Mujeres jóvenes en la gestión de inversiones: el rol del Instituto CFA
El programa de estudios que certifica a analistas financieros ha puesto en marcha varias iniciativas para impulsar la representación femenina en el mundo de la inversión.
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Imani Moise
Margaret Franklin apenas sabía la diferencia entre una acción y un bono cuando empezó a trabajar en la gestora de activos State Street Global Advisors a principios de los años 90. Pero aprendió rápido.
Después de pasar los primeros cinco años de su carrera profesional rebotando entre los distintos sectores, descubrió que las finanzas eran "algo a lo que realmente podía hincarle el diente". Sin embargo, como joven y "pequeña" mujer canadiense, a veces le costaba ganarse el respeto de sus compañeros de oficina en Boston, Massachusetts. "Parecía que tenía 12 años y no me tomaban muy en serio", dice.
Hoy es la primera directora del CFA Institute, la asociación de profesionales de la gestión de inversiones. Franklin dirige a casi 200 mil trabajadores de las finanzas de todo el mundo que han obtenido la designación de Analista Financiero Colegiado (CFA, sigla en inglés), una de las credenciales más codiciadas del mundo de la inversión.
Como es sabido, requiere que los candidatos dediquen una media de 900 horas a estudiar todo tipo de cosas, desde valoraciones de activos y análisis de estados financieros hasta economía y ética. En promedio, más de la mitad de los candidatos suspenden su postulación.
Aun así, esos primeros recuerdos se la han quedado grabados. Cuando empezaba, Franklin era una de las pocas mujeres que trabajaban de cara al cliente, y enseguida se dio cuenta de que las más veteranas que la rodeaban tenían las mismas tres letras después de su nombre: CFA.
"Habría sido difícil para una mujer avanzar materialmente en el negocio sin una designación profesional", recuerda Franklin. Se apuntó a la escuela nocturna y obtuvo su título en 1997.
Y su historia sigue resonando para muchas mujeres que intentan ascender en el sector de la inversión, donde el proceso hacia la paridad de género ha sido glacial. La representación femenina en la gestión de activos está por detrás de otras áreas de los servicios financieros en todos los niveles, según un estudio de McKinsey del año pasado.
La carta CFA da a las mujeres -especialmente a las de color- la credibilidad necesaria, pero la clave para lograr un número significativamente mayor requiere "conseguir que las mujeres se interesen por el área" en una fase temprana, argumenta Franklin.
De los que se presentaron a los exámenes del CFA el año pasado, 40% eran mujeres, un aumento respecto del 38% de 2018. Pero el porcentaje de mujeres titulares de cartas se mantuvo estable en un 19%, incluso cuando el instituto introdujo múltiples iniciativas para impulsar la representación femenina, incluyendo esquemas de tutoría, eventos, colaboraciones con empleadores y una beca especial desde 2016.
Los argumentos y el apoyo para atraer a más mujeres y grupos demográficos infrarrepresentados a la gestión de inversiones existen desde hace tiempo. Estudios tales como el informe de 2020 de la consultora de inversiones Willis Towers Watson muestran que los fondos dirigidos por equipos más diversos obtienen mayores rendimientos. Los líderes del sector han apoyado durante años los planes para fomentar esto.
Testimonios
Pero ahora, de forma crucial, las actitudes están cambiando entre las mujeres más jóvenes, según Maggie Wong, ejecutiva sénior de gestión de productos en el Silicon Valley Bank, centrado en la tecnología. Se unió a la CFA Society de Nueva York en 2016 y comenzó a organizar eventos y programas de tutoría para profesionales en sus inicios en 2017. Recientemente, se han presentado más mujeres a los eventos de carreras tempranas, señala. "Pero estoy centrada en cómo asegurarnos de que estamos proporcionando ese camino hacia adelante, para que no se queden estancados en el nivel de entrada", afirma.
Obtener el CFA fue una herramienta "fundamental" que ayudó a Wong a pasar de un trabajo de oficina en Hong Kong a un puesto de cara al cliente en EEUU, y le ha valido puestos en empresas como Standard Chartered y Morgan Stanley.
Al igual que Wong, muchas mujeres se sienten atraídas por el efecto "señalizador" del CFA. "Tienes esa credibilidad incorporada cuando pasas tu tarjeta de visita por la mesa", explica Andra Ofosu, directora de ventas en EEUU del fondo de cobertura Aspect Capital. "No tienes que convencer a alguien de que sabes hablar su idioma".
Esta idea de no tener que demostrar constantemente su capacidad ha resultado especialmente atractiva para muchas mujeres de color.
Ofosu estudió el CFA para reforzar su credibilidad tras perder su trabajo en Lehman Brothers en 2007. El siguiente objetivo fue un MBA en la escuela de negocios de Wharton, y luego la designación de Analista Colegiada de Inversiones Alternativas por consejo de su mentora, otra mujer negra del sector. "No existe tal cosa como tener demasiadas credenciales", dice.
Pero la representación de las mujeres de color en la gestión de activos no ha cambiado sustancialmente desde 2018, e incluso ha caído en los puestos de entrada, según el estudio de McKinsey. "Hasta que las cosas cambien, hay que hacer lo que hay que hacer", sostiene Ofosu.
Aconseja a todas las mujeres jóvenes interesadas en las finanzas que terminen el programa CFA lo antes posible, aunque eso signifique sacrificar algunos años de ser sociales en la veintena. El programa suele completarse en tres años.
"También tenía amistades que mantener, pero era como 'voy a estar estudiando los próximos seis meses y nos vemos cuando salga'", dice. "Es mejor quitárselo de encima antes de que la vida lo haga más difícil", argumenta. Ahora tiene dos hijos pequeños y dirige la Black Hedge Fund Professionals Network, una organización sin fines de lucro cuyo objetivo es atraer a más financieros negros a la industria.
Desafíos pendientes
El hecho de que mujeres como Wong y Ofosu utilicen sus CFA como plataforma de lanzamiento para carreras en ventas o gestión de productos -fuera del enfoque principal del instituto, la administración de inversiones- es un dilema agridulce para Franklin.
Por un lado, acoge con satisfacción el aumento, por pequeño que sea, del número de mujeres que se inscriben para estudiar con miras hacia la titulación. Por otro lado, las mujeres que poseen el título tienen a la vez menos probabilidades que los hombres de manejar directamente activos financieros o crear estrategias de inversión como parte de su trabajo, según un informe de la CFA. El porcentaje de mujeres gestoras de carteras en EEUU se ha mantenido esencialmente plano desde el año 2000, en apenas un 15%, señala un reporte de Morningstar.
"El efecto de señalización es muy importante y es un gran nivelador, pero todavía no tenemos suficientes mujeres en las finanzas que entren en el negocio de la inversión", observa Franklin.