Cristián Monckeberg, convencional RN: “Pensar que las normas transitorias van a salvar o morigerar los cambios, no es real”
El convencional RN afirma en el inicio del trabajo final del proceso constituyente que “la historia va a juzgar la farra política y social que significó esto”.
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La gradualidad de la transición en caso que se apruebe la nueva Constitucional es esencial para el convencional de Renovación Nacional e integrante de la comisión de normas Transitorias, Cristián Monckeberg, quien afirma que “la izquierda se farreó la posibilidad de construir una Constitución que interpretara a una gran mayoría”.
“El proceso constituyente no se acaba, porque si esto no termina bien, la política y la ciudadanía tienen que hacerse cargo de este proceso en un tiempo cercano”.
- ¿Cuáles son las expectativas del trabajo de la comisión?
- Hay grandes transformaciones en la propuesta de nueva Constitución y, por lo tanto, su éxito o fracaso en gran medida depende de cómo se implementen. Es una comisión de corto trabajo, porque tiene poco tiempo para trabajar, pero con una significación importante. Dejo una sola reflexión, en materia de políticas públicas y grandes cambios, cuando se han hecho bien en Chile, ha sido paulatinamente y uno de ellos es, por ejemplo, la reforma procesal penal; y cuando se han hecho mal, tenemos grandes recuerdos como el Transantiago.
- ¿Cuáles son los nudos a despejar en la comisión para implementar la nueva Constitución?
- Es tal la cantidad de cambios que se proponen en esta nueva Constitución que diría que la comisión completa es un nudo en todas sus temáticas, porque no hay nada que no tenga cambios radicales y profundos. Por ejemplo, en sistema de gobierno y nuevo Congreso. Partiendo por el periodo de duración de las autoridades, soy un convencido de que en esta materia no hay nada más importante en democracia que el mandato ciudadano y si a alguien lo eligieron por un periodo especifico tiene que terminarlo, sea Presidente, parlamentario o alcalde.
Hay nuevas funciones en cada uno de sus cargos y es necesario ajustar y dejar en claro cuando empiezan esos nuevos roles de autoridades políticas. Un sistema político que funciona mal, tiene condenada la implementación de otros cambios en sectores como salud, pensiones. Si el sistema político funciona mal, todo lo demás también.
En justicia, lógicamente la incorporación de los ministros en sus funciones y también este sistema paralelo de justicia indígena requiere de ajustes importantes en el tiempo y las normas transitorias deben buscar su buena implementación.
Con la Contraloría debemos tener una conversación profunda, porque hay nuevas maneras de administrar las regiones y con autorización de autonomías territoriales indígenas que nadie sabe cuál es su profundidad y en qué consisten mayormente, esto siempre va de la mano con el Congreso que debe dictar leyes y así muchas normas transitorias que darán el puntapié inicial para esta adecuación. Es decir, nada fácil para el corto tiempo que tenemos.
- Se habla de dos años para tener en ejecución la gran mayoría de los cambios…
- Yo podría decir seis meses, pero dos años para que una institución asuma nuevas funciones puede ser algo razonable cuando viene acompañado de ejecución presupuestaria. Pero esto va a requerir pasar por el Congreso y recursos para su implementación, entonces, dos años es bastante ilusorio.
La reforma procesal penal se implementó en 10 años, soñar con dos años no cuesta nada, es fácil ponerlo en un papel, pero aquí debe haber análisis técnico, financiero, presupuestario y realidad versus ilusión.
Nosotros, los convencionales -como me dijo una vez un constituyente- estamos para soñar, pero esto debe ser con los pies puestos en la tierra y no veo acá mucho realismo.
- ¿Qué tanto se pueden atenuar los impactos de los cambios que se proponen con una mayor gradualidad?
- El ánimo transformador y refundacional de la mayoría de la Convención es de tal magnitud que tener esperanzas en la comisión de normas transitorias no es real. Podemos llegar a buenos entendimientos, desplegar ciertas normas que permitan transitoriedad para que no se implemente todo de golpe y porrazo, pero pensar que las normas transitorias van salvar o morigerar los cambios, no es real. Y, por lo tanto, es importante para que este proceso termine bien que la ciudadanía se informe bien a partir de lo ya aprobado y lo que queda pendiente, para poder tomar decisiones correctas en septiembre.
- ¿Qué reflexión hace de su rol como constituyente?
- Parto con señalar que yo voté apruebo, soy parte de esos que pensaba que era necesario cerrar el capítulo constitucional haciéndonos cargo de demandas ciudadanas muy anheladas y se requería de eso de muchas cosas como una nueva Constitución.
Yo dejé el gobierno exclusivamente pensando en aportar en este proceso, hicimos todos los esfuerzos por dialogar y sentarnos en la mesa, pero no se nos escuchó mucho. La izquierda se farreó la posibilidad de construir una Constitución que interpretara a una gran mayoría a partir de sus ideas, y eso nadie lo discute porque eran mayoría en la Convención.
La historia va a juzgar la farra política y social que significó esto, pero el proceso constituyente no se acaba, porque si esto no termina bien, la política y la ciudadanía tienen que hacerse cargo de este proceso en un tiempo cercano.