Andrés Kattan Abusleme
Nada de calmas han estado las aguas al interior de la Universidad Santo Tomás, desde que murió su fundador, Gerardo Rocha, en mayo de este año. En ella confluyen distintos intereses, que hasta la fecha no han podido encausarse.
Por un lado, su hijo y sucesor, Gabriel Rocha, quien aterrizó en Santiago el 7 de mayo pasado, proveniente de Dubai, en donde ejercía como piloto comercial de una línea aérea árabe, y quien representa también los intereses de su hermana, Karla. Por otro lado, su viuda, Verónica Espinosa, y por último, los otros socios de la universidad.
El centro del conflicto es definir qué el rol que jugarán los hijos de Rocha y el futuro de la corporación. Y es que si bien los hijos de Gerardo Rocha no están en el manejo del día a día de la Santo Tomás, se resisten a salir completamente de la propiedad o piden un alto precio por ello.
A lo anterior se suman importantes diferencias con el presidente del directorio de la Corporación, Rodrigo Alarcón.
Esta semana, por ejemplo, Alarcón nombró a Eduardo Crawley-Boevey como nuevo gerente comercial de la Corporación, lo que evidencia el control que ejerce el presidente del directorio dentro de lo que la familia Rocha considera “su empresa”.
Según un alto funcionario de la entidad,esto responde al desorden en temas económicos y reafirma la intención de Alarcón de nombrar a personas de su confianza en puestos clave.
A lo anterior se suma que mientras Alarcón es partidario de vender el control de la Corporación, los Rocha no quieren hacerlo. ¿Cuál es el motivo?. quieren seguir el legado de su padre y al mismo tiempo estiman que la UST tiene un alto precio. De hecho, un cercano a la familia señala que no harán ningún movimiento hasta recibir la cifra que ellos quieren, cercana a los US$ 120 millones.
Por esto, Gabriel Rocha habría iniciado un plan para sacar a Alarcón de la Santo Tomás. A mediados de junio, en las oficinas centrales de la Corporación, Gabriel Rocha se reunió con su abogado, Francisco González, de Barros Letelier, con el director del fondo de inversión Halcón y socio de Econsult, José Ramón Valente; en ausencia del presidente del directorio, para proponer el ingreso de una persona que los representara: Juan Antonio Guzmán.
Según fuentes cercanas a esta "operación", Guzmán habría estado a punto de ingresar a la universidad, no sólo como presidente de la corporación, sino como accionista.
La operación
La familia Rocha consideró que Guzmán, quien se desempeñó en el pasado como ex gerente general de Gener y rector de la Universidad Andrés Bello, era la persona ideal para reemplazar a Rodrigo Alarcón al frente de la Corporación y así prolongar, pese a las estimaciones iniciales tras la muerte del patriarca, la permanencia de la familia frente a propiedad de la Corporación.
Su nombre surgió como un consenso tanto de sus abogados como de los asesores financieros de los Rocha.
A pesar de que Guzmán descartó que haya estado interesado en la Universidad Santo Tomás, una persona cercana a él y ligada al negocio educacional, señala que estuvo a punto de ingresar a esta universidad. Según la misma fuente, el ofrecimiento también incluía parte de la propiedad e incluso Guzmán le habría confidenciado que iba a aceptar la propuesta de los Rocha.
Sin embargo, una vez que se interiorizó de la realidad de la entidad educacional, se habría dado cuenta de la descoordinación entre las partes involucradas. Tras conversar con representantes del fondo de inversión Halcón, con el abogado de la viuda de Gerardo Rocha, y con miembros del directorio; no salió muy convencido y desistió del proyecto.
Según un alto funcionario de la Corporación, a Guzmán también lo habría ahuyentado no saber si la familia Rocha quería o no vender su participación. “Si los Rocha lo nombran capitán del barco y después lo dejan solo, el perdía todo el respaldo, los demás accionistas no le aseguraban su confianza para nada”, cuenta un cercano a Guzmán.
Polémica las Américas
Otro de los factores que habrían jugado en contra de la llegada de Guzmán fue el hecho de que se diera a conocer que la ex vicepresidenta del Consejo Nacional de Educación y esposa de Guzmán, Paulina Dittborn, votó por la acreditación de la Universidad de las Américas, entidad de la cual sería la próxima rectora a partir de agosto, lo que ocasionó duros cuestionamientos y un mayor resguardo por parte de Guzmán.
Este nuevo "movimiento" en la Corporación Santo Tomás es la segunda jugada de Gabriel Rocha. La primera fue solicitarle a LarraínVial un estudio para definir las posibilidades de la Corporación, en qué pie financiero se encontraba y si había que aceptar ofertas. La recomendación final fue vender. La familia estimó que el precio por al cual vendería no podía ser inferior a US$ 120 millones. Sin embargo, el fondo de inversión Halcón habría ofrecido cerca de US$ 100 millones, oferta que rechazaron los Rocha.