Sun es una compañía japonesa que fabrica máquinas de “pachinko”, una especie de juego de pinball que obsesiona a los apostadores en Asia. Sus acciones se dispararon ayer 10% en la bolsa de Tokio y desde el 21 de marzo acumulan un avance de 40%. El alza de sus títulos, sin embargo, no tiene relación con sus coloridos artefactos, sino con una pequeña y poco conocida compañía israelí que Sun compró en 2007 por US$ 17,5 millones llamada Cellebrite.
El FBI, la agencia federal de investigaciones de EEUU, informó el 21 de marzo que había recibido ayuda externa para desencriptar el iPhone de uno de los involucrados en el ataque de San Bernardino, California, el año pasado, donde fallecieron catorce personas.
Desde ese día, vienen creciendo los rumores de que Cellebrite es el misterioso colaborador que ayudó a los investigadores a burlar las estrictas medidas de seguridad incorporadas por Apple en sus equipos. Eso ha convertido a la firma israelí en una especie de celebridad en medio de un caso policial de alto perfil y ha atraído la atención de los inversionistas y los fanáticos de la tecnología hacia un poco conocido sector denominado mercado forense móvil.
Aunque ni el FBI ni Sun han querido comentar los reportes, Cellebrite reconoce que la agencia federal figura entre sus clientes y una fuente informada confirmó las sospechas a Bloomberg.
“Si en verdad fue Cellebrite probablemente es una muy buena publicidad para ellos”, comentó Bryce Boland, director de tecnología para Asia Pacífico de la compañía de seguridad FireEye. “Existen también otras empresas que proveen herramientas en este sector, pero Cellebrite es una de las mejores”.
Negocio floreciente
Sun adquirió la firma israelí principalmente como una forma de agregar servicios de transferencia de contenido entre teléfonos a su operación de telecomunicaciones, pero desde entonces el negocio de datos móviles de la japonesa ha crecido en forma exponencial.
Los ingresos de la división superaron el aporte de la unidad que fabrica las máquinas de pachinko en marzo de 2014 y en el último año fiscal este negocio aportó 13.600 millones de yenes (US$ 121 millones) equivalente a 50% de todas sus ventas.
“Compañías como Cellebrite pueden haber encontrado un nicho de negocio en colaborar con el FBI para destrabar equipos personales en el futuro”, subrayó Matt Larson, analista de Bloomberg Intelligence.
Con una plantilla de 500 trabajadores Cellebrite vende hardware y software para extraer datos de equipos aunque hayan encriptados o incluso borrados.
Una llave maestra
Pero el valor de este tipo de empresas para los investigadores va mucho más allá de acceder a la información, explicó Jonathan Zdziarski, experto en seguridad. “Al copiar la evidencia desde el teléfono se debe ser capaz de clasificarla para demostrar que el aparato no ha sido alterado y que los archivos que se entregan a un tribunal son efectivamente los mismos que había en el equipo” precisó. “Existen muchas herramientas de hacking que ya están disponibles, pero no se trata sólo de obtener la información. Todos estos problemas son los que abordan empresas de telefonía móvil forense como Cellebrite”.
La firma puede haber encontrado una manera de sortear las barreras de seguridad del iPhone estudiando los parches, actualizaciones para resolver potenciales vulnerabilidades, lanzados por Apple.
