El economista experto en comercio internacional y exdirector de la división de Comercio Internacional e Integración de la Cepal, Osvaldo Rosales, proyecta que los aranceles impuestos por el Presidente de EEUU, Donald Trump, no serán a largo plazo.
“Tengo la confianza de que estos disparos en los pies que se está planteando Trump duren poco”, afirma quien liderara también la Dirección de Relaciones Económicas Internacionales (hoy Subrei).
Durante la primera administración en 2017 del mandatario, señala que las sobretasas arancelarias fueron transferidas a los consumidores estadounidenses y que el efecto neto de las medidas comerciales fueron caída en producción y empleo, en conjunto con aumento de precios.
“Un TLC es un acuerdo entre los gobiernos de dos países. EEUU hoy día ama la palabra aranceles y odia la palabra libre comercio, por ende mal podríamos renegociarlo”.
Y esta vez cree que será más ese impacto considerando la reacción de Canadá, China y, probablemente, México la próxima semana.
A su juicio, el “efecto retaliación” impactará a las empresas e exportaciones norteamericanas y el crecimiento en EEUU.
- ¿Cree que no llegarán a tener efecto o que duren poco estas medidas?
- Prolongar los aranceles a China, a México, a Canadá, más las amenazas que ha hecho Europa, definido como los aranceles recíprocos -que es una locura-, no tiene ninguna viabilidad de durar más de un año. Lo doy firmado.
- ¿Cómo mira este nuevo escenario comercial?
- Lo que uno puede señalar es que cunde la perplejidad, porque en primer lugar, EEUU está pasando a llevar el acuerdo de libre comercio que tiene con Canadá y con México y que fue renovado justamente en la administración de Trump. Por lo tanto, aquí hay un dato crucial: por el lado que uno lo mire, EEUU pierde drásticamente credibilidad como socio comercial.
El segundo dato es que con esas medidas Trump pasa por encima de todo el ordenamiento multilateral estructurado en torno a la Organización Mundial de Comercio y, por ende, es un llamado de alerta respecto de la necesidad de que el resto del mundo que sigue creyendo en el multilateralismo se pueda organizar para afrontar esta embestida proteccionista y alocada del Gobierno de Trump.
- ¿Cómo debería reaccionar Chile?
- No podemos perder la perspectiva. Somos una economía pequeña, abierta al comercio internacional y, por ende, sometida a todas las turbulencias y a las buenas noticias que este puede atraer y, adicionalmente, a lo imposible nadie está obligado. Es efectivo que tenemos el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y es efectivo que mantiene un superávit comercial con Chile en el intercambio, pero también es efectivo que Chile no es un centro de producción y exportación de fentanilo a EEUU. Por lo tanto, no había ningún antecedente racional al respecto.
Sin embargo, sabemos que la racionalidad no es algo que abunde en la Casa Blanca hoy.
Por ende, el tema es estar alerta, monitorear la situación, organizarse como ya lo está haciendo el Gobierno en grupos público-privado que incluyen la academia, de manera de ir monitoreando sus eventos y en función de los desafíos e, incluso, las oportunidades que esto pueda plantear.
- Mencionó que EEUU está pasando a llevar sus tratados con Canadá y México. ¿Nuestro TLC nos puede proteger en una eventual alza arancelaria? ¿Debería revisarse este tratado?
- Un TLC es un acuerdo entre los gobiernos de dos países. EEUU hoy ama la palabra aranceles y odia la palabra libre comercio, por ende mal podríamos renegociarlo. Y podría agregar que el TLC tiene efectivamente un capítulo de solución de controversia para tratar las diferencias comerciales que puedan surgir entre los dos países. Sin embargo, de nuevo subrayo esto, esto opera entre gobiernos decentes que respetan la normativa internacional y respetan los acuerdos que firman. O sea, no parece estar vinculado a esa categoría. Por ende, hay una incertidumbre que afecta al mundo, no solo a Chile.
- El Presidente Boric sostuvo una llamada con la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ¿cómo interpreta esa señal?
- Como una señal de solidaridad latinoamericana y ojalá hubiera más en la misma dirección. En una de esas, un efecto no esperado de esta malsana política de Trump podría ser que México se acercara más al sur del continente y, por ejemplo, establecerse un vínculo mucho más beneficioso para el conjunto de la región con Brasil. Y ahí podríamos estar hablando en serio, de sentar algunas bases para avances en materia de integración y cooperación regional, cada vez más urgente, toda vez que el mundo económico gobernado por reglas multilaterales parece irse evaporando.