No hablan de crisis, pero no descartan que la situación económica empeore. "No hay crisis, pero hay que estar preparados", sintetizan. Por eso, la prudencia se ha convertido en su máxima a la hora de evaluar y realizar proyectos inmobiliarios, tanto en Chile, como en el extranjero, reconocen José Antonio y Nicolás Guzmán.
Una dupla padre-hijo que conoce bien este rubro. La empresa Guzmán & Larraín –que crearon en 1980 José Antonio Guzmán y Juan Larraín- desarrolla proyectos entre Arica y Concepción, y en los mercados más golpeados por la crisis subprime: Estados Unidos, donde se originó, y España, que ha recibido el coletazo más fuerte en Europa.
Esta experiencia y la revisión permanente de su plan de inversiones los ha llevado a tomar algunas decisiones: mayor selectividad en Chile, y “abstención” en los mercados externos.
Aún así mantienen a firme su plan para el bicentenario: duplicar sus ventas, llegando a US$ 400 millones, y aumentar la participación extranjera en esta facturación del 20% a 35%.
¿Cómo lo lograrán? "La selectividad es la clave", explica Nicolás.
Eso sí, reconocen que muchas empresas han moderado sus inversiones y en su caso, han debido hacer reacomodos en los proyectos. "Por ejemplo, gente que compraba un departamento de 3.000 UF, con el alza de tasas y como siempre compraban al justo, hoy busca uno de 2.500 UF y nosotros hemos tratado de satisfacer esa necesidad", indica Nicolás.
Los costos de la construcción no bajarán
Además del efecto subprime, en el mundo, y de la inflación, alza de tasas y bajo crecimiento en el país, la construcción ha enfrentado un alza en el costo de los insumos. Una realidad que inevitablemente impactará el precio de sus nuevos proyectos, no de los que están en construcción, cuyos costos ya están fijos.
Según sus cálculos, los precios de los nuevos proyectos estarán por lo menos un 10% más arriba, a lo que se agregará el efecto de la suspensión de la franquicia del IVA a la construcción, que hará subir otro 10% los precios.
Pero como siempre, las crisis traen oportunidades. "Si antes teníamos un nivel “X” de liquidez, ahora, explícitamente, es cuatro veces más alto, de manera de reaccionar ante un ace- leramiento de la crisis o para tomar oportunidades, como la compra de nuevos terrenos", agrega.
En el caso de su proyecto del Sport Francés -el primero de lujo que realizan-, paradojalmente también se han visto beneficiados de alguna forma por la coyuntura. "Creo que ese mensaje ha sido captado por el público, que ha entendido que es más barato comprar hoy, sobre todo un proyecto como éste, que esperar un año o dos, porque inevitablemente las viviendas van a ser más caras", señala José Antonio Guzmán.
Además de España y Estados Unidos, Guzmán & Larraín tiene proyectos en Italia, específicamente en Milán. Y es todo por ahora, porque aunque han recibido propuestas para ir a Europa de Este, "hay que ser realistas", indica José Antonio Guzmán.
-¿Cómo ve la situación en el extranjero?
- Vemos que España se ha desacelerado más rápidamente que Estados Unidos, porque este fenómeno se produjo en apenas seis meses. Además, en España se ha notado más, porque la construcción da más empleo, en Estados Unidos está todo más automatizado.
-¿Y cómo ha sido la reacción del consumidor ?
-La gente se ha detenido y está actuando con más prudencia antes de cerrar los negocios. Pero miramos con tranquilidad la situación, porque puede ser que la venta sea más lenta pero se va a vender.
El factor productividad
José Antonio Guzmán tiene una amplia trayectoria gremial. Fue presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC) y sigue activamente ligado a la Cámara Chilena de la Construcción, óptica que le permite hablar sin tapujos de la situación actual.
- Algunos hablan de crisis, pero ¿cómo ve usted la economía?
-La economía se ha desacelerado y no se ven indicios de una reaceleración. En lo personal, me preocupa que la crisis afuera se siga prolongando. Porque a pesar de que el impacto en Chile no se ha advertido, si uno recuerda las crisis anteriores, en algún momento terminan repercutiendo en todas partes.
-¿Y la conducción económica? usted ha sido bastante crítico…
-No exageramos. Me da pena que este país no aproveche todo su potencial y además que su potencial haya ido cayendo. Porque en algún momento me creí el cuento que podíamos ser desarrollados, primero al año 2000, después en 2010, y me gustaría creer que en 2020 seremos desarrollados, pero al paso que vamos, veo que no.
-Y del lado del sector privado, ¿qué falta?
-Creo que faltan muchas cosas. Desde luego podría haber un ánimo de tomar más riesgo, menos en el sector financiero y más en tecnologías nuevas, lugares nuevos, invertir muchísimo más en capacitación de la gente, que creo que se hace muy poco. El sector privado tiene mucho déficit.
-Extrapolando los dichos de Alex Galetovic, ¿Cree que existe una cultura del guatoncito rentista?
- Mucha gente pierde el ímpetu y las ganas de seguir esforzándose, de seguir saliendo al exterior, de seguir incorporando tecnologías nuevas, eso es cierto y es natural. Pero no tengo la impresión de que los empresarios sean unos guatoncitos rentistas. Veo que hay importantes empresarios que siguen buscando oportunidades en Latinoamérica, en Asia, y personas que tendrían espaldas suficientes para engordar bastante, siguen con su espíritu empresarial vivo.
-¿Dónde habría que poner el acento?
- Se perdió el concepto de la productividad que hubo al comienzo de los 90, el concepto de incrementar la productividad año a año era un tema que estaba en el arbitraje permanente entre empresarios, gobierno y trabajadores, que conversábamos con los dirigentes sindicales, con Manuel Bustos, todas las veces que nos juntábamos, porque había conciencia que si no se era más productivo, nos iban a pasar por encima otros países, entre ellos China, cosa que ocurrió.
Entonces, envuelvo todo en este concepto de la productividad, se perdió el interés por el tema y en eso los principales responsables son las autoridades, aunque el sector privado tiene su cuota de responsabilidad.