Economía

Jaime Gazmuri: No se puede comparar a Bolsonaro con los líderes de derecha de América Latina”

El exembajador en Brasil advierte que “hay un fenómeno mundial de líderes carismáticos ultrarreaccionarios, que apelan a sentimientos muy básicos”.

Por: Claudia Rivas A. | Publicado: Viernes 12 de octubre de 2018 a las 04:00 hrs.
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Reconoce de entradita que no se esperaba la amplísima ventaja que le sacó el candidato de ultraderecha, Jair Bolsonaro, al delfín de Lula, Fernando Haddad, en las recientes elecciones presidenciales en Brasil.

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Pese a que ambos aspirantes se enfrentarán en las urnas nuevamente el próximo 28 de octubre, el exembajador de Chile en el vecino país, el también exsenador socialista Jaime Gazmuri, ve improbable que Haddad pueda remontar ese resultado. Esto, a pesar de que tuvo una buena votación, que le permite pasar a segunda vuelta “y una recuperación muy importante de la intención de voto de Lula -que llegó a marcar hasta 38%-, particularmente en el nordeste de Brasil”, que es el bastión de la izquierda y el PT.

En su conversación con DF Gazmuri -quien fuera uno de los impulsores de la carta suscrita por figuras chilenas en protesta por la situación judicial del expresidente Lula- explicita su preocupación por lo que pueda ocurrir con la elección del aspirante carioca, no sólo en Brasil sino en toda América Latina: “Bolsonaro es una amenaza para la democracia en Brasil y en América Latina”.

En todo caso aclara que Bolsonaro “no se puede comparar con los líderes de derecha de América Latina; hay una diferencia radical entre Bolsonaro y Macri, entre Bolsonaro y Piñera, y entre Bolsonaro y Duque, que son figuras con éxito electoral y representan fuerzas de derecha”.

- ¿Cómo definiría lo sucedido en la presidencial de Brasil?

- Lo que ocurrió es un sismo en la estructura política de Brasil de los últimos 30 años: el sistema de partidos, alianzas, liderazgos, que se construyó en Brasil con la constitución democrática, luego de la dictadura, es lo que ha sufrido un golpe demoledor.

- ¿Es un proceso que podría repetirse en otros países?

- Tengo la impresión de que este proceso, en el cuadro de América Latina, es peculiar. Lo que sí se da es el surgimiento sorpresivo de un liderazgo mesiánico, profundamente untraderechista. No se puede comparar a Bolsonaro con los líderes de derecha de América Latina; hay una diferencia radical entre Bolsonaro y Macri, entre Bolsonaro y Piñera, y entre Bolsonaro y Duque.

- ¿Es un fenómeno nuevo?

- Lo nuevo es este tipo de líder profundamente autoritario, que no tiene cultura ni valores democráticos, que desafía el sentido común y lo políticamente correcto que se venía desarrollando durante estos últimos años y que no teme hacer afirmaciones que antes estaban prohibidas o que lo convertían en un personaje marginal en la política brasileña.

- Pero no es un caso aislado…

- Sí es semejante a figuras similares que están surgiendo en todas partes. Hay un fenómeno mundial de estos líderes carismáticos ultrarreaccionarios, que apelan a sentimientos muy básicos.

- ¿De qué se hace cargo Bolsonaro, de un malestar generalizado?

- Creo que se hace cargo de una crisis muy profunda que se desató en un período muy corto de tiempo -desde 2014 hasta ahora- y que es múltiple: una crisis económica muy fuerte; de gobernabilidad y una crisis ética; y el tema de la corrupción que es sistémica, que desata el descrédito del sistema político. En situaciones de crisis, situaciones de frustración social, se crea el caldo de cultivo para estas soluciones autoritarias, simples, y Bolsonaro expresa este tipo de liderazgo que es muy peligroso. Bolsonaro es una amenaza para la democracia en Brasil y en América Latina.

- ¿Por qué para América Latina?

- Lo que ocurre en un país tan importante como Brasil, de una u otra manera tiene un cierto impacto, porque todos nos vemos afectados por tendencias globales. Hay un sustrato conservador en todas nuestras sociedades y también en la latinoamericana. Y un fenómeno nuevo es que este discurso tiene alta recepción en sectores evangélicos. Se están produciendo cambios culturales en una dimensión más bien conservadora y ese no es solo un fenómeno brasileño.

Mea culpa de la izquierda

- ¿Este fenómeno tendrá que ver con una decepción con la izquierda latinoamericana? ¿el sector tendrá que hacer un mea culpa?

-Evidente que hay una responsabilidad, pero yo hablaría de las izquierdas en América Latina. No es lo mismo para nada Lula que Chávez; no son lo mismo Michelle Bachelet y Ricardo Lagos que Ortega. No tengo duda de que la responsabilidad del PT en lo que está ocurriendo en Brasil es real y tiene que ver con los errores del gobierno de Dilma, que le tocó gobernar la crisis y no pudo. Y tiene que ver también con que el PT no fue capaz de enfrentar con decisión la corrupción sistémica que acompaña la política brasilera desde siempre.

- ¿Hay posibilidades de que, si gana, Bolsonaro pueda cumplir en su periodo con las propuestas que ha hecho o podrían quedar solo en expectativas?

- Es difícil hacer el pronóstico. La figura económica que no es de los economistas de primera línea en Brasil, pero tiene trayectoria académica y es un neoliberal muy ortodoxo, debiera ser su ministro. Su programa es más bien de schock fiscal con privatizaciones… A primera vista diría que una política de ese tipo no va a ser particularmente reactivadora, pero tampoco preveo una catástrofe económica.

- ¿Cómo va a ser el día después de los brasileños tras la segunda vuelta?

- Tengo la impresión que después de la elección va a venir un periodo de expectativa, de ver qué trae este señor entre manos, porque hay muchas interrogantes.

- Con este cambio político en Brasil, ¿cómo va a quedar en el panorama internacional?

- Con la crisis de 2014 y el cambio del gobierno de Dilma la presencia internacional de Brasil bajó mucho y tengo la impresión de que se va a mantener en un nivel bajo. Las reacciones que hay en Europa de preocupación son manifestación clara de eso, va a ser un Brasil que va a estar mirado con una lupa inquisidora por una parte del mundo. Para los países de América Latina eso es negativo, porque siempre es bueno tener un socio fuerte.

- ¿Y qué va a pasar en América Latina?

- Puede haber un debilitamiento de todas las tendencias integracionistas, es posible que tengamos un Brasil menos activo en la región. Podemos tener también un margen de diferencias en algunos aspectos de política internacional.

- ¿Qué país ocuparía el lugar de Brasil en el concierto latinoamericano?

- Ninguno. Desde el punto de vista político hay que ver qué pasa en América Latina con López Obrador, el mexicano. Pero México tiene una presencia mucho menor en América del Sur que Brasil, aunque puede tener influencia positiva y contrarrestar de alguna manera lo de Brasil.

- ¿Y las relaciones entre Brasil y Chile cómo quedan?

- Ahí sería más cauto, porque hay una incógnita sobre qué política internacional va a aplicar Bolsonaro. Bolsonaro es una incógnita internacional, porque sus opiniones van muy a contrapelo de lo que ha sido la política histórica internacional de Brasil.

- Dicen que el problema de Haddad es que no captó la votación de Lula, ¿es posible que en segunda vuelta se revirtieran las cifras?

- Hay un margen muy estrecho, porque lo que tendría que ocurrir es que una parte del voto Bolsonaro se quedara en la casa o cambiara de opinión y eso es improbable.

- ¿Hay algo diferente entre la primera y segunda vuelta?

- El elemento nuevo será si tiene o no algún impacto la confrontación directa entre Haddad y Bolsonaro. Bolsonaro evitó en general los debates. Su campaña fue básicamente con el tradicional recorrido del candidato y mucha utilización de redes sociales. Por lo tanto, no ha estado expuesto a la confrontación directa con su adversario y en la tradición brasilera hay tres o cuatro foros en segunda vuelta.

Reacciones en Chile

- ¿En las próximas elecciones de Chile se podría producir un fenómeno similar?, pienso en un José Antonio Kast.

- Estamos viviendo cambios muy profundos y en Chile claramente hay expresiones de esta tendencia. No es una casualidad que José Antonio Kast diga que va a ir a acompañar la campaña de Bolsonaro.

- ¿Le preocupan los dichos del presidente Piñera que valoró la línea económica de Bolsonaro?

- Resulta que en Europa una de las preocupaciones de todos los sectores democráticos es el surgimiento de esta ultraderecha autoritaria, que pone en peligro la Unión Europea. Entonces, esta distinción entre política y economía es el mismo argumento que tuvo la derecha para justificar la dictadura. O sea hasta nuestro presidente no es inmune al contagio, felizmente rectificó.

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"Me tocó reponer una agenda bien activa e intentaría mantenerla"

- ¿Qué está pendiente en materia bilateral?
- Hay una agenda de asuntos que vienen dados por la historia y que desarrollamos mucho durante el gobierno de la presidenta Bachelet. Me tocó reponer una agenda bien activa y yo, desde el punto de vista de Chile, intentaría mantener esa agenda.
- ¿Cuáles son los elementos centrales de esa agenda?
- Hay un tema muy importante que tiene que ver con comercio e inversión; porque, desde el punto de vista del comercio, Brasil es nuestro principal socio comercial en América Latina y eso requiere una permanente atención; hay una fuerte corriente de inversión chilena en Brasil –la mitad de la inversión chilena en el extranjero es en Brasil- y estábamos intentando desarrollar estímulos para el proceso inverso, atraer inversión desde Brasil a Chile. También hay una creciente ola de turismo entre Brasil y Chile que ha ido aumentando mucho en los últimos años. Otro tema fundamental, que espero que se mantenga, es aprovechar nuestra condición de país con salida al Océano Pacífico para intentar ser el puente hacia y entre las fuertes economías de América que están en el Atlántico. Allí, durante la gestión anterior de la presidenta Bachelet -muy impulsado desde la embajada-, hay un proyecto del primer corredor bioceánico que une el centro oeste brasilero, el Chaco paraguayo y el norte argentino, que debieran llegar a los puertos de Antofagasta e Iquique en nuestro país. Ese es un proyecto que ha sido aprobado por los gobiernos y tiene gran importancia para potenciar nuestro desarrollo portuario al norte del país.
También hay un potencial en el área de la colaboración científico-tecnológica, ya que Brasil tiene algunas muy desarrolladas; y una política de ciencia y tecnología muy activa. Hay un campo muy importante de colaboración en los temas antárticos; una relación fuerte de colaboración en materia de defensa y seguridad y deberíamos ser muy activos en los temas de intercambio cultural. Tenemos un convenio en el área cinematográfica, por ejemplo.

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