Se espera que los parlamentarios republicanos aprueben una legislación simbólica hoy que reduciría el déficit y limitaría el gasto federal, pero la iniciativa no tiene el apoyo demócrata en el Senado, llevando a Estados Unidos a un día más cerca de un posible default de su deuda sin un plan de los parlamentarios para aumentar la autoridad de endeudamiento del país.
La Casa Blanca y el Congreso han establecido como fecha tentativa este viernes para alcanzar un acuerdo básico que incrementaría el techo de deuda y reduciría los déficit, de cara al plazo legal del 2 de agosto, después del cual el Tesoro ha advertido que el país puede caer en default.
Incluso si los líderes del Congreso y la Casa Blanca son capaces de alcanzar un acuerdo en los próximos días, las matemáticas son intrincadas en lo que se refiere a aprobar el acuerdo, que requeriría 218 votos en la Cámara de Representantes y 60 en el Senado, si algunos parlamentarios intentan bloquear el acuerdo.
Aún es desconocido cuántos representantes republicanos podrían votar en contra de cualquier aumento en el techo de deuda, pero podría haber decenas que se opongan. Eso, a su vez, requeriría que más demócratas voten a favor de la iniciativa, pero es poco probable que apoyen un acuerdo que no incluya un incremento en los impuestos a los más ricos.
“Todavía existe mucha complacencia y muy poca apreciación por la política del voto sobre el techo de la deuda”, aseguró Chris Krueger, analista de MF Global.
Iniciativas paralelas
La mayoría de quienes operan en Washington coinciden en que la “gran negociación” que continúa siendo impulsada por el presidente Barack Obama, que reduciría los déficit en US$ 4 billones (millones de millones) a través de una combinación de recortes a la salud y otros programas, con mayores impuestos a los ricos, ya no es realista.
Un complicado plan elaborado por Mitch McConnell, el líder de los republicanos en el Senado, ha emergido como una de las soluciones más probables para aumentar el techo de deuda federal, pero es poco probable que disipe las preocupaciones de las agencias de calificación. Los conservadores en ambas cámaras del Congreso se han comprometido a votar en contra de esta iniciativa.
Pese a que los detalles aún son superficiales, es probable que el plan incluya entre US$ 1.000 millones y
US$ 1.500 millones en recortes en el gasto discrecional, sin incluir cambios en programas como Medicare o la Seguridad Social, y le entregaría a Obama la flexibilidad para buscar tres aumentos en el límite de deuda.
Según Krueger, los recortes de gasto específicos serían acordados por un comité bipartidista en el Congreso.
Otro plan que está sumando apoyo aumentaría el techo de la deuda y reduciría
US$ 2,4 billones en déficits en diez años, incluyendo recortes en el gasto discrecional, Medicare y Medicaid.
Si se aprueba, el plan resolvería la necesidad de un aumento inmediato en el techo de deuda hasta después de las elecciones presidenciales de 2012.