Si César Alierta ha sido el gran impulsor de la expansión de Telefónica y de su dominio al otro lado del Atlántico, con permiso del grupo mexicano liderado por Carlos Slim, América Móvil, su principal rival en Latinoamérica, José María Álvarez-Pallete se enfrenta a la digestión que tendrá que hacer en los próximos años este gigante de las telecomunicaciones que, además, lucha por convertirse en algo más que propietaria de la infraestructura y una gestora de redes. En los 16 años de mandato de Alierta, Telefónica ha pasado de estar presente en once países a cerca de una veintena, incluyendo China, gracias al acuerdo estratégico que mantiene con China Unicom, de la que aún controla un 2,5% del capital.
Las aspiraciones de los operadores del año 2000, cuando Alierta tomó las riendas de Telefónica, poco, o nada, tiene que ver con los retos de las telecos de hoy en día, empresas que pugnan por transformarse en compañías digitales que puedan hablar de tú a tú con actores como Google, Facebook o Apple, que se mueven como pez en el agua por Internet y, además, son percibidas por los usuarios como aliados.
La pugna con los gigantes de Internet
Esta rivalidad entre los denominados OTT (Over The Top) y las operadoras, patente en el discurso del hasta ahora primer espada de Telefónica, es significativa si consideramos en la ecuación a un consumidor cada vez más exigente y volcado a los contenidos digitales y unas empresas más que dispuestas a adaptarse a sus necesidades.
Pallete, un empresario más joven y más familiarizado con las redes sociales - es asiduo de Twitter y actualiza su perfil de forma periódica-, se adapta más al papel de empresa digital que quiere ejemplificar Telefónica. No en vano, en el comunicado remitido este martes a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) con motivo de la renuncia del hasta ahora presidente de Telefónica se indica que Alierta ha propuesto a Álvarez-Pallete como sustituto al considerarle "el directivo mejor preparado para favorecer el relevo y posicionar una vez más a Telefónica en la vanguardia, esta vez del sector digital".
Aunque Alierta ha sido el directivo de una gran operadora que más duramente ha atacado a las compañías de Internet, Álvarez-Pallete es igual de beligerante en este asunto.
Además, el grupo ha diseñado una estrategia para aprovechar las ventajas de las operadoras a la hora de custodiar los datos de la vida digital de los clientes, que algunos gigantes como Google usan para hacer negocio. Los directivos de Telefónica esperan que la creciente sensibilidad de la población respecto al uso de sus datos digitales -que se ha disparado al conocerse los abusos de la Administración de EEUU- juegue a favor de las propuestas comerciales de las operadoras respecto a la de los grupos de Internet.
Por otra parte, Telefónica confía en que las iniciativas que está poniendo en marcha la Comisión Europea, en cuanto a vigilancia de las grandes plataformas de móviles como Android o iOS acaben dando su fruto para reducir el poder de estos gigantes en los hábitos de consumo de los usuarios.
Aprovechar la digitalización de la economía
Alierta está convencido, como aseguró hace unas semanas durante la presentación de resultados de 2015, de que el futuro de las operadoras y en particular de Telefónica, es muy halagüeño, debido a que la tendencia a la digitalización de la economía es imparable, y ahí, las redes básicas sobre las que va a transcurrir ese tráfico son de los operadores. Negocios como los de los pagos con el móvil, el coche conectado, el hogar conectado o el Internet de las cosas son la nueva frontera para las operadoras y pueden proporcionar un importante crecimiento de ingresos si las telecos son capaces de monetizar ese incremento de datos, principalmente en el móvil o participar en la cadena de valor de los nuevos servicios. El reto es hacerlo mejor y más rápido que los gigantes de Internet o que las nuevas start up que exploten esos nichos de mercado. Por ahora, Telefónica ha logrado bastante éxito a la hora de convertirse en un proveedor de TV de pago en varios países del mundo, aunque su tamaño relativo (cerró 2015 con 8,3 millones de clientes y un crecimiento del 12%), es modesto respecto al de gigantes como Netflix, que cuenta con 70 millones de usuarios, 30 de ellos fuera de su mercado doméstico de Estados Unidos.
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