Enviada especial a Nueva York, EEUU
No es usual ser abrazado por una persona que recién se conoce. Menos aún si esa persona es el director ejecutivo de una empresa multinacional como SAP, el mayor proveedor de software empresarial del mundo. Pero él es así, y esa es su forma de saludar. Bill McDermott es desde mayo de este año el único CEO de la firma alemana (antes compartía el cargo con Jim Hagemann Snabe) y sigue siendo tan sencillo como cuando era un adolescente de clase media que vivía en Long Island, con muchos sueños, pero sin el dinero para cumplirlos.
McDermott "es mi buen amigo porque, tal como yo, pese a su enorme éxito, nunca olvida sus sencillos inicios. Los sacrificios y desafíos que su familia experimentó cuando Bill era un niño lo motivaron e inspiraron para convertirse en el hombre que es hoy", escribe el cantante Tony Bennett en la contratapa del libro que el ejecutivo acaba de lanzar.
En "Winners dream: A Journey from Corner Store to Corner Office" McDermott cuenta que estando en la secundaria llegó a trabajar a una pequeña tienda de comida ubicada en una esquina, limpiando y ordenando. La tienda tenía competencia, entonces cuando el dueño quiso vender, nadie la quiso comprar... excepto McDermott.
Él vio una oportunidad, pero no tenía dinero. Por eso decidió ofrecerle un trato a su jefe: si le prestaba
US$ 5.500, le pagaría de vuelta en un año, con intereses. Menos de un año después, la tienda era un éxito, McDermott pudo ayudar a su familia y pagó el préstamo. Siete años después se graduó de la universidad, la que pagó con el dinero de su negocio. Ahí aprendió una importante lección: hay que ser ambicioso, porque no se puede alcanzar lo que no se imagina.
Eso lo aplicó cuando postuló a su primer trabajo. El día de su entrevista en Xerox llovía tan fuerte que el primer piso de la casa de sus padres estaba inundado. Su hermano tuvo que cargarlo en los hombros para que no se mojara su traje. Su papá lo llevó en auto. En el camino él le dijo: "papá, te prometo que esta noche volveré a casa con mi credencial de empleado en el bolsillo". Su papá le respondió que no se presionara tanto, que estaría orgulloso de él sin importar el resultado. "Te lo prometo", le repitió McDermott.
Antes de su última entrevista le pidió a la secretaria que le dijera a su entrevistador, Emerson Fullwood, que él estaba afuera y que se quedaría hasta que fuera necesario para esperarlo. Un minuto después lo estaba llamando a su oficina. Tras la entrevista, Fullwood le agradeció por asistir y le informó que el departamento de recursos humanos se contactaría con él. "Bueno Sr. Fullwood, creo que hay algo que usted no entiende del todo", le dijo. "Nunca he roto una promesa a mi padre en 21 años. Le prometí que esta noche volvería a casa con mi credencial de empleado y no puedo defraudarlo". Fullwood lo miró y le respondió: "Bill McDermott, siempre y cuando no hayas cometido ningún crimen, estás contratado".
El ejecutivo reflexiona que ese día, lo que marcó la diferencia, fue que él quería el trabajo más que los demás candidatos.
Así inició una carrera ascendente en Xerox, donde permaneció por 17 años y llegó a ser el ejecutivo y presidente de división más joven de la empresa. Luego trabajó en Gartner y Siebel Systems, antes de llegar a SAP en 2002.
Apuesta por la simplicidad
La ambición que tiene McDermott en su vida cotidiana -es el primer estadounidense en ocupar el cargo de CEO en la alemana- la quiere traspasar a SAP. "Estamos felices de que la empresa sea la 21ª marca más valiosa del mundo, pero sentimos que estamos recién empezando", aseguró en su intervención en el SAP SME Summit, un evento orientado a las PYME que se realizó en Nueva York en días recientes.
El otro sello que quiere imprimir es la simplicidad. Tanto así, que lo primero que hizo al asumir fue adoptar un nuevo eslogan: "run simple". Y ahora, empezó un proceso de rediseño de imagen cambiando su icónico logo de fondo azul y letras blancas por uno donde sólo están las letras (en la misma tipografía) pero en color naranja. Más limpio, más simple.
"Las empresas pasan tanto tiempo hablando sobre estrategias, pero los líderes pasan un 90% del tiempo trabajando con personas. Así es que lo más importante, en términos de lo que he aprendido, es que las empresas son personas. Un edificio es sólo un edificio, lo único que importa es lo que está adentro", expresó a los asistentes del evento.
"Creemos que la complejidad es el mayor enemigo de las empresas. Una de las cosas que tienen las PYME es la simplicidad y claridad, pero hay que luchar contra la complejidad diariamente. El 10% de los ingresos operacionales de las empresas actualmente es confiscado por un demonio, y ese demonio es la complejidad", aseguró. Un 80% de los clientes de SAP son, justamente, PYME.
"Tenemos muchos niveles de gerencias en el mundo, hay mucha separación entre la conversación de los clientes y la conversación de los directorios, y no hemos usado totalmente la tecnología para avanzar en esta tensa relación con cada cliente, para que llegue a creer que es el único. Lo simple es, para mí, lo más importante", subrayó.
Ese es el sello que McDermott quiere imprimir a la empresa... y en su vida. "Eres un ganador" le dice a la gente cuando se despide. "Sigue soñando".