Rusia enfrenta polémicas elecciones parlamentarias con el Kremlin interviniendo en las encuestas
Putin no quiere que se repitan las protestas de los últimos comicios y reformó el proceso para darle una apariencia más democrática.
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El gobierno ruso ha arremetido con fuerza para intervenir en las elecciones parlamentarias que se realizarán el domingo: tras reformar el proceso electoral, la semana pasada apuntó sus dardos al Centro Levada, la única encuestadora independiente del país, en una señal del creciente nerviosismo del Kremlin por los resultados.
El gobierno reformó la forma en que se realizará la elección para hacerla parecer más transparente y legítima, pero al mismo tiempo cementar el status quo. Las denuncias de fraude electoral y otras irregularidades en las elecciones a la Duma en diciembre de 2011 provocaron protestas masivas en Moscú, lo que el presidente Vladimir Putin no quiere que se repita.
En el pasado, los escaños se distribuían sólo a listas de partidos nacionales de acuerdo a los votos que obtenían. Ahora, los votantes pueden escoger a algunos diputados de forma directa: el candidato que obtiene la mayor cantidad de votos en un distrito determinado lo gana.
El Kremlin también reemplazó al cuestionado ex presidente de la Comisión de Elección Central con Ella Pamfilova, la comisionada de derechos humanos de Rusia. Su misión es restaurar la credibilidad de la campaña, la votación y el conteo.
Moscú también permitió que el defensor de los derechos de las pequeñas y medianas empresas, Boris Titov, creara un nuevo partido pro empresas, cuyo rol es atraer votos de los defensores de la reforma económica que podrían apoyar a los críticos de Putin.
Por último, el gobierno adelantó las elecciones, desde diciembre, con la esperanza de que los votantes pasen los últimos días del verano en sus “dachas”(casas de campo) en lugar de los centros de votación.
Mayor represión
Pero los cambios han ido acompañados de una creciente presión sobre las figuras de la oposición –encarcelando a muchos de ellos– y sobre grupos no gubernamentales. El Ministerio de Justicia informó hace unos días que listó al Centro Levada como “agente externo”, una clasificación que entrega a las autoridades mano libre para hostigar a grupos independientes e interrumpir su trabajo.
La acción se produjo cuatro días después de que Levada informara que el apoyo al partido Rusia Unida, de Putin, estaba cayendo bruscamente. En su encuesta de agosto, el porcentaje de quienes respondieron que apoyaban a Rusia Unida bajó a un 31%, desde un 39% el mes anterior. Entre quienes tenían la intención de votar, el respaldo descendió de 57% a 51%.
“Los votantes no vinculan estas elecciones con la esperanza de un cambio”, dijo Andrei Kolesnikov, analista del Carnegie Moscow Centre, a FT. “El problema básico del sistema político de Rusia ahora es que se ha vuelto imposible cambiar el poder en Rusia a través de elecciones”.