"El tema es pasar piola tres años más": los detalles de la querella de Australis contra Isidoro Quiroga y sus cercanos
Salmonera presentó la primera acción legal contra los antiguos controladores y ejecutivos de la empresa. Los acusan de administración desleal y causar perjuicios a la compañía con una política planificada de sobreproducción.
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Las amenazas se concretaron. Australis Seafoods (ASF), junto a tres de sus filiales, ingresaron la primera querella en contra de Isidoro Quiroga y algunos miembros de su círculo cercano: sus hijos Isidoro y Benjamín –quienes fueron directores de la salmonera–; el expresidente de la empresa, Martín Guiloff; y el exgerente de Administración y Finanzas, Santiago Garretón.
La querella fue presentada por Jorge Bofill y César Ramos, ambos socios de Bofill Escobar Silva Abogados, y tiene como motivo el “delito reiterado de administración desleal”. Bofill y Ramos precisan que esta acción legal viene de parte de la propia Australis –y no de sus controladores, la gigante china Joyvio– y apunta a la política de sobreproducción realizada al interior de la compañía y no al ocultamiento de información que, han acusado los asiáticos, se habría realizado durante el due diligence.
El argumento central es que dicha sobreproducción reiterada causó graves perjuicios a la compañía, por ejemplo, generando expectativas falsas y llevándola a efectuar inversiones que se basaban en estas mismas proyecciones.
“La sobreproducción alcanzada por ASF requirió gastos productivos para solventar una actividad ilegal (…) circunstancia conocida por los querellados al momento de concertarse para ejecutar dicha producción en el tiempo, en su calidad de administradores de la compañía”, afirma el escrito presentado por la salmonera.
Bofill afirma que la cronología de los hechos es clave para la querella. Argumenta que un periodo fundamental para conectar a Quiroga con el delito de administración desleal es el que va entre julio de 2019 y octubre de 2020, meses tras la adquisición en que el empresario se mantuvo como director de la salmonera. “Siguió administrándola a través de Ricardo Misraji (exgerente general, que falleció en enero) y Santiago Garretón”, arremeten los abogados de Australis. En ese tiempo, se detectaron 17 ciclos con sobreproducción.
La querella, además, acusa que Quiroga salió de la empresa en octubre de 2020, justo cuando se comenzó a poner en duda la posibilidad de cumplir con el plan productivo previsto. Asimismo, postula que, tras su salida, Garretón y Misraji siguieron entregándole información de la compañía al empresario.
Los correos
El documento presentado por Ramos y Bofill revela una serie de correos donde ejecutivos de la compañía discutían sobre las sobreproducciones de la empresa. En junio de 2019, muestra el escrito, el subgerente de planificación comercial hizo ver a Garretón que estaban superando los límites autorizados por las Resoluciones de Calificación Ambiental (RCA).
Garretón, le habría señalado que “no era importante”, que “estaba todo controlado” y que “no revisaría nada en este punto. No lo tocaría ni con una escoba de lejos”. Ante la respuesta de que “ya no están los tiempos para eso”, Garretón retrucó: Es una guerra perdida… acá el tema es pasar piola tres años más.
También se adjuntan correos de Ricardo Misraji. Tras la segunda formulación de cargos de la Superintendencia del Medio Ambiente, el exgerente general decía: “Que mala realmente (…) las sobreproducciones nuestras en la XII son muy heavys... nada que hacer… empezarán a llegar de a una. Ojalá no salgan en prensa”.
La llegada de Andrés Lyon, en reemplazo de Misraji, habría detonado el conflicto. Cuando el nuevo ejecutivo principal empezó a cuestionar las operaciones de Australis, Garretón escribió a Misraji: “Se les está metiendo en la cabeza que IQ se los cagó”.
El bono de retención
Bofill y Ramos argumentan que la intención de “pasar piola tres años más” se debe al pago de un bono que recibirían algunos ejecutivos que permanecieran en la empresa por cuatro años tras la adquisición. Este programa de retención, ascendía a unos US$ 10 millones.
El pago del bono se hacía por partes, sujeto al cumplimiento de algunos indicadores financieros y productivos, sin embargo, llegado el cuarto año, se desembolsaba de todas maneras un porcentaje al que los ejecutivos denominaban el “one big bullet bonus”.
“Obligados a esperar el one big bullet bonus que llegaría el 2023. Me gustaría ser (…) para cumplir tres años y que mi papa (sic) recibiera ese bono”, escribía Misraji.
Garretón le respondió: “Lamentablemente los chinos miserables van a haber echado a patas a los dos papas si llegamos a esa! (sic)”.
En 2020, tras un artículo del medio especializado Salmonexpert, donde se trataba el tema de la sobreproducción y las formulaciones de cargos de la SMA, Garretón le escribía a ejecutivos del área legal: “Esto por favor que no salga de los cuatro. Si hay que ahondar y preparar análisis más exhaustivos prefiero meter abogados externos que este tema escale mucho a nivel interno”.