La tramitación de la reforma de pensiones entró en tierra derecha. Anoche, la Sala del Senado despachó el proyecto del Ejecutivo, por lo que solo le resta la discusión en la Cámara de Diputados para convertirse en ley.
Si bien el proyecto considera un conjunto de temas, lo principal es el cambio en la cotización para pensiones.
Tras el acuerdo en la comisión de Trabajo y Previsión Social del Senado, hace algunas semanas el Gobierno ingresó nuevas indicaciones con una cotización extra subiendo de 6% a 7%. De ésta, un 4,5% irá directamente a cuentas de capitalización individual, mientras que un 1,5% será destinado al nuevo Fondo Autónomo de Protección Previsional (FAPP) con el fin de financiar el beneficio de UF 0,1 por años cotizados y el “Aporte con Rentabilidad Protegida”, lo que durante la tramitación se ha conocido como “préstamo”.
Todo lo anterior, se suma a un 2,5% -actual Seguro de Invalidez y Sobrevivencia (SIS) más una compensación para mujeres por mayor sobrevida-, que tambén será destinado a este fondo. De esta manera, la cotización total de parte del empleador, según esta ley, llegará a 8,5%.
¿Cómo queda Chile respecto a otros países con la nueva cotización obligatoria? Un informe elaborado por el Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales (OCEC UDP) responde a esa pregunta, recalcando que hoy -sin reforma- la tasa de cotización de Chile se ubica muy por debajo de la media de los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).
En específico, el reporte del director del OCEC UDP, Juan Bravo, calcula que la tasa de contribución actual se ubica en 12,7%, considerando el aporte al sistema de AFP más los otros seguros que contempla la legislación, dejando a Chile 5,4 puntos porcentuales (pp.) por debajo del promedio del conjunto de países desarrollados o en vías de serlo, que asciende a 18,1%.
Ahora, de aprobarse la nueva norma y al cabo de su entrada en vigencia, la tasa de imposición previsional aumentaría a 19,7%, cerrando la brecha con el grupo analizado y superando el promedio en 1,6 puntos porcentuales.
"Esta comparación incluye la cotización destinada a pensiones por discapacidad o invalidez, así como los costos administrativos (como la comisión que se debe pagar a la AFP), lo que permite comparar el sacrificio total en términos de remuneraciones para fines de pensión", explica el economista.
Con la tasa actual de cotización, Chile se ubica en el vecindario de naciones como Canadá (11,4%), Dinamarca (12%) y Costa Rica (13,5%).
Ahora, con la reforma aprobada y engrosando la cotización a un 19,7%, Chile se acerca a países como Estonia, Turquía y Letonia (todos con 20%), y está sobre Japón (18,3%), Alemania (18,5%), Hungría (19,3%) y Polonia (19,5%), dice el análisis en base a datos al 2023.
La reforma no realiza ningún ajuste a la edad legal de pensión, manteniéndola en 65 años para los hombres y 60 años para las mujeres.
Así, mientras en el caso de los hombres la edad legal de pensión en Chile es similar a la observada en promedio en los países OCDE, en el caso de las mujeres está considerablemente por debajo: 3,8 años menos que el promedio, advierte el análisis.
"Además, Chile es uno de los pocos países del bloque en donde siguen existiendo diferencias en la edad legal de pensión por sexo", recalca Bravo en su reporte.
El estudio de Bravo también analiza la literatura respecto al impacto de un aumento en el aporte previsional tanto a nivel de los salarios de los trabajadores como sobre el mercado de capitales, el empleo y la informalidad.
En cuanto a lo último, plantea que la mayor tasa de cotización previsional puede generar mayores incentivos a la evasión, a través de ejercer empleos en donde no se cotiza y así lograr mayores ingresos laborales líquidos.
Bravo comenta que las estimaciones de Joubert (2015) para Chile indican que aumentar la tasa de cotización para pensiones en 5% eleva el tamaño del sector “informal” (medido como proporción de ocupados que no cotizan para pensión) en 12,5% para hombres y en 9,3% para mujeres.
"Sin embargo, este análisis es parcial y, por ende, incompleto. El análisis también debe considerar que hay efectos positivos del mayor ahorro previsional sobre la inversión y el stock de capital, lo que aumenta el PIB y con ello, se estimula la creación de empleo formal en el sector privado. El mayor ahorro previsional también tiene un efecto positivo sobre los mercados financieros, lo que también puede estimular positivamente la actividad", recalca el economista.
Así, agrega que la evidencia empírica para Chile es "clara" en mostrar que un mayor ahorro previsional se asocia a un mayor crecimiento, favoreciendo la generación de empleo asalariado formal en el sector privado.
Los resultados de Corbo y Schmidt-Hebbel (2003) apuntan a una contribución de la reforma previsional de 1981 de 0,49 puntos porcentuales al crecimiento promedio de 4,63% observado en 1981-2001.
"Los principales canales a través de los cuales aumentó el crecimiento económico fueron el impacto positivo del ahorro previsional sobre la inversión y el aumento de la productividad total de factores (PTF) debido a la mayor profundidad del mercado de capitales chileno", destaca Bravo.
En forma similar, Fuentes (2013) encuentra que el mayor ahorro previsional debido a la reforma previsional de 1981 provocó un impacto positivo sobre el PIB por trabajador en el largo plazo, principalmente a través de esos dos canales, complementa el estudio del OCEC UDP.