Toyota elevó ayer su previsión de ganancias para este año fiscal a US$ 17.435 millones, 12,36% más de lo que ganó en el ejercicio anterior. De conseguirlo, la japonesa lograría su segundo año consecutivo con beneficios récord, esta vez ayudado por la debilidad del yen que ha vuelto más competitivo el precio de sus modelos en el extranjero.
En tanto, la mayor automotriz del mundo por ventas incrementó en 3,11% su previsión de ingresos para el periodo a US$ 231.138 millones. Su pronóstico de ventas totales de vehículos, en cambio, fue rebajado ligeramente de 9,1 millones de unidades a 9,05 millones.
"Los márgenes están aumentando, las ventas crecen, el tipo de cambio juega a su favor y no hay grandes problemas en el horizonte", señaló a Bloomberg el presidente de Atlantis Investment Research, Edwin Merner. En su opinión, los pronósticos de Toyota son siempre conservadores, por lo que salvo que ocurra algo, "podríamos ver un desempeño aún mejor".
Piloto al volante
El buen momento de la japonesa ratifica el papel que ha jugado su presidente, Akio Toyoda, en darle la vuelta a la compañía, tras una serie de tropiezos que amenazaba hacerla perder el rumbo. Toyoda, nieto del fundador de la compañía, asumió el cargo en 2009, poco después de que registrara su primera pérdida operacional, y justo cuando comenzaba un masivo recall de autos por problemas de aceleración involuntaria que llevó al retiro de cerca de 9 millones de unidades.
A eso se sumó el terremoto y tsunami en Japón en 2011, y antes de que la compañía pudiera recuperarse, una devastadora inundación en Tailandia que destruyó gran parte de su cadena de producción.
Toyoda tomó las riendas frenando el gasto en nuevas fábricas y apostando a hacer un uso más eficiente de las que ya existían. La rápida expansión de los años anteriores había sido en parte responsable de la caída en los tradicionales estándares de calidad de la automotriz.
El ejecutivo, famoso por su pasión por conducir autos de carrera, revisó el plan de negocios, recopilando nueva información sobre sus proveedores hasta el tercer nivel de la línea de insumos, para asegurar suficiente disponibilidad de partes a todo evento. Seis meses después del terremoto, Toyota ya estaba en plena operación y sus acciones iban en alza.
"Toyoda debería estar orgulloso de lo que ha logrado. Su credibilidad se ha visto reforzada", dijo a Bloomberg Asvhin Chotai, director gerente de Intelligence Automotive Asia. "Esto le dará mucha más confianza para tomar acciones, incluso más decisivas, en el futuro", concluyó.
Otro de sus aciertos fue la contratación de su ex compañero en el joint venture con General Motros, Mark Hogan, el primer no japonés en el directorio desde 2007.
El salario más bajo
Gracias a su austeridad, la automotriz contaba a comienzo de año con US$ 35 mil millones en efectivo para invertir en nuevas tecnologías y expandir la producción. Pero, su preocupación por los gastos va más allá de las fábricas. El presidente de Toyota tiene el salario más bajo entre los altos ejecutivos del grupo y gana menos de un décimo de lo que cobra el ejecutivo mejor pagado del sector.