Los productores rurales de Argentina
resolvieron hoy extender hasta el próximo miércoles sus protestas en
contra de los impuestos a las exportaciones de granos dispuestos por
el Gobierno de Cristina Fernández, de quien esperan una "señal" para
retomar las negociaciones.
Los dirigentes de la Federación Agraria Argentina (FAA), la
Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), las
Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y la Sociedad Rural
Argentina (SRA) enviaron una nota a la jefa de Estado en la que le
solicitan una "urgente audiencia" con miras a reiniciar el diálogo.
Las asociaciones, que reúnen a unos 290.000 productores
agropecuarios, aseguraron en una rueda de prensa que harán sus
"máximos esfuerzos" para allanar el camino de conversación con el
Gobierno, con el que esperan "discutir soluciones concretas" para el
sector.
Mientras esperan esas "señales", los agricultores no
comercializarán granos con destino a la exportación, tal como lo
vienen haciendo desde hace una semana.
Los dirigentes rurales dijeron que las manifestaciones a la vera
de las carreteras continuarán, aunque sin bloqueos, y aseguraron el
abastecimiento de carnes, lácteos y otros alimentos perecederos.
Además, convocaron para el próximo 25 de mayo a un acto "por la
recuperación de un país federal" en la ciudad de Rosario (350
kilómetros al noroeste de Buenos Aires).
Iniciarán, igualmente, una campaña para recolectar un millón de
firmas para que el Parlamento argentino recupere las facultades
delegadas en el Ejecutivo en materia de fijación de tributos.
El conflicto estalló el 11 de marzo, cuando el Gobierno impuso un
nuevo esquema de impuestos a las exportaciones de granos, aunque el
campo ya había manifestado antes su descontento por las
restricciones a las ventas externas de carnes y trigo y la falta de
una política oficial integral para el sector.
Los productores agropecuarios llevaron a cabo durante tres
semanas una huelga comercial y bloqueos en las carreteras, lo que
causó desabastecimiento y encarecimiento de los alimentos.
Tras una tregua de cinco semanas con negociaciones infructuosas,
el pasado 7 de mayo las entidades agrarias resolvieron no
comercializar hasta hoy granos destinados a la exportación, medida
que ahora se extiende por otros seis días.
Los productores retienen unos 44 millones de toneladas de granos,
que representan el 45 por ciento de la cosecha total del país y
valen entre 12.000 y 14.900 millones de dólares, según cálculos de
la prensa económica.
En esta última semana, los productores rurales regresaron a las
rutas para manifestar su "bronca" contra el Gobierno, aunque sin
retomar los bloqueos, al tiempo que llevaron sus reclamos al
Parlamento e intensificaron sus contactos con alcaldes y
gobernadores de provincia para sumar nuevos actores a la discusión.
Hoy fue el turno de Hermes Binner, gobernador de Santa Fe
(centro, una de las principales provincias productoras de
alimentos), quien abogó para que las partes "recuperen el diálogo y
la confianza para salir del conflicto lo antes posible".
Binner destacó un discurso que pronunció este miércoles la
presidenta argentina, quien se alejó del tono duro que ha adoptado
en los momentos más álgidos del conflicto con el campo y esta vez
optó por llamar al diálogo.
Las palabras de Fernández también calaron en los dirigentes de
movimientos de izquierda afines al Gobierno que amenazaban con
acampar en las carreteras para "defender" los impuestos a las
exportaciones de granos, pero que hoy resolvieron esperar hasta el
próximo sábado para ver si los agricultores deponían sus protestas.
Los agricultores también se hicieron eco de las palabras de la
mandataria y, aunque valoraron el tono conciliador, las consideraron
insuficientes, pues no constituyen soluciones "efectivas" para el
sector rural.
"Hay un mensaje de la presidenta llamando a la concertación, pero
también es verdad que las soluciones no están y por eso le pedimos
ir a discutirlas", declaró el titular de la FAA, Eduardo Buzzi.
Esas demandas "concretas" no solo incluyen los nuevos tributos a
las exportaciones de trigo, soja, girasol y maíz -que los
agricultores tachan de "confiscatorios"-, sino que alcanzan a la
falta de normalización para las colocaciones de trigo y carnes de
vacuno y los problemas de rentabilidad para la producción láctea.
Argentina es el primer exportador mundial de girasol, el segundo
de maíz, el tercero de soja y el cuarto de trigo, y ocupa también
puestos de relevancia en el comercio global de derivados (aceites y
harinas) de estos granos.