El Ministerio de Industria español mantiene intensas negociaciones con las empresas gasistas para realizar en los próximos meses una reforma de este sector. Si bien no será tan profunda como la que se ha llevado a cabo en el sector eléctrico, será un espejo de ésta y supondrá cambios sustanciales en los mecanismos por los que se fijan los precios.
El ministerio va a revisar el costo de todas las redes e instalaciones y va a introducir mecanismos de competencia, como por ejemplo un mercado mayorista, o pool, para propiciar un ajuste de costos, con la consiguiente repercusión a la baja en los precios finales que paga el consumidor.
Los precios del gas nunca han provocado tanta polémica como los de la electricidad, entre otras cosas porque el gas llega ahora a 7 millones de hogares, frente a los 27 millones de contratos de luz que existen. No obstante, el gobierno es consciente de que los consumidores son cada vez más sensibles a los precios de la energía, y se informan más. Basta con mirar las estadísticas de Eurostat para ver que España está entre los países más caros de la zona euro en comercialización de gas.
Los encuentros del Ministerio de Industria, encabezado por José Manuel Soria, con las empresas gasistas, entre ellas Enagás, Gas Natural Fenosa, Naturgas, Gas Madrid y Redexis, están siendo más fluidas que lo que fueron las reuniones con las eléctricas para abordar la reforma eléctrica. El diagnóstico ya está hecho y también las líneas generales de actuación. A falta de ponerle números concretos a la reforma, ésta podría ver la luz antes de fines de año.
Motivo de fondo
Además de contener los precios en momentos que son electoralmente muy sensibles, el motivo de fondo de la reforma gasista es idéntico al de la reforma eléctrica: se quiere poner fin al agujero del déficit de tarifa, el desfase que se crea en el sistema gasista porque los costos son superiores a los ingresos. Si bien en el sector eléctrico el déficit llegó a aumentar a un ritmo de 5.000 millones de euros
(US$ 6.820 millones) al año y ya rozaba los 30.000 millones de euros acumulados cuando se realizó la reforma, en el sector de gas el problema está más controlado, aunque sigue creciendo. Según datos de la Comisión de Competencia, el déficit de tarifa de gas entre enero y marzo de este año ascendió a 222 millones de euros, un 17% más que en el mismo período de 2013. El desajuste final del año pasado, que se elevó 326 millones de euros, será repercutido en la factura de 2014.
La filosofía general de la reforma del sector de gas parte de la idea de crear un marco normativo estable por, al menos, un período de seis años, aunque se puede revisar en cada ejercicio. Sería el período a lo largo del cual se iría distribuyendo (laminando) el ajuste del déficit existente y los que se puedan producir adicionales. El Ministerio de Industria va a proceder a una revisión total de la retribución que reciben las instalaciones y las redes, sean de distribución o de transporte, y especialmente estas últimas, para introducir lo que se ha bautizado como mecanismo de ajuste de costos por “riesgo de demanda”.
La retribución que reciben las instalaciones se ajustará a su uso, asumiendo éstas parte del riesgo de la caída de la demanda. Hasta ahora, se les pagaba igual si se usaban poco, mucho o nada.
Mejores precios
Con todo, la gran novedad sería crear un mercado mayorista equivalente al pool eléctrico, donde todas las empresas del sector puedan competir casando ofertas de compra y venta de suministro de gas, para dar más agilidad y transparencia a un mercado que, hasta ahora, se regía por contratos bilaterales. Todas las medidas van encaminadas a introducir más competencia y provocar que ésta se traduzca en mejores precios para el usuario final.