La petrolera brasileña OGX, cabeza del holding del mediático empresario Eike Batista, prometía en 2007 convertirse en una de las mayores historias de éxito en la región.
Hoy, su sucesora, Petróleo e Gás Participações (OGP), está celebrando que se encuentra a punto de salir de la quiebra.
Durante una reunión en Río de Janeiro, 82% de los acreedores de la compañía presentes en la sala, aprobaron un plan de reestructuración de la deuda, indicó el director ejecutivo Paulo Narcelio. Ahora, la propuesta sólo debe ser ratificada por los tribunales de quiebra en Río y por los accionistas.
De ser así, la petrolera podrá emerger de la protección de acreedores, aunque sólo como una sombra del coloso que Batista alguna vez soñó.
Bajo el plan, OGP convertirá pasivos por US$ 5.800 millones en acciones, quedando liberada de sus deudas.
El esquema daría así al grupo de doce acreedores -encabezados por la firma de inversiones Pimco, que apoyaron a la empresa con financiamiento de emergencia-, al menos un 42% de participación en la petrolera reestructurada.
“Si el plan no hubiera sido aprobado la compañía podría haber sido liquidada, algo que no beneficiaba a los acreedores”, expresó Narcelio. “Vimos un cambio positivo en la actitud de una gran parte de los proveedores de la compañía, tanto en el pasado como en el presente, y de una significativa mayoría de los acreedores”.
La sucesora de OGX, que llegó a ubicar a Batista como el octavo hombre más rico del mundo, también obtendrá US$ 90 millones para financiar costos de operación una vez que el plan sea ratificado, comentó Narcelio. Nomura y Deusche Bank también fueron parte del grupo que prestó financiamiento a Batista a cambio de acciones.