El mundo mira a Benedicto XVI en su primera audiencia tras anuncio de renuncia
El pontífice también tiene previsto presidir los ritos del Miércoles de Ceniza en la Basílica de San Pedro, donde se espera una masiva concurrencia de fieles.
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Un día después de que Benedicto XVI anunciara que dejará de ser Papa el 28 de febrero, la normalidad fue la nota predominante en el Vaticano, cuyo portavoz, Federico Lombardi, confirmó precisó que el pontífice “lo será hasta ese día” y que mantiene su agenda, que incluye una audiencia con el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, este sábado, y otra con el presidente de Rumania.
Todas las miradas están puestas en la audiencia pública que celebrará hoy a las 10.30 hora de Italia (6.30 en Chile) en el Aula Pablo VI del Vaticano, que será la primera ocasión en la que aparece en público tras el anuncio de la renuncia.
Benedicto XVI también tiene previsto presidir los ritos del Miércoles de Ceniza -procesión penitencial, Santa Misa, bendición e imposición de las cenizas-, que abren el tiempo de Cuaresma, en la Basílica de San Pedro del Vaticano para que puedan asistir más fieles.
El pontífice se retirará el domingo en ejercicios espirituales hasta el sábado 23, como tenía previsto, y el 27 de febrero celebrará la que será la última audiencia pública del Pontificado.
Lombardi dijo que se celebrará en la plaza de San Pedro para permitir que los fieles que lo deseen puedan asistir a la misma y despedir al Papa.
Respecto de la decisión de Benedicto XVI de hacer firme la renuncia a las 20 horas del 28 de febrero, Lombardi explicó que no existe ningún motivo “jurídico” y que simplemente se debe a que esa es la hora en la que normalmente deja de trabajar todos los días el Pontífice.
En Castel Gandolfo
Una vez que abandone el papado, Joseph Ratzinger se trasladará a la residencia de Castel Gandolfo hasta que estén acabadas las obras de reforma del convento de monjas de clausura existente dentro del Vaticano en el que se alojará. Lombardi precisó que el Papa vivirá allí, pero no con las religiosas.
Peguntado sobre el Anillo del Pescador, que simboliza el poder pontificio y que lleva el Papa, Lombardi dijo que será destruido probablemente tras el 28 de febrero.
El anillo se destruye cuando muere el Pontífice, pero en esta ocasión, señaló Lombardi, la situación es diferente, “inédita”, ya que el Papa sigue vivo, por lo que expertos vaticanos están estudiando la normativa Lombardi subrayó, no obstante, que los objetos relacionados directamente con el ministerio petrino “tienen que ser destruidos”.
Hasta ahora, tras la muerte de un Papa, el cardenal camarlengo, que gestiona la Iglesia durante el interregno entre un Pontífice y el sucesor, es el encargado de verificar la muerte y de retirarle del dedo el “Anillo del Pescador”, la señal de que el reinado ha concluido. El anillo es inmediatamente machacado para evitar cualquier eventual falsificación de documentos pontificios.
Por otra parte, la prevista encíclica de Benedicto XVI sobre la fe, que sería la cuarta de su pontificado, no se publicará, ya que el texto no está concluido, afirmó Lombardi.
Mientras llega el día de la renuncia, el Vaticano vivió ayer una jornada de completa normalidad y si no fuera por la presencia de numerosos periodistas y cámaras de televisión, nada haría pensar que el lunes, sorpresivamente, el papa Benedicto XVI anunció su renuncia al papado casi ocho años después de ser elegido.
La plaza de San Pedro del Vaticano estaba, como todos los días, llena de turistas y fieles, que hacen largas filas para entrar en la basílica, unas que llegan incluso a dar la vuelta a la Columnata de Bernini. (Efe)
Un sorpresivo alejamiento que no dejó indiferente a nadie en las calles de Roma
La renuncia del Papa no ha dejado indiferente a nadie. Tras la sorpresa inicial por la noticia del lunes, el anuncio siguió centrando ayer las conversaciones en las calles de Roma, como muchas ciudades del mundo.
Desde el Lungotevere, Plaza Navona, Campo di Fiori o Plaza Farnese los romanos y turistas leen los periódicos con grandes portadas sobre la renuncia del Papa el próximo 28 de febrero en las terrazas en un día soleado.
Muchos romanos debatieron las diferencias entre el final del pontificado de Juan Pablo II y el de Benedicto XVI.
"Cuando un Papa alcanza la clara conciencia de que ya no es física, mental y espiritualmente capaz de llevar a cabo su encargo, entonces tiene en algunas circunstancias el derecho, y hasta el deber, de dimitir", aseguró el propio Benedicto XVI en 2010 al periodista alemán Peter Seewald, recordó el ejecutivo católico Simone Spelluci, de 53 años. Junto con Juan Pablo II, "han sido dos papas formidables, dos estilos diferentes, dos finales también diversos e igualmente ejemplares, por ello no se pueden comparar", opinó Spelucci en un café del Corso Vittorio Emanuele.
El portero de un palacio en la Plaza Farnese, Ernesto Calcagni, de 54 años, dice que consideraba a Benedicto XVI como "distante", pero que tras la sorpresa del anuncio de la renuncia del lunes y una propia reflexión "he vuelto a creer en este Papa porque su gesto ha sido muy fuerte, de mucho coraje".
Y antes de regresar a su portería, afirmó: "Creo que Italia ha sido fuertemente afectada por su renuncia como el rayo que hizo blanco ayer (lunes) en la cúpula de San Pedro".
Claudia Russo, de 58 años, consideró que el Papa "ha sido un intelectual en la sede de Pedro, un hombre verdadero. Ha sabido afrontar momentos muy complicados para la Iglesia; los ha afrontado con realismo y justicia; y con humildad pidió perdón".
"Ante una sociedad sin valores ni rumbo denunció el relativismo, nos describió a un Dios que es amor y esperanza y defendió la vida desde su concepción hasta su final", apuntó Russo. "Ha entrado a formar parte de la gran historia de la Iglesia y del mundo". (Con información de Efe)