Con una intensa jornada de exposiciones de los representantes de las bancadas que se prolongó por más de tres horas, ayer la sala de la Cámara de Diputados inició el debate del proyecto de reforma laboral.
Tras una crítica postura que adoptó el diputado Patricio Melero donde emplazó a la ministra del Trabajo, Ximena Rincón, a explicar “qué razón tiene ponerle suma urgencia a un proyecto que está acordado despachar esta semana”, la titular de la cartera pidió la palabra y se hizo cargo de los cuestionamientos lanzados por el parlamentario.
Poniendo sobre la mesa que el patrón de crecimiento del país ha estado marcado por una marcada desigualdad y que una de sus causas estructurales deriva del funcionamiento asimétrico del mercado laboral, Rincón reafirmó su convicción que la reforma laboral fue construida de cara a la ciudadanía y que sus contenidos fueron ampliamente discutidos y socializados. Por esto, tuvo una férrea defensa a la iniciativa, afirmando que están “convencidos que presentamos a este Congreso una propuesta seria y equilibrada”.
Bajo ese diagnóstico, y haciendo frente a las críticas lanzadas en la comisión de Hacienda por los posibles impactos macroeconómicos que pudiese acarrerar la iniciativa, puntualizó que el proyecto “es una oportunidad para crear nuevos espacios de diálogo social y construir confianzas. Es también una oportunidad para fomentar el empleo y la productividad al permitir que empleadores y trabajadores puedan establecer acuerdos”.
Por esto, no dudó en contestar el cuestionamiento de Melero a quien indicó que “35 años es tiempo suficiente y los trabajadores quieren ver este debate ahora”.
Sin embargo, su intervención dio paso a duras críticas por parte de la Alianza que reiteró su rechazo al proyecto. A su vez, expresaron que la iniciativa se gesta bajo un diagnóstico errado, acarrea un fuerte rechazo ciudadano y que no existe la certeza absoluta que esta reforma no terminará afectando negativamente la productividad.
En esa línea, el diputado (RN) Nicolás Monckeberg criticó la obligación de pertenecer a un sindicato como condición para participar en la negociación colectiva y recibir los beneficios. “Este gobierno está secuestrado por la CUT”, reiteró el parlamentario tras el cambio de “actitud” que, a su juicio, mostró el gobierno durante los últimos cinco meses de discusión. Intervención que luego fue rebatida por el diputado Sergio Aguiló quien apuntó que el Parlamento “está secuestrado por el empresariado nacional”.
El diputado PC Lautaro Carmona defendió la titularidad sindical que permitirá que no sea el empleador el que designe a los representantes de los trabajadores para negociar.
En tanto, Cristián Monckeberg dijo que “la reforma propuesta sólo se hace cargo del fortalecimiento de la sindicalización, dejando sin respuesta demandas como el mejoramiento y el crecimiento del empleo”.
La discusión continuará hoy en dos sesiones para dar paso a su votación durante la tarde.