero otras aún no comprenden lo que requiere reformar sus métodos de entrenamiento.