Por G. Parker y J. Mackintosh en Londres, P. Spiegel en Bruselas y H. Carnegy en París
Christian Noyer, quien dirige el Banco de Francia, dijo que la rebaja no sería justificada en los fundamentos económicos. Sobre esa base, las agencias deberían comenzar a recortar la calificación triple A del Reino Unido, el que “tiene mayor déficit, mayor inflación, menos crecimiento que nosotros y el crédito se está encogiendo”.
“Hemos puesto sobre la mesa planes creíbles para lidiar con nuestro déficit -la credibilidad de nuestro plan puede ser visto en lo que pasó con las tasas de interés de nuestros bonos”, comentó un vocero del David Cameron, primer ministro del Reino Unido. “Los mercados claramente no concuerdan con Noyer”, agregó una autoridad del Tesoro británico. En privado, autoridades británicas estaban impresionadas por las declaraciones.
A pesar de las tensiones, Reino Unido, la que vetó la semana pasada un nuevo tratado de la Unión Europea, ha recibido el estatus de observador en las conversaciones sobre un nuevo tratado fiscal en la eurozona.
Las autoridades del Tesoro dicen que el objetivo es “supervisar” las conversaciones para asegurar que cualquier problema que afecte al mercado o a la industria financiera de Londres sean discutidas por los 27 miembros, pero el Reino Unido no tendrá un rol formal en la formación de un nuevo tratado.
Cameron ha dicho que mirará con una “mente abierta” si se le permite a la Comisión Europea y la Corte Europea de Justicia dar poder al nuevo compacto fiscal de la eurozona. Reino Unido quiere asegurar que las Instituciones de la UE continúen protegiendo los intereses de los 27 estados miembros.
De manera separada, un borrador preparado para el fondo de rescate de la eurozona incluye advertencias de los inversionistas de que el euro podría desmantelarse o dejar de ser “la moneda legítima”.
Los líderes europeos han insistido en que el quiebre de la eurozona es impensable, pero el mes pasado, el presidente francés, Nicolas Sarkozy y la canciller alemana, Angela Merkel, aceptaron que Grecia podría abandonar el euro. “Si se pone algo como eso en las perspectivas, se debe considerar qué posible efecto tiene”, dijo una autoridad europea.