El crecimiento de China se estabilizará en 7,5% este año, pese a que la economía aún enfrenta presiones a la baja, porque “el gobierno tiene flexibilidad y el banco central también. Además, en el sistema chino, la oficina de estadísticas a veces ha manipulado un poco la cifra, así es que, al final de cuentas, no hay dudas de que el crecimiento alcanzará la meta oficial”, aseguró a DF el economista de la Peking University, Yiping Huang.
De visita en Chile para participar mañana en el “XII Seminario Internacional de Inversiones: Todo concluye, nada perece”, de Moneda Asset Management, Yiping, ex economista jefe para Asia de Barclays y Citigroup, afirmó que “China está en un punto de inflexión histórico”.
“El crecimiento ha sido muy sólido, pero muy dependiente de las ventajas del bajo costo, las exportaciones de manufacturas y la inversión. Todo esto cambiará”, aseguró. “La tasa de inversión y la participación de las exportaciones en el PIB ya están cayendo. El consumo se está volviendo más importante, lo que tendrá impacto en la estructura global, incluyendo el mercado de commodities. La demanda por commodities seguirá desacelerándose, pero será algo positivo para China porque un crecimiento más equilibrado, de mejor calidad, significa que puede ser más sostenido”, afirmó.
- ¿Qué otras medidas de mini estímulo podría aplicar el gobierno?
- Medidas fiscales y posiblemente monetarias. Por ejemplo, el gobierno podría gastar más dinero en proyectos medioambientales, o en la construcción de plantas energéticas, porque esa es un área donde habrá escasez, e invertir más en infraestructura urbana. También habrá más demanda por inversión en educación, salud y cuidado de los ancianos. En el frente fiscal, el gobierno puede gastar más dinero si cree que es necesario. Al mismo tiempo, hay una creciente discusión sobre si la política monetaria debe ser más relajada. Hasta ahora, el banco central ha tomado acciones como reducir el ratio de requerimiento de reserva de algunos bancos y entregar más liquidez. El crédito de los bancos está subiendo, la tasa de interés está bajando. Mi visión es que la política monetaria ya está teniendo efecto, pero no se han tomado grandes acciones, como reducir la tasa de interés.
- ¿Han tenido impacto estas medidas hasta ahora?
- Sí, especialmente las medidas fiscales. La inversión en propiedades y manufacturas se ha desacelerado, pero el gasto en infraestructura está repuntando, lo que es resultado de las políticas del gobierno.
- Un informe de la semana pasada mostró que la deuda subió a 250% del PIB.
- Esa es la cifra total de endeudamiento como porcentaje del PIB. La deuda pública del gobierno central es sólo 50% del PIB, eso no es muy bajo, pero en comparación con la mayoría de los países es bajo.
- ¿Es sostenible un crecimiento de 7,5%?
- Es un poco alto en este momento. El gobierno ha aplicado lo que acuñé como Liconomics: tolerar un crecimiento ligeramente menor y enfocarse más en las reformas. El gobierno mantiene ese discurso, pero está mucho más preocupado: cuando la expansión se desaceleró a 7,4% en el primer trimestre, el gobierno entró en pánico. El gobierno además ha adoptado un nuevo marco económico: un rango meta para el crecimiento, que será definido en su techo por la inflación, y en su piso por el desempleo.
Estas dos cifras deberían dar un rango de qué crecimiento es tolerable. Otra innovación es la flexibilización dirigida (o mini estímulo), que se enfoca en áreas específicas, lo que es bueno, porque aborda los problemas que enfrenta la economía: el primero es cíclico, la economía global se está recuperando muy lentamente de la recesión y eso se combina con los efectos de la política de estímulo aplicada en 2008, como la burbuja inmobiliaria y la sobrecapacidad; el segundo es el modelo de crecimiento, que creó problemas medioambientales y de desigualdad de ingresos; y el tercero es la trampa del ingreso medio.
- ¿Son esas también las principales preocupaciones del gobierno?
- Son tres: el desempleo, lo que es razonable, pero en esta etapa no es el problema, sino la escasez de mano de obra. El segundo es una crisis financiera, y ese es un riesgo real. El tercero es la confianza de los inversionistas. La mayoría aceptaría un crecimiento menor para impulsar las reformas, porque la expansión será mayor a futuro. China puede mantener lo que las autoridades llaman “mediano a rápido crecimiento económico”, pero deberíamos alcanzarlo a través de reformas estructurales y no aumentando el estímulo.