El precio global de los alimentos bajó a un mínimo en cuatro años, sumándose a la caída en la cotización del petróleo, que se ubica en mínimos desde 2009. Estos descensos podrían entregar un impulso importante al consumo, pero también hacen crecer las presiones deflacionarias en países con baja inflación.
El índice de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que mide el costo de 73 alimentos en todo el mundo bajó 1,7% a 188,6 puntos en diciembre, respecto del mes anterior, su menor lectura desde agosto de 2010. El indicador promedió 202,1 puntos el año pasado, su menor nivel en cuatro años, arrastrado por la caída en los precios de los granos, productos lácteos y aceites vegetales.
La apreciación del dólar frente a otras monedas está reduciendo la demanda de los importadores por productos como la carne y los granos, informó la FAO en un comunicado. Al mismo tiempo, la caída en el precio del petróleo ha reducido la demanda por productos como azúcar y aceite de palma, que se utilizan en la producción de etanol y biocombustibles.
Con esto, 2014 se transformó en el tercer año consecutivo de caída en los precios de casi todos los grupos. La excepción fue la carne, que subió 9,9% el año pasado por la mayor demanda de Asia y una oferta más ajustada desde Estados Unidos.
Impulso al consumo
El economista senior de la FAO, Abdolreza Abbassian, explicó a DF que es difícil cuantificar el impacto que tendrá esta caída del precio de los alimentos en la inflación y si servirá como un impulso al crecimiento mundial.
El impacto "tiene mucho que ver con cuánto alimento importa un país desde los mercados internacionales. Estos precios (medidos en el índice) están en dólares, y el dólar se ha apreciado bastante frente a la mayoría de las divisas, buena parte de esta caída ha sido mitigada por el alza del dólar", explicó. Sin embargo, acotó que el menor valor de los alimentos sí "puede ser suficiente para estimular un mayor consumo".
En la jornada de ayer el crudo Brent se mantuvo estable, tras ubicarse por debajo de los US$ 50 el barril el martes, su menor nivel desde abril de 2009. En 2014 el valor del petróleo acumuló una caída de 48%, mientras que en lo que va de este año ya ha descendido más de 10%.
Estos dos factores están permitiendo que los hogares desembolsen menos dinero en sus gastos básicos y, por lo tanto, destinen más recursos al consumo. Según cálculos de Goldman Sachs, si el petróleo se mantiene en su precio actual, la economía estadounidense sumará 300 mil empleos más este año que si el precio se hubiera mantenido en los US$ 107 el barril de junio de 2014.
El banco espera que el fortalecimiento de las contrataciones se vea principalmente en las cadenas minoristas y concesionarias de autos, además de los sectores que se relacionan con el ocio: firmas navieras, restaurantes y hoteles.
Los menores precios también hacen que se mantenga bajo el rendimiento de los bonos del Tesoro, lo que reduce las tasas hipotecarias. "Estos menores costos son una reducción tributaria para todos, excepto los productores de energía", dijo Joseph LaVorgna, economista jefe para EEUU de Deutsche Bank. "Le da una aceleración al empleo".
Esa situación se podría replicar en los países que cuentan con un nivel de inflación medio, dando margen a los bancos centrales para mantener el estímulo a través de tasas de interés bajas.
La inflación de Tanzania, por ejemplo, bajó un punto porcentual en diciembre, a 4,8%, respecto del mes anterior, debido a la caída en el precio de los alimentos, informó ayer la oficina de estadísticas. En China, en tanto, la inflación se ubica en torno al 1,5%, su menor nivel desde 2010, gracias a la desaceleración en el alza de los alimentos. En países asiáticos como Malasia y Filipinas hay una creciente presión para que los productores traspasen la caída de precio de los alimentos a los consumidores.
Presiones deflacionarias
Sin embargo, la caída de los precios también tiene un efecto negativo, ya que coloca mayor presión sobre los países que están bordeando la deflación.
En diciembre, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de la zona euro descendió 0,2% anual, su primera lectura negativa en más de cinco años, por el retroceso del precio de los combustibles.
Ayer, BNP Paribas advirtió que la deflación podría incluso llegar a EEUU, con una inflación general negativa en los dos primeros trimestres del año.
"Bajo nuestro nuevo pronóstico, la tasa trimestral año sobre año de la inflación general podría caer por debajo de cero en el primer trimestre y el segundo (-0,3% y 0,4%, respectivamente)", escribió la analista Laura Rosner.
El impacto del precio de los alimentos y el crudo es evidente. La inflación central, que no incluye a estos dos categorías porque son más volátiles, se ubicaría en 1,8% y 1,7%, respectivamente, en los dos primeros trimestres, detalló Rosner.