Capital Economics alerta por el alto déficit de cuenta corriente de Chile y advierte impactos en dólar y alza de tasas
La consultora británica alerta que es probable que el país registre un déficit de cuenta corriente de 7% del PIB este año, el más profundo desde 1985.
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“El déficit de cuenta corriente de Chile parpadea en rojo”. Esta fue la advertencia que realizó la consultora británica Capital Economics en un informe difundido este lunes, en el que alertó que es probable que el indicador cierre en 7% del Producto Interno Bruto (PIB) este año. De concretarse este cuadro, el déficit sería el más profundo desde 1985.
Nikhil Sanghani, economista de la firma para América Latina, planteó en el análisis que “de manera preocupante, este déficit está siendo financiado cada vez más por entradas de cartera volátiles”, y no con Inversión Extranjera Directa (IED), como ocurría históricamente. Esto “hace que la economía -y la moneda- sean particularmente vulnerables a las fluctuaciones en el apetito por el riesgo de los inversionistas”, afirma el experto.
Deterioro de términos de intercambio, menor volumen exportado y alto gasto de 2021 explican el deterioro.
Y, puntualiza que “una implicancia clave” es que el Banco Central aumentará la Tasa de Política Monetaria (TPM) “más de lo que la mayoría espera para aliviar estas crecientes vulnerabilidades”.
Capital Economics comenzó a encender la alerta sobre la posición externa de Chile a inicio de año, defendiendo que era “un motivo de preocupación subestimado”. En el reporte se señala que “los últimos datos han reafirmado nuestras preocupaciones”, lo que se sustenta en que el déficit por cuenta corriente se amplió a 7,3% del PIB en el primer trimestre, desde el 6,5% al que se llegó en los últimos tres meses de 2021.
La consultora afirma que “Chile no es ajeno a tener grandes déficits en cuenta corriente”, y recuerda que la apertura al capital extranjero significa que la balanza de ingresos primarios “ha tenido un déficit persistente en gran parte debido a la reinversión de ganancias por parte de empresas de propiedad extranjera”. Pero, alerta que, más recientemente, el deterioro de la balanza por cuenta corriente “se ha debido principalmente a que la balanza comercial pasó de un superávit a un déficit”.
Por un lado, esto se explicaría por el deterioro de los términos de intercambio de Chile, los que la firma duda que mejoren. A esto se agrega que, en términos de volumen, el crecimiento de las importaciones ha superado el crecimiento de las exportaciones en los últimos trimestres. Y si bien la demanda interna se está enfriando -lo que pesará sobre las internaciones- “es probable que las exportaciones también tengan problemas a medida que el crecimiento mundial se debilite en los próximos trimestres”, alerta el reporte.
Mercado se divide
En el Informe de Política Monetaria (IPoM) de la semana pasada, el Banco Central actualizó su panorama y ahora estima un déficit de 6,6% del Producto este año, dos puntos porcentuales por sobre su análisis de marzo. En 2023 y 2024, el déficit se reducirá hasta valores entre 4 y 4,5% del PIB, “coherente con el ajuste del gasto interno”.
Sergio Lehmann, economista jefe de BCI Estudios, comparte que el déficit de la cuenta corriente “merece especial atención, entendiendo que los niveles que exhiben son preocupantes, reflejo de los desequilibrios macro que se gestaron producto de un crecimiento más allá de lo prudente en 2021”.
Este año el indicador se ubicaría algo bajo 7% del PIB, “dado que hacia los próximos trimestres veremos una desaceleración importante en la demanda interna que llevara a un menor impulso por el lado de las importaciones”, plantea. Hacia 2023 el déficit continuaría reduciéndose, hasta en torno a 4% del Producto, como consecuencia de “una economía que se mostrará estancada en ese entonces”.
El experto recuerda que el déficit de la cuenta corriente debe ser financiado con deuda externa, por activos locales que adquieren no residentes o activos externos que liquidan residentes. "Eso da cuenta de la importancia de mantenerlo en control, de forma de no elevar el riesgo de la economía", dice, y recalca que los organismos multilaterales apuntan a la necesidad de que las economías emergentes no sostengan déficits sobre 4% del PIB.
El economista señala que el control de la demanda interna a través de la política monetaria permitirá ir reduciendo el déficit, pero enfatiza que "se requiere además que la responsabilidad fiscal se recupere rápidamente, lo que exige contener las presiones por mayor gasto público de forma efectiva y cumplir con el objetivo de llegar a un equilibrio fiscal en los próximos dos a tres años".
Diego Pereira, economista jefe de JP Morgan para el Cono Sur, explica que, en su escenario base, el déficit de cuenta corriente de Chile sería “importante, pero que se iría moderando”. Este año cerraría cerca del 6,2%, por debajo de la estimación del instituto emisor y de la firma británica, y para 2023 llegaría a 3,5% del PIB.
Carolina Molinare, investigadora y economista del Observatorio del Contexto Económico de la UDP, prevé que el déficit de cuenta corriente “se mantenga relativamente alto para este año”, pero en niveles menores a lo expuesto por la consultora británica y al dato del primer trimestre. Resume que “el gasto interno tenderá a ajustarse en lo que queda del año, lo cual permitirá una reducción en el margen del déficit de cuenta corriente”.
Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics, considera que el 7,3% del PIB del primer trimestre “no indica un déficit permanente para todo el año”, lo que se sustenta en que, dada la desaceleración inducida de la demanda interna -resultado en gran medida de la restricción fiscal y monetaria- “el exceso de demanda interna se está reduciendo y con ello el desequilibrio externo se reducirá a lo largo del año”.
Y el economista jefe de Banco Santander, Claudio Soto, señala que el elevado déficit del primer trimestre “refleja el exceso de gasto con el que cerramos 2021”, y explica que, hacia adelante, “el déficit se irá moderando conforme se normaliza la demanda interna, por lo que cerrará el año bastante por debajo del 7%”.
Los expertos coinciden en que la política monetaria jugará un rol clave en ir reduciendo el déficit. Pero enfatizan que la política fiscal también será fundamental, y apuntan a la necesidad de mantener la senda de consolidación fiscal, preservando la austeridad.