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¿Cómo está el gobierno corporativo de su empresa?

Georges de Bourguignon Director de la Polar Socio y Director Ejecutivo de Asset Chile Economista PUC, MBA Harvard Univ.

Por: | Publicado: Martes 12 de junio de 2012 a las 05:00 hrs.
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“La Polar” ha sido uno de los escándalos de gobierno corporativo más grandes del mundo. Medido como destrucción de valor sobre PGB, fue levemente inferior al de Enron, el que en EE.UU. impulsó cambios legislativos como la ley Sarbanes-Oxley. En Chile, después de “La Polar”, la SVS está actuando en forma más inquisitiva, como lo han mostrado sus recientes intervenciones. Sin embargo, uno esperaría que las implicancias no sólo se vean estimuladas por un cambio en la conducta del regulador, sino que provengan también de una profunda reflexión empresarial.

Al interior de cada compañía se deben revisar los procesos y mecanismos mediante los cuales se relacionan sus dueños, su directorio y la administración. Es esto lo que comúnmente llamamos gobierno corporativo. Los incentivos para esta revisión son claros: 1) Ninguna empresa está inmune a situaciones de fraudes. Lo que pasó en La Polar ha pasado otras veces, y está demostrado que los sistemas de auditoría externa no son suficientes. 2) En el contexto de un mundo globalizado, competitivo y con entornos cada vez más exigentes de consumidores e inversionistas, un buen gobierno corporativo se traduce en una ventaja competitiva. Empresas con un mejor gobierno corporativo valen más. 
El director de empresa, es el responsable de definir y revisar los procesos con que se relacionan los diferentes estamentos al interior de ésta. Además, tienen como misión fundamental elegir al gerente general, determinar en última instancia cual será la estrategia de ésta, ser una contraparte adecuada para el gerente en su rol de administración y ayudar a éste en la toma de decisiones más relevantes. Pero para poder efectuar bien su labor, los directores deben asegurarse que la empresa tenga diversos mecanismos de relacionamiento interno y externo que sean efectivos, los que no debieran ser estáticos, sino que deben evolucionar conforme la empresa crece y se desarrolla, de manera que la labor de afinar estos sistemas es permanente. Si el conjunto de mecanismos y procesos no está funcionando bien, ésta es la responsabilidad última del directorio.

A la luz de la realidad de La Polar, empresa de la que soy director desde que estalló el escándalo, hay algunos aspectos del gobierno corporativo que los directores debieran poner especial atención. Uno, es contar con un buen sistema de evaluación del gerente, y de planificación de su sucesión. Asimismo, junto con delegar en la administración los aspectos propios del manejo del negocio, el directorio debe contar con mecanismos efectivos de control. Éstos no pueden limitarse tan sólo a la gestión financiera, sino que, dependiendo del tipo de empresa, deben haber sistemas de control de la gestión estratégica, de los riesgos claves del negocio, del relacionamiento con grupos de interés (clientes, proveedores, reguladores), entre otros. Otro aspecto clave es el sistema de auditoría interna que revisará varios procesos, incluyendo el cumplimiento normativo y de políticas internas. Adicionalmente, un buen sistema de delegación y control funciona sobre la base de la existencia de un adecuado esquema de incentivos, que permita la alineación de intereses entre los dueños de la empresa y sus ejecutivos. Por último, debe existir un buen manejo de la información, con énfasis en aquella que debe fluir oportunamente hacia el mercado y los accionistas. En La Polar ninguno de estos mecanismos existía o funcionó bien. El directorio, como representante de los dueños de una empresa, tiene una responsabilidad ética y legal indelegable en crear las bases de un gobierno corporativo consistente y eficaz. El desafío de todo director será entonces promover estas revisiones al interior de su organización.

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