Empresas fintech, información y competencia
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Una de las fallas de mercado más importantes se produce por asimetrías de información, donde una de las partes en una transacción cuenta con más información que la otra, lo que le permite a la primera obtener ventajas (rentas) a costa de la primera. El riesgo moral y la selección adversa son los ejemplos de texto más comunes que se estudian en las clases de economía.
En términos muy generales, podemos pensar en proveedores de servicios que cuentan con más información que el consumidor. Un médico o un mecánico saben más que quien les consulta. En el mercado de los créditos, son los consumidores los que en muchos casos tienen más información que las empresas: quien pide un crédito conoce perfectamente su historial de pago en el pasado.
Sin embargo, un banco, que probablemente ofrezca tasas más atractivas que una tienda por departamentos, podría decidir no otorgar el crédito si no puede verificar que el comportamiento pasado de este cliente en particular ha sido intachable.
Es cierto que la institución podría revisar otras variables, pero en los casos de personas con contratos a plazo fijo, ingresos muy variables o empleo informal, sus posibilidades se reducen drásticamente. Como muestran los datos, en estos grupos cae una gran cantidad de adultos en Chile.
Esta carencia de información termina en que el buen pagador no pueda separarse de los malos pagadores, debiendo pagar un interés más alto o quedar sujeto a condiciones más restrictivas que aquellas a las que accedería si su información crediticia estuviese disponible para la contraparte.
Es por esto que resulta fundamental que exista acceso a este tipo de datos: el resultado es más competencia, es decir, precios y condiciones más competitivas, que, en el caso que hemos analizado, beneficiarían al consumidor de buen comportamiento.
En términos más académicos, podríamos tener precios de equilibrio separados de acuerdo a las características de cada cliente, en vez de un precio de equilibrio común donde el buen comportamiento pasado no tiene el premio que correspondería si la información estuviese disponible.
El acceso a información no debe, en ningún caso, destruir el incentivo que existe a producir y acumular dicha información. Algunos sostienen que las empresas que dan créditos a personas de mayor riesgo han construido sus bases de datos corriendo, precisamente, mayores riesgos (es decir, mayores costos), prestando tanto a buenos como a malos pagadores. Pero lo lógico es que, en un comienzo, cuando no existía información sobre ellos, esos créditos hayan cobrado los intereses que correspondían a ese perfil de riesgo, por lo que se hace difícil sostener algo así como un “derecho adquirido” a la exclusividad de esa información.
Las empresas del sector fintech pueden contribuir enormemente a generar mercados más competitivos. El caso del mercado de crédito es uno de los más sobresalientes. El proyecto de ley conocido como Ley Fintech persigue justamente aumentar la competencia y la inclusión en la industria. En el caso particular de la información, incluye un sistema de finanzas abiertas (open finance), que obliga a las entidades financieras a compartir con otras instituciones toda información que autoricen sus clientes. Esto es un paso decisivo en la dirección correcta.
Curiosamente, el nuevo marco legal que impondrá la ley también ayudará a disminuir otra asimetría de información, esta vez en el lado de los consumidores, que sabrán que las empresas y operadores con los que tratan están bajo regulación y supervisión. El resultado será un mercado más competitivo, con mejor formación de precios, más inclusivo y que generará los incentivos correctos.