Mientras uno de los bloques más relevantes del mundo, la Unión Europea, debate día a día el mecanismo para mantenerse a flote, da la impresión que Chile no estuviera afectado por ese episodio crítico a nivel internacional. Es que en el ámbito local actualmente no hay señales de aumento del desempleo, tampoco hay un déficit fiscal preocupante ni caída en la actividad. Incluso la demanda interna, que si bien se ha desacelerado, sigue mostrando cifras de crecimiento por sobre el producto.
Pero claramente esta situación no se mantendrá durante todo el año. En el mercado hay coincidencia en que los efectos de la crisis ya están llegando y en los próximos meses se harán más perceptibles. Pese a ello, aún no hay indicadores que hayan traspasado un umbral peligroso en el país.
Luz roja
“El semáforo en rojo sigue estando en el tema internacional. El bajo crecimiento de nuestros socios comerciales y las tensiones financieras en Europa. Si hoy hay un elemento que justifique una mala expectativa es eso, lejos, más que temas locales”, indican desde Banchile Inversiones.
En ese escenario, el temor de las últimas semanas en Europa respecto a que la vulnerabilidad de España arrastre a Italia se consolidó tras la decisión que adoptó el viernes la agencia Moody’s que rebajó la calificación de Italia en dos peldaños, de A3 a Baa2. Esa señal ratifica a la crisis europea, pese a la lejanía, como el factor de mayor cuidado para la economía chilena.
Luz amarilla
Se sabe que los fundamentos de la economía chilena, si son bien administrados, están en buen pie para enfrentar un colapso mayor, pero conviene mirar con atención cinco aspectos que podrían revertir el panorama actual a nivel interno.
El primero de ellos son las exportaciones chilenas que muestran una caída en sus envíos a China y Europa. A eso se suma la caída en los ingresos tributarios en mayo, según las cifras de la Dipres, que retrocedieron en cerca de un 30%, destacando una fuerte merma en los ingresos del cobre.
Pero hay otro factor que preocupa de manera más fuerte. “El gobierno nos está diciendo que probablemente en los próximos meses vamos a tener un déficit fiscal. De hecho ratificó su expectativa de 0,3% del producto, lo cual, considerando que a la fecha tenemos acumulado un superávit fiscal de 1,9%, significa que el gobierno estaría esperando un déficit fiscal que superaría los US$ 5.000 millones en el segundo semestre del año”, explican en Banchile Inversiones.
De acuerdo a la opinión experta, ese factor hay que mirarlo con bastante atención porque un escenario de déficit fiscal proyectado para los próximos meses o para el próximo año, es consistente con mayores necesidades de financiamiento. “Sabemos que cuando el gobierno financia con los recursos del Fondo de Estabilización Económica y Social (FEES) puede presionar al tipo de cambio, lo mismo cuando consigue recursos internacionales. Está el tema de la reforma tributaria entre medio. Por ahí si el gobierno emite deuda local, hace subir las tasas largas y eso es malo para los consumidores. O sea, es un tema que hay que ver cómo se desarrolla”, explican. A esos tres factores se suman las señales de desaceleración que están apareciendo en la economía chilena, que es marcada en las importaciones y la caída que ha tenido la creación de empleo, que si bien sigue avanzando ha disminuido de manera importante en su velocidad.
Luz verde
Indudablemente las cifras de inflación que se han observado en los últimos meses, en particular en junio con un registro de -0,3%, han ayudado a calmar las tensiones locales. Esta situación marca una diferencia con la crisis subprime, cuando las autoridades políticas y monetarias tuvieron que lidiar con una inflación que alcanzó los dígitos.
A ese factor hay que agregar que hoy Chile no muestra ninguna señal de debilitamiento en materia de inversión y los indicadores de intención de inversión del catastro de la Corporación de Bienes de Capital (CBC) muestra alentadoras cifras, dado que hay indicadores líderes del sector inmobiliario como el despacho de cemento, la superficie autorizada y la velocidad de venta que muestran un gran comportamiento.
Otro indicador que llama a la tranquilidad es que en Chile no se han observado problemas de liquidez en dólares y en pesos, lo que es una buena noticia considerando que para la crisis de 2008 ese fue el primer fusible que se reventó y nos hizo partícipe de la crisis.
Finalmente, la demanda interna está creciendo a una tasa parecida al producto, lo que muestra que no tendríamos riesgos relevantes de inflación en el mediano plazo.