Grecia reconoce que el rescate es vinculante y el Eurogrupo decide hoy su futuro financiero
Atenas se compromete a concluir el programa y a aceptar la revisión de la troika. Además, quiere que el BCE vuelva a aceptar sus bonos como colateral.
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El Eurogrupo define hoy el futuro económico de Grecia. A una semana del vencimiento del segundo rescate, el gobierno liderado por Alexis Tsipras, presentó ayer su solicitud para extender la ayuda financiera que recibe de los socios europeos durante los próximos seis meses, con la promesa de cumplir con el pago de todas sus deudas y de no tomar acciones unilaterales que puedan socavar las metas fiscales acordadas.
La reunión del grupo de ministros de la zona euro no estará exenta de la tensión que ha marcado las conversaciones de las últimas semanas.
Minutos después de que la Comisión Europea informara la recepción de la solicitud de ampliación del rescate, el gobierno griego se apresuró a aclarar que lo que se pide es una extensión del apoyo financiero durante seis meses, respetando el compromiso del gobierno electo con el pueblo griego.
Desde Alemania, la respuesta sigue siendo inflexible: "la carta de Atenas no cumple los criterios acordados en el Eurogrupo el lunes", aseguró el portavoz del ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble.
La propuesta, según Reuters, está sustancialmente en línea con la postura establecida por los ministros de Finanzas de la zona euro en las negociaciones anteriores. Pero en Alemania definieron el documento como un "caballo de Troya" diseñado para obtener una "financimiento puente" mientras el gobierno heleno escapa del cumplimiento de las obligaciones establecidas por el programa.
Desde el gabinete de la canciller Angela Merkel, en cambio, llegan vientos más favorables para Grecia. El vicecanciller Sigmar Gabriel dio la bienvenida a la petición del gobierno de Tsipras, por considerarlo "un progreso hacia el acuerdo". Avisó, sin embargo, "que no se apresurarán a aceptarlo, pero nos hemos comprometido a dialogar".
El grupo de Tsipras tampoco cede en su tira y afloja con Alemania. La reunión de hoy sólo tiene dos salidas: "aceptar o rechazar la propuesta". El mercado europeo, que confía en el acuerdo desde hace días, no ha tardado en reflejar el positivismo de la petición de Grecia con la caída de la prima de riesgo y el impulso del euro hasta 1,145 dólares, aunque luego retrocedió ante la rígida postura de Alemania a 1,135 dólares.
Las concesiones de Grecia
La carta enviada por el ministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis al Eurogrupo, el gobierno se compromete a trabajar para "el exitoso término y revisión" del programa de rescate.
Evitando utilizar los términos "troika" y "rescate", el documento reconoce como vinculante el contenido y procedimientos del Acuerdo Marco de Ayuda Financiera (MFA, sigla en inglés para el programa), y expone que el propósito de extenderlo seis meses es, entre otras cosas, "garantizar, trabajando de cerca con los socios internacionales y europeos, que cualquier nueva medida sea financiada por completo, evitando tomar acciones unilaterales que puedan socavar las metas fiscales, la recuperación económica y la estabilidad financiera".
El gobierno heleno acepta, además, la "supervisión" por parte del Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea, el trío de instituciones que conforma la troika, aunque los expertos apuntan a que operarán por separado.
Varoufakis también quiere que el BCE reintroduzca la exención para la elegibilidad de la deuda griega como colateral en las operaciones de refinanciamiento como resultado de la extensión del programa de ayuda. Esto flexibilizaría las restricciones financieras del país que han ayudado a que Tsipras ceda terreno en las negociaciones. El BCE, sin embargo, después de la pequeña bolsa de oxígeno que le dio a Grecia ampliando las líneas de liquidez de emergencia, preferirá por ahora incrementar la presión sobre el líder griego, recogió Bloomberg. El brazo supervisor de la entidad pedirá a los bancos griegos reducir el monto de deuda pública que tengan si las conversaciones de hoy fracasan.
La compra de deuda del BCE no fue unánime
El Banco Central Europeo finalmente salió de las sombras, revelando detalles de las conversaciones que le llevaron a tan esperado y polémico programa de alivio cuantitativo (QE, su sigla en inglés) para la eurozona.
Después de más de una década de silencio sobre las deliberaciones de sus responsables políticos, el BCE se unió ayer al resto de los principales bancos centrales del mundo con la publicación de las minutas de la reunión del 22 de enero del consejo de gobierno. El control sobre las tasas de interés y la presión pública por una mayor responsabilidad tras la crisis financiera han obligado a los reguladores, tradicionalmente reservados, a abrirse.
Las actas mostraron que una "gran mayoría" de los miembros vieron el QE como la única manera de combatir la creciente amenaza de una espiral deflacionaria descendiente en el área de la moneda única.
Si bien todos los miembros del BCE coincidieron en que la compra de deuda a gran escala, incluida la soberana, era uno de los instrumentos de política monetaria disponibles, para algunos sólo debía hacerse en "situaciones de contingencia", es decir, ante un "escenario extremadamente adverso".
Por ese motivo, algunos miembros del consejo de gobierno se mostraron "a favor de mantener la postura de esperar y ver" en la primera reunión del año del BCE.