El gobierno chino está buscando un delicado equilibrio entre estabilizar una economía que creció a tasas cercanas a 10% por más de una década y que da crecientes señales de desaceleración.
Por una parte, está tratando de reducir la dependencia de las exportaciones y las inversiones, al tiempo que desactiva una burbuja en el mercado del crédito. Por la otra, está aplicando medidas de apoyo focalizadas en sectores específicos para impedir que el PIB caiga muy por debajo de su meta para este año de 7,5%.
Y así lo ha repetido en diversas ocasiones. Pero las últimas declaraciones del primer ministro, Li Keqiang, de gira por Reino Unido, llamaron la atención por su tono especialmente enfático. “Puedo prometerles a todos, honesta y solemnemente, que no habrá un aterrizaje forzoso”, señaló ayer el premier durante un discurso en el centro financiero de Londres.
Li hizo estas declaraciones en la última jornada de una visita donde se han sellado acuerdos de inversión por US$ 23.760 millones y que fortaleció la opción de Inglaterra de convertirse en el centro dominante para el comercio occidental en yuanes fuera de China.
“Ha habido discusiones que sugieren que la economía china se está desacelerando, están preocupados de que China vaya derecho a un aterrizaje forzoso. Aquí seré franco y haré este punto algo muy solemne: esto no sucederá”, Li afirmó.
Crecimiento del yuan
Los comentarios de Li hicieron eco en el gobernador del Banco Popular de China, Zhou Xiaochuan. En un evento más tarde también en Londres, Zhou dijo estar tranquilo de que el crecimiento sostenido y la estabilidad financiera asegurarían la confianza del mercado en el yuan, la moneda china. El ministro de Hacienda inglés, George Osborne, comparó la importancia del crecimiento de la moneda de China con el surgimiento del dólar como la moneda de reserva mundial tras la Segunda Guerra Mundial.