Carozzi suma presencia en la región y compra argentina Bonafide en US$ 35,7 millones
A marzo, la firma controlada por Gonzalo Bofill obtuvo ganacias por $ 5.723 millones, es decir, un alza de 5%.
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Carozzi sumó una nueva firma a su portafolio. Se trata de la argentina Bonafide, empresa relacionada a Inversiones Agrícolas y Comerciales (Iacsa), también ligada a la familia Bofill.
Esto se da en medio de una reorganización societaria de la firma de origen trasandino, donde Carozzi tomó el 99,9% de la propiedad por un monto equivalente a unos US$ 35,7 millones.
La firma tiene más de 100 años en el vecino país, y entre sus productos principales están los confites, el café, y también cuenta con una cadena de más de 200 cafeterías en Argentina, Uruguay y Chile.
Este negocio está en línea con el plan estratégico de Carozzi, de transformarse en la empresa de consumo masivo más valorada y respetada de América Latina.
“La marca Bonafide será nuestra plataforma en Argentina. Nos permitirá potenciar el mercado de la confitería, incorporar categorías en las que hemos sido exitosos en Chile y Perú, y aprender de negocios como el café, donde hoy no estamos presentes”, destacó Sebastián García, gerente general de la firma chilena.
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En 2011 Iacsa, dentro de un proceso de ordenamiento de las actividades, acordó dividirse en dos sociedades: Una que cuya razón social es Carozzi S.A. “y que se hará cargo de la inversión en Empresas Carozzi S.A. y tendrá como principal pasivo los créditos bancarios de largo y corto plazo y, otra, la continuadora, que conservará el RUT, que ha pasado a denominarse Inversiones Agrícolas y Comerciales S.A. y que se hará cargo del resto de los negocios que actualmente desarrolla Iacsa”, explicó la firma en su memoria de 2011.
Resultados de la firma
Las ganancias de Empresas Carozzi al cierre del primer trimestre subieron 5%, comparados al mismo período del año anterior, luego de alcanzar los $ 5.723 millones.
En tanto, los ingresos consolidados a marzo se mantuvieron estables respecto de igual lapso de 2016, “pese al entorno económico desfavorable y a la implementación de la ley de etiquetado de los alimentos en Chile. Sin embargo, el costo de ventas bajó un 1,8%, lo que significó una mejora en el margen de explotación que pasó de un 32,8% a un 33,8% sobre los ingresos de actividades ordinarias”, dijo la compañía.