La organización ecologista Greenpeace
denunció hoy ante las instituciones comunitarias la estrategia del
sector automovilístico europeo, que mantiene un modelo industrial
basado en el beneficio económico y que no atiende al problema del
cambio climático.
Para hacer llegar su mensaje, varios activistas de Greenpeace
intentaron desplazarse por Bruselas a bordo de un coche estilo
"Picapiedra", en alusión al modelo "prehistórico" de negocio que
aplica la industria automovilística, que consiste en construir
vehículos cada vez más rápidos y potentes, pero muy contaminantes.
La organización informó en un comunicado de que siete activistas
fueron detenidos por la policía cuando se dirigían en su primitivo
vehículo hacia el Parlamento Europeo.
Su objetivo era entregar en la Eurocámara una tabla de piedra con
los logotipos de los fabricantes alemanes de coches Volkswagen, BMW
y Mercedes.
En un informe publicado hoy, Greenpeace destaca la presión de las
compañías, en especial alemanas, destinada a socavar la legislación
que tramita la UE para aumentar la eficiencia en el consumo de
combustible.
Según el documento, los fabricantes alemanes han logrado marcar
las pautas que sigue toda la industria.
En Bruselas han encontrado, además, el apoyo del comisario de
Industria, Günter Verheugen, muy receptivo a sus demandas.
Greenpeace asegura que las grandes marcas han llegado a premiar a
los políticos que les apoyan con descuentos sobre sus vehículos y
otras ventajas.
Lamenta que, con sus presiones, los fabricantes han conseguido
retrasar en siete años la puesta en marcha de la legislación que
limita las emisiones de CO2 y siguen intentando aplazarla tres años
más.
Los ecologistas piden a la UE que fuerce al sector del automóvil
a responsabilizarse de su efecto en el clima y que establezca un
objetivo de cumplimiento obligado para todas las compañías de
emisión media de sus vehículos de 120 gramos de CO2 por kilómetro en
2012 y de 80 gramos en 2020.