Abif: morosidad bancaria de personas naturales se mantiene acotada y estable, pero podría deteriorarse
Desde la asociación advierten que la eventual persistencia del actual ciclo económico no permite descartar que el comportamiento de pago tienda a deteriorarse.
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La morosidad se mantiene acotada y estable, pero de mantenerse el actual ciclo económico, podría deteriorarsem según señala un informe de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (Abif).
A abril de este año, el 17,7% de los deudores bancarios registra alguna deuda atrasada en más de 90 días, incluyendo deuda hipotecaria, deuda de consumo y deuda comercial de personas naturales.
En tanto, la deuda de consumo morosa a más de 90 días fue 2,18% al cierre del mes de mayo, cifra similar a la de meses previos. En tanto que en el segmento hipotecario el nivel de morosidad se ubicó en 3%.
El documento indica que estos niveles no sólo son estables, sino también son bajos desde una perspectiva histórica, ubicándose por debajo de sus respectivos promedios del período comprendido entre enero de 2009 y mayo de 2015.
Por su parte, el índice de cartera vencida (ICV) para los segmentos hipotecarios y de consumo muestra una tendencia a la baja, manteniéndose por debajo del 0,8% de las colocaciones, mientras que la tasa de recuperación de estos créditos exhibe una tendencia al alza. De este modo, estos indicadores también son consistentes con un diagnóstico donde los impagos se mantienen en bajos niveles.
Por segmento, los indicadores de no-pago son sistemáticamente mejores en mujeres y en personas de alto ingreso; en contraste, son mayores en los clientes de menores ingresos. "Esto último ratifica que los potenciales efectos adversos de la TMC se focalizarían en este segmento de clientes debido a su mayor riesgo relativo", consigna el informe de la Abif.
Si bien la estabilidad de la morosidad observada a la fecha refleja una apropiada gestión de riesgo de crédito de la banca, así como la relativa resiliencia que ha mostrado el mercado del trabajo, la Abif advierte que la persistencia del actual ciclo económico, así como eventuales deterioros en el mercado del trabajo, no permiten descartar que el comportamiento de pago tienda a deteriorarse.