Por: Equipo DF
Publicado: Martes 8 de febrero de 2011 a las 05:00 hrs.
Aún recuperándose de un desastroso matrimonio, los accionistas de AOL están entendiblemente cautos de los cantos de las sirenas. Pero para una compañía que decidió que el contenido es lo que manda, Arianna Huffington, la reina de los medios online, parece ser un buen partido.
Es como una inversión de roles del compromiso matrimonial con Time Warner una década atrás. Entonces AOL era más joven, un compañero más dinámico. Aunque comprando y vendiendo furiosamente activos web, los ingresos de AOL el último trimestre fueron casi 40% inferiores que los del mismo período en 2008, justo antes de que fuese escindido. El último trimestre vio una caída anual aún más profunda en los ingresos de publicidad que en los suscriptores. (Créalo o no aún hay 3,8 millones de personas que pagan US$ 18 mensuales a AOL por acceso a Internet). Huffington Post, mientras tanto, ha florecido desde su fundación en 2005. Si Huffington puede arreglar las dispares propiedades web de AOL en un todo rentable, similar y coherente, la dote de US$ 315 millones habrá valido la pena. Aún ahora, el acuerdo parece bastante sobrio para los estándares de una empresa famosa por sobrepagar. Los visitantes mensuales de Huffington Post, casi 25 millones, impulsarán el total de visitantes de AOL en 25%. AOL estima que Huffington Post generará US$ 50 millones de ingresos este año.
La capacidad de Arianna Huffington de crear contenidos baratos y rentables sugiere que la estrategia está funcionando. Pero para los accionistas de una compañía asociada a la fusión de mayor destrucción de valor de todos los tiempos, el nerviosismo en el altar es natural.