La inflación de la Eurozona se modera mientras se acalora el debate sobre las tasas en el BCE
El Índice de Precios al Consumidor de enero se situó en el 8,5%, por debajo de las estimaciones de los economistas, que preveían una desaceleración hasta el 8,9%.
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La inflación de la zona euro se ralentizó en enero más de lo previsto, lo que sugiere un debate más acalorado en el Banco Central Europeo sobre cuánto deben subir aún los tipos de interés. Eurostat informó el miércoles de que el dato del primer mes del 2023 se situó en el 8,5%, por debajo de las estimaciones de los economistas, que preveían una desaceleración hasta el 8,9%.
El tercer retroceso mensual se debió a la energía. Pero el indicador de la inflación subyacente, que excluye los elementos volátiles como la energía, se mantuvo en un máximo histórico del 5,2%.
Los datos pueden animar a los funcionarios más pesimistas del Banco Central Europeo (BCE), que están empezando a presionar para que se reduzca el ritmo de subidas de tipos tras la ampliamente esperada subida de medio punto del jueves.
Pueden recurrir a la caída de los precios del gas natural en medio de un invierno suave, así como a las expectativas de una reducción similar por parte de la Reserva Federal y una pausa en el ciclo de endurecimiento monetario del Banco de Canadá.
Pero sus colegas más belicistas se inquietan por el aumento de los salarios y se han centrado en la inflación subyacente. Su Presidenta, Christine Lagarde, advirtió en diciembre de que hay "buenas razones para creer" que las cifras de inflación de los dos primeros meses de 2023 podrían ser más altas.
Un contexto económico más halagüeño podría reforzar las presiones sobre los precios. Los datos de esta semana sugieren que la economía de la eurozona esquivará la recesión, mientras que la industria manufacturera se recupera y el desempleo se mantuvo en mínimos históricos en diciembre.
La incertidumbre sobre la inflación ya era elevada debido a los ajustes anuales en la forma de calcular los cambios, así como a los cambios en la forma en que algunos gobiernos protegen a los hogares y las empresas de la escalada de los costes energéticos que siguió a la invasión rusa de Ucrania.
El panorama se ensombreció aún más cuando los estadísticos alemanes dijeron que, por problemas técnicos, no podían facilitar las cifras de enero esta semana, como estaba previsto. Eurostat, en su lugar, ha hecho su propia estimación para la mayor economía de Europa.
Los datos agregados sugieren que Eurostat ha incluido una fuerte desaceleración alemana, mientras que los analistas -encuestados antes de que se anunciara el aplazamiento- preveían un repunte. Alemania comunicará sus cifras la semana que viene. El dato final de inflación de Eurostat se publicará el 23 de febrero.
Los resultados de lo que ya es el endurecimiento más agresivo de la historia del BCE no serán visibles hasta la segunda mitad del año. Esta semana, la atención se centrará en Lagarde y en lo que ella cree que ocurrirá en la reunión de marzo y después.
Según una encuesta realizada por Bloomberg entre economistas, el tipo de depósito se situará en el 3,25%, frente al 2% actual.
Lagarde declaró el mes pasado en el Foro Económico Mundial de Davos que las autoridades "mantendrán el rumbo para garantizar el retorno oportuno de la inflación a nuestro objetivo" del 2%.