Educación técnica: el desafío de integrar todos los modelos de formación

Por: | Publicado: Martes 12 de octubre de 2010 a las 05:00 hrs.
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Andrés Pumarino (*) 



Los cambios experimentados por la sociedad chilena en los últimos años, con una cada vez mayor especialización de la fuerza de trabajo y un uso más exhaustivo de la tecnología, han vuelto necesaria una adecuación de la calificación de los trabajadores y ha influido en que el interés por estudiar carreras técnicas se incremente: las matrículas de inicio de institutos profesionales y de formación técnica han alcanzado ya a las matrículas de inicio de las universidades.
Varios países de la OCDE, como Francia, Reino Unido, Alemania, Canadá, Estados Unidos o Japón, cuentan con entidades insertas en el sistema de educación superior, con un alto nivel de vinculación con el sector productivo y cuyo objetivo es responder a las nuevas necesidades de la economía, ofreciendo una alternativa a los estudios superiores clásicos.
Integrar los distintos niveles de enseñanza, los modelos de formación inicial y continua, es parte de las acciones que Chile requiere para que este tipo de formación siga avanzando en el país.
El país necesita avanzar en la profundización de la reforma de este sistema, con una reorganización que destaque la relevancia de la formación técnica.
Además, es necesario dar una garantía de calidad aplicando estándares diferenciados de las universidades; y generar adecuados equilibrios de acceso al financiamiento para incentivar a quienes no han logrado una certificación terciaria, acceder a ella. Situación que hoy no ha sido corregida.
Darle un impulso a la formación técnica significa un cambio en la concepción misma de la función y de las fórmulas de la educación, a saber: la flexibilidad de los itinerarios de formación, la modularización de los contenidos, la referencia a las competencias y a la capacidad de encontrar empleo, la validación de los logros obtenidos a través de la experiencia, la fluidez de los recorridos entre formación inicial y continua, así como la transparencia de los métodos y evaluación.
Es la formación técnico-profesional y no la tradicional universitaria la que ofrece las mejores oportunidades a las nuevas generaciones, como también permite al grueso de la masa laboral no calificada romper el mapa de desigualdad estructural de Chile, en el acceso a carreras técnico-profesionales o capacitación en el marco de competencias requeridas por los distintos sectores productivos de nuestra economía.



(*) Abogado y socio director de Legadigital

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