Energía

Ministro Pardow y reforma a la distribución: "La gran piedra de tope que tenemos hoy es que no tenemos claro dónde están ni quiénes son los clientes vulnerables"

El titular de Energía recalcó que "lo primero es ser capaz de identificar el tipo de cliente con el que estamos lidiando y de ahí en adelante creo que todo lo demás se facilita".

Por: Karen Peña | Publicado: Lunes 3 de julio de 2023 a las 15:30 hrs.
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Diego Pardow, ministro de Energía. Foto: Julio Castro
Diego Pardow, ministro de Energía. Foto: Julio Castro

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Una profunda reflexión sinceró este lunes el ministro de Energía, Diego Pardow, mientras abordaba los desafíos de descarbonización del sector residencial y el plan de acción de la mesa de pobreza energética. 

"Nosotros no podemos suponer -y ese yo creo que es gran parte del problema- cómo identificamos a nuestros clientes vulnerables. Y esa es yo diría la gran piedra de tope que tenemos hoy en día para una reforma a la distribución es que no tenemos claro dónde están ni quiénes son esos clientes vulnerables", sostuvo en el marco del seminario "Regulación de redes para la transición energética" de la Universidad Adolfo Ibáñez.

En esa línea, agregó que en el caso de los clientes vulnerables "deberíamos encontrar un espacio de protección y tener un programa específico".

En su presentación, precisó que la gran conclusión es que "tenemos muy malos instrumentos a la hora de conseguir apalancar medidas específicas para hacernos cargo, tanto de los clientes vulnerables como de los falsos positivos, de las personas de altos ingresos que quisiéramos excluir de nuestras políticas de protección".

Pardow ahondó en que "un mecanismo que busca financiar las redes de distribución y adaptarlas al siglo XXI debería conseguir que los tramos altos de la distribución migren por su propia cuenta al autoconsumo, de alguna manera echarlo de la red eléctrica porque tienen sus propios recursos para financiar la nueva tecnología que necesitan, total o parcialmente, pero al menos que ellos se busquen la vida por su propia cuenta".

Para eso, añadió, "necesitaríamos generar señales de precio específicamente para ello". Y, por otro lado, en el caso de los clientes vulnerables, dijo que también se topa con el problema de que la identificación es determinante. "En este caso, estamos hablando de equipamientos que están localizados en los hogares vulnerables. Entonces, uno quisiera invertir no en flujo sino que invertir específicamente el sistema fotovoltaico de las casas vulnerables del norte del país, en la bomba de calor de las casas del sur. Pero eso requiere un compromiso geográfico que hoy no encontramos, porque eso más que una persona en específico, es un lugar donde ese panel fotovoltaico tiene que estar, y esa bomba de calor tiene que estar", explicó.

El ministro también ahondó en que hay un tema previo que es el diseño del instrumento: "Mientras no tengamos un instrumento capaz de separar la paja del trigo es muy difícil avanzar en la reforma a la distribución", advirtió. Por esto, desde el Ministerio de Energía, precisó que están impulsando una mesa de trabajo para diseñar ese primer instrumento. "Es un instrumento que si se quiere es neutro, es un instrumento de identificación, pero una vez teniendo ese instrumento de identificación, creo que todo lo demás se facilita", aseguró.

Y recalcó: "Lo primero es ser capaz de identificar el tipo de cliente con el que estamos lidiando y de ahí en adelante creo que todo lo demás se facilita".

El diagnóstico

En su presentación dio luces de cómo está Chile como país en términos de brechas energéticas, enfatizando en el dato que hay cerca un cuarto de la población que no le alcanza para pagar sus necesidades de energía y además hay cerca de un tercio de personas que tienen interrupciones de suministro eléctrico por más de ocho horas. "Hoy en día tenemos un problema tanto a nivel de precios como a nivel de calidad de servicio. Más allá que en los promedios, como el cuento de Nicanor Parra, uno pueda estar más o menos bien, cuando empieza a ver quién tiene la marraqueta, no es tan buena la historia", alertó.

A esto sumó un escenario de coyuntura muy complejo que vivió el país y en general el mundo, recordando que la pandemia tanto para el sector de la energía como el de la electricidad fue un período muy particular porque aumenta mucho la demanda residencial, pero disminuyen los ingresos producto de la contracción en la actividad económica. Además la pandemia generó una estrechez en las cadenas de suministro que dio un primer impulso alcista a los precios de los combustibles. Y luego se agregó la invasión Rusia-Ucrania.

"Entonces, alta demanda residencial, poca capacidad de pagarla a nivel residencial y a eso se suma un aumento inédito que no se había visto este siglo en el precio de los combustibles. El sector eléctrico en Chile está expuesto a ese aumento de los precios de los combustibles, pero también las personas están aumentas a ese precio de los combustibles", recordó.

Para eso, dijo, se generaron "una serie de legislaciones de emergencia" que "fueron efectivas a la hora de contener alzas". "Eso hay que reconocerlo. Chile, a diferencia de muchos otros países del mundo, no tuvo revueltas sociales asociadas al precio de la energía. Y eso no se cuenta tan fácil. En Inglaterra quemaban las cuentas de la electricidad en la calle (...) Nada de eso pasó en Chile, porque fuimos capaces de proveer una ley de emergencia que al menos se hizo cargo de eso", dijo.

Ahora, cuando se mira especialmente el PEC 2, indicó que este tenía una focalización: "El error de exclusión es bajo, cercano al 1%, mucha gente vulnerable estaba incluida, pero el error de inclusión es cercano al 57%. Esta es una medida de emergencia que incluyó a un montón de personas que normalmente no son beneficiarias de ayuda social. Y cuando uno hace políticas tan universales es difícil sostenerla en el tiempo, es difícil hacer un esfuerzo de financiamiento en un país de ingresos medios con una base tan grande".

Pardow apuntó que establecer una política social para un profesional de altos ingresos que consume poco es un sinsentido desde el punto de vista del uso del gasto fiscal y dejar fuera a familias vulnerables que comparten medidores también lo es. Según argumentó, "encontrar a esas 400 mil personas es extraordinariamente difícil, entre otras cosas, porque las obligaciones eléctricas están asociadas más bien a un inmueble, no a una persona en específico. Entonces, seguir a esas 400 mil personas vulnerables es extraordinariamente difícil, no tenemos muy claro dónde están. Tenemos más o menos clara la unidad vecinal donde hay una mayor concentración, pero no tenemos claro dónde está cada uno de ellos".

Y, por otro lado, señaló que "en los 2,5 millones de clientes de mayores ingresos que, si simplemente segmentamos por tipo de consumo quedarían incluidos, también son personas que en general tienden a migrar mucho dentro de una misma ciudad, o sea, están poco tiempo en el mismo lugar". "Los criterios geográficos en verdad son muy malos a la hora de construir el instrumento", puntualizó.

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