La productividad de los trabajadores estadounidenses bajó por tercer trimestre consecutivo entre abril y junio, lo que apunta a una debilidad sostenida que podría tener un impacto en las ganancias corporativas y en la capacidad de las empresas para mantener su reciente ritmo robusto de contrataciones.
La productividad, que mide la producción de los empleados por hora, bajó a una tasa anualizada de 0,5% en los tres meses hasta junio, tras caer 0,6% en el trimestre anterior, informó el Departamento del Trabajo ayer. Esto marca la tercera caída trimestral consecutiva, la racha más larga desde 1979. Los economistas consultados por Bloomberg esperaban un alza de 0,4%. Los gastos por trabajador subieron a un ritmo de 2% después de ser revisados a una caída en el período previo.
La productividad en comparación con el año anterior cayó por primera vez desde 2013, ya que la turbulencia de los mercados globales ha llevado a las empresas a reducir sus planes de inversión de capital.
La debilidad de las cifras de producción por hora “está oprimiendo el crecimiento potencial del PIB, pese a que el componente de la fuerza laboral del crecimiento potencial ha mostrado señales de mejoras recientemente”, advirtió Jim O’Sullivan, economista jefe para EEUU de High Frequency Economics, a Financial Times. La mayor economía mundial creció a una tasa anualizada de sólo 1,2% en el segundo trimestre, por debajo de las expectativas de 2,5%.
Los economistas esperaban que los costos laborales unitarios, que están ajustados por ganancias de eficiencia, aumentaran 1,8% en el segundo trimestre. En los tres meses previos fueron revisados a una caída de 0,2%, que se había estimado inicialmente en un avance de 4,5%.
Impacto en contrataciones
Ante el deterioro de las ganancias corporativas y en ausencia de un crecimiento más acelerado, el riesgo es que las compañías empiecen a disminuir su ritmo de contrataciones.
“La razón por la cual la economía ha sido capaz de expandirse es debido a la participación laboral. Las firmas están contratando personas a una tasa razonablemente saludable”, afirmó Joseph LaVorgna, economista jefe de Deutsche Bank Securities, a Reuters.
“Sin embargo, no creemos que esto se prolongue, porque una contratación fuerte a la luz de una productividad débil necesariamente implica un mayor deterioro en los márgenes de ganancias corporativas”, que ya han sido impactados por la fortaleza del dólar y menores precios del petróleo.
Encrucijada de la productividad
La productividad es una medida vital de la prosperidad económica futura. Sin no crece, los economistas advierten que las naciones tendrán dificultades para elevar los estándares de vida y pagar los costos de las poblaciones en envejecimiento.
Para 2015 como un todo, la productividad fue revisada al alza a 0,9%, desde 0,7%. Pese a eso, Paul Ashworth, economista jefe para EEUU de Capital Economics, calificó las cifras de “abismalmente bajas en comparación con el promedio de 3% en la segunda mitad de los ‘90”.
“En el mediano plazo, las alzas en la productividad son un determinante clave de los aumentos en los sueldos reales. Desafortunadamente, la caída más reciente en la productividad ya parecer haber desencadenado una correspondiente desaceleración en el crecimiento de los salarios reales”, escribió en una nota a clientes.
Explicar el “acertijo de la productividad” ha sido un dolor de cabeza para los economistas de EEUU y Europa desde la crisis financiera, ya que la medida no aumenta a pesar a que el desempleo ha caído a un ritmo récord.
Para Ashworth, la debilidad del crecimiento de la productividad en EEUU se explica por el desvanecimiento del impulso de la revolución de las Tecnologías de la Información y al envejecimiento de la población. La crisis financiera pudo ser un detonante temporal, ya que las restricciones al crédito limitaron la innovación y la inversión, pero la tendencia se ha mantenido, pese a que las tasas de utilización de la fuerza laboral y del capital han vuelto a la normalidad, argumentó.
Estas cifras entregan además nuevos argumentos para que la Reserva Federal postergue una nueva alza de tasas. “Podría haber una mayor posibilidad de que operar una economía más ‘caliente’ lleve a un mejor desempeño de la productividad en el tiempo”, aseguró Ben Bernanke, ex presidente de la Fed, antes de que se dieran a conocer las cifras.