El dilema del retail ante alza del dólar: traspaso a precio final o ajuste de sus márgenes
En el nuevo escenario que enfrenta la industria, se anticipa que el menor nivel de consumo, la inflación y la escalada de la divisa golpearán sus ganancias.
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Avisaron que el lobo venía, pero está llegando antes de lo esperado. En 2021 se habló de una fiesta del consumo, impulsada por un escenario de excesiva liquidez, producto de los retiros de los fondos de pensiones y las ayudas fiscales, sumado a la reapertura del comercio físico que estuvo meses cerrado por la pandemia. Hasta el primer trimestre de este año, las empresas del sector han seguido reportando utilidades históricas.
No obstante, las señales de desaceleración en el comercio ya se presentaron. Según cifras de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), en mayo las ventas minoristas en la Región Metropolitana cayeron un 3,6% por debajo de las de 2019.
Y mientras la gente quiere comprar menos, los costos para las compañías no paran de subir. La frenética alza del dólar -que rozó la marca de los $1.000- se agrega a los también explosivos aumentos en los costos logísticos a nivel mundial. Al centrarse en la venta de productos importados, el sector es uno de los principales afectados por la situación.
En categorías como los bienes durables, el nuevo escenario ya es una realidad. Si bien las cifras del Banco Central muestran que en junio las importaciones siguieron aumentando, las de computadores, televisores, celulares y electrodomésticos cayeron al menos un 25% en comparación al mismo mes del año anterior.
¿Cuánto sacrificar?
Dentro de la industria, la pregunta es cómo traspasar los costos en un panorama donde ya está cayendo la intención de compra frente a los altos niveles de inflación. Desde una firma de retail -bajo reserva-, afirman que la gente primero tiene que priorizar sus gastos básicos, como las cuentas y la alimentación, lo que obliga a sacrificar márgenes de ganancias y tener claro que no se podrán traspasar todos los costos al consumidor.
“Cuando estás con una demanda álgida, como el año pasado, era mucho más fácil hacer un traspaso al precio final, que cuando estás con una demanda más resentida. Depende de la elasticidad en el precio de cada bien y cómo esté la demanda (...) pero ya sabemos que va a haber un bajo dinamismo en el consumo”, dice Bernardita Silva, gerenta de Estudios de la CNC.
“Ya estamos con niveles de inflación altísimos que afectan directamente el poder adquisitivo, por lo que seguir aumentando el precio al consumidor final es complicado”.
BERNARDITA SILVA, GERENTA DE ESTUDIOS DE LA CNC
Desde una compañía del sector, cuentan que las ventas ya se han ido aflojando, pero que a largo plazo no es sostenible cubrir todos los costos, por lo que eventualmente el traspaso se va a tener que llevar a cabo.
El gerente de Estudios de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), George Lever, señala que “claramente hay un traspaso de esta mayor escala de costos a precios finales, es algo inevitable, pero si vemos lo que ha ocurrido con los márgenes es que en los últimos meses hay un estrechamiento. Eso significa que las empresas ya están absorbiendo una parte del costo”.
En la misma línea, Silva sostiene que “ya estamos enfrentando unos niveles de inflación altísimos que afectan directamente el poder adquisitivo de las personas, por lo que seguir aumentando el precio al consumidor final es complicado”. Además, agrega que la situación es más complicada para los actores más pequeños, ya que tienen menos espalda y más dificultades para lograr contratos que, por ejemplo, fijen un valor determinado para el dólar.
Un conocedor de la industria explica que las compañías tendrán que hacer el traspaso de costos de manera gradual y que el reto para ellas es definir qué estrategia utilizar para que ese proceso impacte con más suavidad en el cliente.
Presiones internas y externas
Según una encuesta publicada en mayo por la CNC, en la que participaron 430 empresas, un 97% de ellas identifica que ha sufrido un incremento en sus costos de operación y un 77,9% afirmó haber tenido problemas de abastecimiento.
Lever, de la CCS, explica que el transporte es uno de los temas que más ha afectado a las firmas del comercio y no solo por los altos costos, sino que también por los encadenamientos logísticos que generaron largas demoras en los envíos de productos. Además, el costo de los insumos también aumentó y ahora el alza del dólar viene a poner otra presión extra.
En sus análisis razonados del primer trimestre del año, compañías como Forus y Falabella acusaron estar afectadas por estos motivos. Esta última empresa, de hecho, si bien aumentó sus ingresos, disminuyó sus utilidades en un 47,5% en comparación a 2021. Entre las causas, apuntó a “sobrecostos logísticos extraordinarios asociados a días de demora en fletes internacionales abastecedores principalmente del formato de mejoramiento del hogar”.
Desde la industria señalan que esto llevó a que las empresas se abastecieran en mayores cantidades de lo normal, lo que se refleja en el Índice de Inventarios del Comercio del INE, que desde diciembre de 2020 ha mostrados un alza sostenida, llegando a alcanzar más de 165 puntos en abril, el nivel más alto que se haya medido.
Silva de la CNC, señala que esto responde a “adelantarte, a no quedarte sin stock si llegan a haber más problemas o vicisitudes”.
En el plano interno, directivos del retail afirman que la incertidumbre política también es otro ingrediente que está paralizando las inversiones en el sector.
Si bien afirman que los meses de alto consumo les permiten estar bien preparados para lo que viene, todo depende de cuánto se extienda el periodo de “vacas flacas”.
El closet lleno: inventarios históricos
empujan el regreso de las liquidaciones
Desde mediados de 2020, las compañías de retail no llevaron a cabo las clásicas liquidaciones de temporada. Las empresas prefirieron concentrarse en descuentos para eventos específicos -como el CyberDay- y no tenían necesidad de reducir stock y deshacerse de productos acumulados. En los últimos meses, la situación ha cambiado.
En parte, esto se explica por los niveles históricos de inventario que tienen ciertas compañías, que acumularon mercadería y ahora tienen que librarse de ella. Un ejecutivo del sector explica que cuando los productos no se venden en más de 180 días, esto comienza a verse en los resultados financieros de la empresa, por lo que hay que buscar alguna manera de venderlos. Asegura que incluso se están vendiendo pallets de ropa a otros negocios, en busca de un mercado paralelo.
Las demoras logísticas también jugaron un papel importante en la situación. En la industria cuentan que, por ejemplo, el año pasado algunos productos no llegaron a tiempo para el periodo de Navidad, quedando acumulados en las bodegas.
Eso sí, el exceso de inventarios también puede ponerse a favor de las compañías. “Aquellos que tienen el inventario más grande, puede que no necesiten hacer pedidos ahora con este valor (de las importaciones) más alto, pero igualmente el retail tiene que ir abasteciéndose hacia fin de año”, dice Silva, de la CNC.
Lever, de la CCS, complementa y dice que “este es un periodo súper intenso para las áreas de aprovisionamiento y logística de las empresas”.
También -explican desde una empresa-, hay productos que se pueden guardar sin problemas y otros que pierden valor tras el fin de la temporada, lo que hace más urgente su liquidación.