Han pasado dos semanas desde que el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, anunciara en la Enade que la "reforma laboral será gradual y consistente con una meta de dinamismo".
Lejos de disipar las dudas, el mensaje del jefe de las finanzas públicas generó reacciones contrapuestas en el empresariado, sector que se ha mostrado crítico frente a la agenda laboral de gobierno.
"No veo por dónde se puede aplicar gradualmente esta reforma o agenda laboral", dijo en una entrevista con DF la semana pasada el presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Ricardo Mewes.
Hoy, mientras el proyecto entra en etapa de cuenta regresiva para su presentación al Congreso entre Navidad y Año Nuevo, los dichos de Arenas generaron esquirlas también en la Nueva Mayoría (NM).
Un parlamentario del bloque que ha participado activamente en el proceso de diálogo pre legislativo con la ministra del Trabajo, Javiera Blanco, comentó que el anuncio de gradualidad, en lugar de otorgar señales de estabilidad y certidumbre, generó "confusión".
Otro legislador del sector oficialista reaccionó con molestia frente al anuncio de Arenas y comentó que la gradualidad ha funcionado bien en la aplicación de otras reformas, como la procesal penal, la previsional de 2008 y la tributaria de este año, pero dice que en el caso laboral cada parte es un todo, por lo que no se entiende por dónde podría ser escalonada su implementación.
Ese punto fue reforzado por el ex ministro del Trabajo del gobierno de Ricardo Lagos, Yerko Ljubetic, quien ayer tras una reunión que sostuvo junto a otros ex secretarios de esa cartera como Germán Molina, Ricardo Solari y Osvaldo Andrade con la actual ministra Javiera Blanco, dijo que no ve espacio para que los nuevos derechos colectivos "lleguen antes para algunos y después para otros".
"De los temas que se han abordado -desde nuestra experiencia- ninguno requiere, amerita, ni se hace conveniente ninguna figura de gradualidad y entendemos que el proyecto va en la dirección de que esos cambios se implementen en la medida en que todos sean aprobados", dijo.
Ljubetic precisó en todo caso que la gradualidad en una reforma de esta envergadura "puede estar dada por una cuestión muy específica del derecho del trabajo, que es que en los contratos colectivos sus efectos sean graduales porque hay contratos vigentes que no van a cambiar hasta que cese su vigencia".
El ex secretario de Estado señaló que los nueve titulares que tiene la agenda de derechos colectivos del gobierno representan el piso mínimo de los cambios que son necesarios en esa línea.
Asimismo, planteó que la reforma "ingrese a la mayor brevedad a la discusión parlamentaria", lo que "probablemente va a precisar las expectativas y a objetivar las discusiones".
En la misma línea de Ljubetic, desde el Ministerio del Trabajo han explicado que la iniciativa laboral tiene una "gradualidad intrínseca", pues la aplicación de sus principales medidas relacionadas con la negociación colectiva -titularidad sindical, reemplazo en huelga, pisos mínimos de negociación-, está supeditada a la expiración de los contratos colectivos vigentes hoy en cada empresa. Es decir, sólo al momento de iniciar la discusión de un nuevo contrato colectivo se deberá considerar los cambios establecidos en la reforma laboral, una vez que esta ya sea ley.
Fallo de la Suprema
La semana pasada la sala laboral de la Corte Suprema rechazó un recurso de unificación de jurisprudencia y determinó que las empresas no pueden reemplazar a trabajadores en huelga con personal interno. El dictamen fue interpretado como otro distanciamiento de las sentencias "pro empresa" en materia laboral del máximo tribunal.
Una fuente de la NM anticipa que si la redacción del fin del reemplazo en huelga no recoge el punto levantado por la Suprema, será el ministro Carlos Cerda quien finalmente termine legislando en ese sentido.