Empresa tecnológica más valiosa de Europa queda al centro de la guerra entre EEUU y China por los chips
ASML, dueña del mercado de equipos de litografía para semiconductores, se ha convertido en infraestructura crítica para la seguridad nacional de EEUU y principal blanco del espionaje chino.
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En 1984, Martin van den Brink, un joven ingeniero holandés, se unió a una empresa recién creada en un tranquilo rincón de los Países Bajos. Poco sabía él entonces que unos 40 años en la compañía serían tan cruciales para la industria de semiconductores de US$ 580 mil millones, que sería el epicentro de una guerra de chips entre Estados Unidos y China.
ASML Holding, donde Van den Brink es ahora el director de tecnología, prácticamente posee todo el mercado de un equipo crítico para producir el cerebro de todo lo que hace posible la vida moderna, desde autos y teléfonos inteligentes hasta computadoras, microondas y aviones. Con las máquinas de alta gama de la compañía produciendo chips que también pueden usarse en armas de última generación y dispositivos de Inteligencia Artificial, ASML está siendo tratada en la práctica como una infraestructura crítica para la seguridad nacional de EEUU y se ha convertido en blanco de espionaje industrial de China. “Nunca esperé estar donde estamos hoy”, dijo Van den Brink.
Durante sus casi cuatro décadas en la empresa, ASML ha pasado de ser un jugador secundario que compite con Nikon, Canon y Ultratech, al único fabricante del mundo de equipos de litografía de semiconductores de alta gama. Su ascenso la ha convertido en la empresa de tecnología más valiosa de Europa, con una capitalización de mercado de más de US$ 247 mil millones, más del doble que la de su cliente Intel Corp.
En una industria en la que los dispositivos suelen costar US$ 10 millones, ASML cobra alrededor de US$ 180 millones por su principal equipo. Y aunque el mercado de chips se ha debilitado recientemente, ASML sigue creciendo y su perspectiva a largo plazo parece intacta, gracias a la insaciable demanda de poder de cómputo.
“Esta es una empresa sin la cual el mundo no puede existir”, dijo Jon Bathgate, administrador de fondos de NZS Capital en Denver, que tiene alrededor de US$ 2 mil millones bajo administración, con ASML como una de sus mayores participaciones. “Tienen una ventaja inicial de 20 años... Los inversionistas se han dado cuenta claramente de lo importante que es ASML como empresa y de lo difícil que sería reemplazarla. Es un monopolio natural con vientos de crecimiento secular. Eso es único".
A medida que los chips se convierten para la geopolítica del siglo XXI en lo que el petróleo fue en el siglo pasado, el singular éxito de ASML la ha situado directamente en el punto de mira de las crecientes tensiones entre EEUU y China. Con el país norteamericano centrado en la importancia estratégica de los semiconductores, los presidentes Donald Trump y Joe Biden han hecho todo lo posible para garantizar que China se quede un par de generaciones atrás en chips. Ninguna empresa es más crítica para ese esfuerzo que ASML.
“La mayoría de la gente en la industria y el gobierno cree que las herramientas de litografía son los principales cuellos de botella que los gobiernos occidentales han implementado”, dijo Chris Miller, profesor asociado de historia internacional en la Universidad de Tufts y autor de Chip War. “Por eso, ha habido un enfoque intenso” en ASML.
El futuro de la firma
La empresa, que tiene prohibida la venta de muchas de sus máquinas de gama alta en China y es víctima de robos de datos, está haciendo lo único que puede para conservar su casi insuperable ventaja: construir máquinas cada vez más sofisticadas.
Su próximo aparato, del tamaño de un departamento pequeño en Ámsterdam, llegará al mercado en 2025. Con un precio de más de US$ 380 millones -más caro que un Boeing 787 Dreamliner-, será capaz de grabar delicados patrones en obleas de silicio más pequeñas que un virus. Muy por delante de sus rivales, ASML se está asegurando de que nadie pueda hacer lo mismo que ella en un futuro próximo. Su único obstáculo real serán los límites tecnológicos: construir máquinas que sean viables y económicas para la producción en masa.
“Incluso si alguien es capaz de ponerse al día con lo que estamos hoy, nos aseguraremos de que en 10 años estemos operando en un paradigma completamente diferente”, dijo Roger Dassen, director financiero de la compañía, en una entrevista. "Esa es la mejor manera en que podemos proteger nuestra posición... Para que puedan ponerse al día con el lugar donde estamos hoy, pero estaremos en un lugar diferente para entonces".
En 2019, bajo la presión de la administración Trump, el gobierno holandés retuvo una licencia de exportación que permitía a ASML vender sus máquinas de litografía ultravioleta extrema, o EUV, de primera línea a SMIC, la principal fundición de semiconductores de China. Luego, empujados por la administración de Biden, los Países Bajos apretaron aún más las tuercas. Su plan de marzo para restricciones adicionales frenaría las exportaciones de versiones más avanzadas de las máquinas de litografía ultravioleta profunda o DUV de inmersión más antiguas de ASML que se pueden usar con otras tecnologías para fabricar chips potentes para uso civil y militar dual.
“El riesgo comercial para ASML depende en gran medida de dos cosas: primero, si habrá una prohibición de cierto tipo de equipo DUV, por ejemplo, el más avanzado, o si en el futuro habrá una prohibición total de DUV, que tendría un impacto mucho más severo”, dijo Julia Hess, gerente de proyectos de Stiftung Neue Verantwortung, un grupo de expertos alemán. “En segundo lugar, cómo se alinearán los controles con los países que tienen empresas competidoras, como Japón”.
China está trabajando en la construcción de su propia industria de semiconductores, invirtiendo miles de millones en una iniciativa de construcción de chips para alcanzar a EEUU. Su compra de tecnología más antigua ha impulsado las ganancias de gran parte del sector de equipos de semiconductores. El gigante asiático, que hace una década era un cliente menor para ASML, fue su tercer mercado más grande detrás de Taiwán y Corea del Sur en 2022, representando alrededor de 15% de los ingresos.
Espionaje chino
No poder vender equipos más potentes a China puede convertirse en un lastre para el crecimiento en el futuro, pero por ahora ASML apenas puede satisfacer su demanda fuera de China y dice que las prohibiciones “no tienen ningún efecto práctico”. Su cartera de pedidos es casi el doble de sus ingresos anuales, y su mayor cliente, Taiwan Semiconductor Manufacturing, no está recortando los gastos de capital. Además, EEUU y Europa han revelado planes para invertir unos US$ 100 mil millones en la industria de chips.
Pero el director ejecutivo de ASML, Peter Wennink, todavía cree que el bloqueo de China es un error y dice que acelerará los esfuerzos de ese país para desarrollar su propio equipo de chips.
“Si no pueden conseguir esas máquinas, las desarrollarán ellos mismos”, dijo en una entrevista. “Eso llevará tiempo, pero al final lo lograrán… Cuanto más los presiones, más probable es que dupliquen sus esfuerzos”.
Algunas personas y entidades chinas han recurrido al robo de tecnología ASML. La empresa, con unas 1.500 personas en China, reveló en febrero que un exempleado había tomado cierta información técnica. El año pasado, acusó a una empresa con sede en Beijing, considerada por los funcionarios chinos como una de las empresas tecnológicas más prometedoras del país, de robar secretos comerciales.
ASML argumentó en un juicio de 2018 en California que Dongfang Jingyuan Electron y la extinta empresa de Silicon Valley, Xtal, fueron creadas con un mes de diferencia en 2014 por un exempleado llamado Zongchang Yu con el propósito expreso de robar y transferir su tecnología a China. Yu ahora dirige Dongfang en Beijing con amplio apoyo del gobierno chino, según declaraciones de la empresa y otros documentos chinos.
El caso llevó a ASML a proteger su propiedad intelectual más ferozmente que antes. Su personal de seguridad de la información aumentó 20% de 2021. Además, creó un “círculo de confianza” para capacitar a los proveedores sobre los riesgos de ciberseguridad y controla cualquier posible ingeniería inversa de sus máquinas.
El director financiero Dassen también señala la inutilidad de los intentos de robar la tecnología de la empresa. Con 5 mil proveedores, desde software hasta estaño y tungsteno y asociaciones estratégicas con empresas como Carl Zeiss, que fabrica sus espejos multicapa clave, ASML ejecuta un ecosistema global que sería difícil de igualar, señala.
“Mucha de la tecnología de ASML no se basa en planos”, dijo. “Está en la cabeza de la gente. Y no necesita solo los planos; necesita todo lo que lo rodea y toda la cadena de suministro. Tienes que construir un zeiss alternativo, etc. Esa es una tarea colosal. No estás hablando de meses o años. Estás hablando de una década o más antes de que pudieras replicar algo como esto”.
"No es ni remotamente posible" que alguien se ponga al día con ASML en el corto plazo, dijo Douglas O'Laughlin, analista de Fabricated Knowledge, un boletín de la industria. “Existe la posibilidad de algún tipo de inflexión de la que no estamos al tanto en este momento. Pero todas las personas que sabrían cómo hacerlo probablemente trabajen para ASML”.
El acceso a las máquinas más avanzadas de ASML ha dictado qué empresas triunfan en el sector. Intel, que tardó en adoptar las máquinas, perdió su puesto de mayor fabricante de chips del mundo el año pasado, después de haberlo ocupado durante casi 30 años. TSMC, que aprovechó la nueva tecnología más rápidamente y es el mayor cliente de ASML, va camino de hacerse con ese título este año, según las previsiones de los analistas, superando a Samsung y relegando a la empresa estadounidense al tercer puesto.