Dos ex gestores de fondos de inversión
de alto riesgo ("hedge funds") de Bear Stearns que quebraron en
junio de 2007 fueron arrestados hoy en Nueva York en el marco una
investigación federal sobre la crisis de las hipotecas de alto
riesgo, informó la Radio Pública Nacional (NPR) de Estados Unidos.
Matthew Tannin y Ralph Cioffi son los primeros altos ejecutivos
de Wall Street imputados por fraude en una investigación federal
sobre la crisis crediticia, y habrían causado pérdidas por más de
1.000 millones de dólares.
La fiscalía sostiene que Tannin, de 49 años, y Cioffi, de 52,
aseguraron a los inversores que los dos fondos de inversión de alto
riesgo estaban en buen estado, cuando días antes en privado estaban
preocupados sobre su futuro.
El diario The Wall Street Journal publica hoy que para
demostrarlo la fiscalía está concentrándose en los correos
electrónicos que intercambiaron ambos.
Tannin presuntamente envió un mensaje electrónico desde su cuenta
personal a Cioffi en el que le advertía de que el mercado en el que
habían invertido estaba "acabado", al tiempo que sugería la
posibilidad de cerrar los fondos de inversión de alto riesgo.
Cuatro días después, los dos detenidos dijeron a los inversores
que los fondos de inversión de alto riesgo estaban en buena forma.
La abogada de Tannin, Susan Brune, aseguró a la prensa
estadounidense que su cliente "es inocente" y que se ha convertido
en "un chivo expiatorio" de la crisis crediticia.
La quiebra de Bear Stearns
En junio del año pasado, dos de los fondos de inversión de alto
riesgo de Bear Stearns quebraron debido a la pérdida de valor de sus
activos vinculados a hipotecas de alto riesgo (subprime).
La quiebra de estos fondos de inversión costó a los inversionistas
US$1.600 millones y planteó cuestiones sobre los controles
de riesgo del banco de inversión.
Desde entonces se desató una crisis de liquidez por la
multiplicación de complejos instrumentos financieros vinculados a
ese tipo de deuda, que se extendió al mercado crediticio
internacional.
Los problemas de Bear Stearns, que antes de su hundimiento era el
quinto banco de inversión de Estados Unidos, comenzaron precisamente
con la quiebra de esos dos "hedge funds" en junio de 2007.
El pasado 14 de marzo, Bear Stearns reconoció que su liquidez se
había deteriorado de forma significativa debido, en buena parte, a
los rumores que circulaban en Wall Street sobre la salud de los
activos del banco de inversión, lo que provocó una fuerte caída de
sus acciones en Bolsa.
JP Morgan Chase y la Reserva Federal de Estados Unidos anunciaron
ese mismo día que financiarían a Bear Stearns para ayudarlo a
superar sus problemas de liquidez.
Dos días después el primero lanzó una oferta de compra de US$2 por acción, un precio irrisorio que provocó indignación
entre los accionistas de Bear Stearns.
El 24 de marzo, JP Morgan Chase quintuplicó su oferta inicial al
elevarla a diez dólares, en un intento de calmar a los accionistas
del castigado banco de inversiones.
El pasado 29 de mayo, los accionistas de Bear Stearns aprobaron
en un junta extraordinaria su venta al JP Morgan Chase.