Macro

Aninat y reformas: ”El gobierno es como el panadero que hornea sin levadura. El pan le sale plano”

Ex ministro de Hacienda plantea que se ha “extremado” la influencia del segundo piso y que Bachelet debe empoderar más a sus ministros.

Por: Sebastián Valdenegro Toro | Publicado: Lunes 11 de enero de 2016 a las 04:00 hrs.
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La última semana de 2015 fue de tensión máxima entre la Democracia Cristiana (DC) y La Moneda. La fallida renuncia del ministro del Interior, Jorge Burgos, ante su exclusión del viaje de la presidenta Michelle Bachelet a La Araucanía, se conjugó con la publicación de una carta de 26 militantes de la DC en la que pedían al gobierno enmendar el rumbo, misiva titulada “progresismo sin progreso”.

Eduardo Aninat fue uno de los firmantes del texto. El ex ministro de Hacienda de Eduardo Frei Ruiz-Tagle señala que ambos hechos son “meras coincidencias” y anticipa que a fines de marzo el grupo de los 26 (que dice se amplió a 36 militantes de la falange) presentará un texto con planteamierntos en áreas específicas de la gestión del gobierno, como ideas para retomar el crecimiento y el bienestar social, por citar algunas. “Ya hicimos el diagnóstico, la idea no es quedarse sólo en la crítica sino pasar a la propuesta”, expone.

- ¿Por qué firmó esa carta?

- Nos fuimos dando cuenta que en marzo el gobierno cumple dos años y que hay una brecha muy grande entre las expectativas que había generado y la realidad. Entonces, si pensamos que 2016 ya está encima y que 2017 es un año puramente electoral, al gobierno no le quedan más de 14-15 meses para concretar su agenda y fijar el legado que le dejará al país en este primer gobierno de la Nueva Mayoría.

Haciendo un balance muy serio en el área económica, internacional, salud y educación, consideramos que la gestión ha sido tremendamente insuficiente. Lo que estamos haciendo es tocar una campana para decir “señores del Senado, de la Cámara, de nuestro partido y sobre todo de La Moneda, pónganse las pilas porque el balance es completamente insuficiente”.

- Y recibieron varias críticas...

- Lo importante es que generamos debate, lo peor hubiera sido que nos ignoraran. La declaración es un enunciado muy respetuoso, concreto y que invita al debate. Eso es lo que la ciudadanía más ha valorado.

Quiero destacar que el gobierno no actuó mal, ha reaccionado con una primera atención, mientras que el presidente Jorge Pizarro ha reaccionado muy bien, defendiendo nuestro derecho a opinar. Si ex autoridades no tienen derecho a opinar, ¿en qué país estamos?

- En lo personal y basándose en estos ocho puntos del diagnóstico, ¿cuáles son los que más le preocupan?

- Voy a replicar las palabras de José Miguel Insulza (la semana pasada) en la Universidad de Los Andes: “Para mí, lo primero es la economía”.

Con todas las buenas intenciones que pueda tener el gobierno, no se puede hacer política social de verdad sin tener más vigor en la economía.

Lo que más me motivó a firmar la carta fue preguntarme lo siguiente: ¿Cómo están haciendo tantas promesas de bonos, de nuevas reformas, cambios institucionales, derechos acá y allá, si no se dan cuenta de que la economía se está parando y con un crecimiento mediocre?

Hay que generar un sustento para avanzar, porque si no vamos a Venezuela, a Ecuador, a la Argentina del pasado. ¿Y de qué sirvió? Ya van todos esos países para atrás.

- ¿El área económica es lo más crítico de esta gestión?

- Dentro del área económica, no todo. La macro ha sido más o menos conducida de manera satisfactoria, no con excelencia, pero sí satisfactoriamente. Y en comparación con los vecinos, magistralmente.

¿Puede ser que el mismo gobierno, con casi los mismos interlocutores, vaya en una tercera reforma tributaria en menos de 24 meses? Me cuesta encontrar países en el mundo que hayan tenido tres experimentos así de grandes y que aún estemos discutiendo uno en el Congreso.

También me parece preocupante -aunque no tengo un análisis acabado- que se esté construyendo una reforma laboral que se necesita, pero que está siendo tan pensada y parchada por unos y otros que, al final, la pyme o la mediana empresa va a entrar en un puzzle de puras interpretaciones y puros problemas legales.

En general, se necesita un liderazgo más claro, más abierto, de más cercanía con la gente. Si hay un 70% en las encuestas que cree que vamos por mal camino, ¡hay que escuchar esa opinión ciudadana! No podemos quedarnos en los juegos mentales.

Para mí el gobierno es como el panadero que se levanta todos los días a las seis de la mañana, que hornea un pan en el horno sin levadura y que el pan le sale plano. No le pone motivación, no le pone incentivos, no lo explica y, por lo tanto, el pan le sale plano. Eso me asemeja el 2% de crecimiento que vemos hoy.

Con el mismo esfuerzo y los mismos recursos podríamos estar creciendo al 4% y no seguir horneando pan sin levadura.

- ¿Falta que la Presidenta tome las riendas más decididamente?

- Hay que partir por la Presidenta, a la cual respeto mucho. Enchufarse con lo que está diciendo la clase media y la mayoría ciudadana en el país. Enchufarse y no seguir aislada en un grupo de 20 o 30 que le hablan de filosofía social.

- ¿Se refiere al segundo piso?

- Sí. No se entiende a este segundo piso, no entendemos a gente que habla en lenguaje difícil y que está con riendas sobre todo. La construcción del segundo piso no me parece muy buena para los gobiernos. Aylwin y Frei nunca tuvieron un segundo piso tan mayoritario como el actual, a ambos les gustaba empoderar a sus ministros y al comité político. Ese manejo hoy se ha extremado.

- ¿Debería dejar de escuchar al segundo piso?

- Es una mala idea el segundo piso. Los ministros son los que responden ante la ley, el Congreso y la Presidenta, no esos asesores que pueden ir rotando y no les pasa nada.

El rol de los empresarios
- ¿Qué rol le cabe al sector privado en la situación actual? La semana pasada se volvió a conocer un caso de colusión...

- La cúpula empresarial no ha estuvo nada bien el 2015. La gobernanza es un problema compartido, lo que le pasa a la Presidenta también le ha pasado a los dirigentes empresariales, porque su performance no ha sido buena y el país lo sabe. No quiero hacer leña de los árboles caídos, pero me parece que -y le hablo a los dirigentes empresariales a quienes conozco y respeto- han estado un poco flojos en el día a día y en la acción. Me refiero a Icare, a la Sofofa, a la CPC, a la Sonami, y varios.

Tienen que hablar más claro, el país ya no acepta hablar diplomáticamente, con eufemismos. ¡No, hay que decir muy claro: el fresco no cabe en nuestras organizaciones empresariales, tenemos que tirar el carro para adelante!

- ¿Ve a los empresarios con ganas de tirar el carro?

- Veo una renovación empresarial interesante. Veo a los consejeros más jóvenes con ánimo de no repetir más de lo mismo. Ya no puede ser que, como en la política, los mismos nombres estén gobernando los mismos gremios. No veo a ningún empresario tradicional obstaculizando nada, pero sí los veo medio paralizados, medios sorprendidos. Esta es la oportunidad para salir todos para adelante y no quedarse parados en la fila alegando...


 

"El 2016 volverá a ser un año mediocre de crecimiento"

 

- ¿Qué tan preocupantes son las últimas cifras macro?


- Hemos visto el último Imacec (1,8% en noviembre) que da cuenta de que nos encaminamos a un crecimiento mediocre en 2015 y, al parecer, 2016 volverá a ser un año mediocre.


- ¿Debe la Presidenta empoderar más al ministro Valdés?


- Yo veo al ministro Valdés como una persona que hace lo posible en un contexto muy difícil, tanto dentro como fuera de la Nueva Mayoría. Por lo tanto, lo sigo respetando.


- ¿Cómo ve el escenario externo?


- El contexto para Chile y América Latina está muy complejo. Hay riesgos. Si China se ralentiza y crece al 4%, si EEUU hace errores con el alza de tasas de la Fed, Europa cae, sigue bajando el cobre y la economía chilena se va al 1% de crecimiento (lo cual no creo), ahí la tentación de ir a populismos fuertes va a ser muy alta. El crecimiento bajo es una maldición, porque como se despertaron tantas expectativas y la gente quiere más, no le puedes poner la tapa hoy y decirle "no, posterguen".


- ¿En qué parte del ciclo estamos?


- El ciclo internacional está definido sólo por dos variables: lo que pasa en China y su compleja transición económica interna; y lo que pasa en EEUU con la política monetaria.


Entonces, ¿cuál es el escenario malo? Tiene una probabilidad muy baja, pero una posibilidad sería que la presidenta de la Fed, Janet Yellen, empezara a experimentar cada tres o seis meses con más alzas de tasa, lo que acogotaría a la economía norteamericana. No lo veo, pero hay un peligro de cometer errores...


Después está China, que está embarcada en una carrera anticorrupción y en pasar de una economía basada en inversión a consumo. Si China se equivoca en esa transición, el crecimiento global se puede debilitar fuertemente.


Si se sumaran ambos peligros, estaríamos de vuelta a una recesión, pero le doy una probabilidad de apenas 5% este año.


- ¿Qué tan preparado esta Chile para este escenario?


- Chile está bien y está mal a la vez. Sigue teniendo cerca de US$ 30.000 millones en ahorros invertidos en el exterior, líquidos y muy diversificados. Por lo tanto, si el ministro de Hacienda necesitase podría girar un cheque por US$ 5.000 millones para reactivar. Gracias a la prudencia de Hacienda, tiene liquidez guardada.


¿En qué estamos mal? No estamos repensando la estrategia de crecimiento de largo plazo. Los anteriores cuatro gobiernos disfrutaron de un precio del cobre extraordinariamente alto. Ahí deberíamos habernos puesto a pensar cuál es la estrategia de largo plazo de Chile. No invertimos en ciencia ni tecnología...
Hay que repensar la minería, los temas medioambientales, los servicios. Si crecemos podemos redistribuir, pero si esto se pone plano, olvídate. Necesitamos respuestas para los 5-10 años que vienen. En el corto plazo, seguiremos pegados en un 2%, con un empleo creciendo de manera razonable y una clase media sorprendida y asustada.

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