El próximo 6 de julio se reanudará el debate del proyecto de reforma laboral en el Senado y el mundo empresarial alista su “artillería” para que sus demandas sean incorporadas al articulado. El presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), Ricardo Mewes, hizo latente el debate que se avecina en la reciente cena anual que celebra el gremio, pero también deslizó propuestas como considerar un plazo de 15 días para el inicio de la huelga desde que es votada y avanzar en la extensión universal de beneficios.
Así, el dirigente se ha posicionado con un rol protagónico en esta discusión, siendo además uno de los líderes del Comité Laboral Pro Empresa, conformado en oposición a la reforma.
- ¿Cómo califica el paso del proyecto por la Cámara de Diputados?
- Lo que hoy está aprobado no nos deja del todo tranquilos. Al contrario, creemos que se puede mejorar muchísimo este proyecto. Espero que en el Senado nos reciban. Lo que queremos plantearles es dónde pensamos que van a estar los problemas para que se incorpore algún nivel de solución y se modifique la redacción de los artículos que nos parecen críticos.
- ¿Se espera una “cocina” como ocurrió con la reforma tributaria en el Senado?
- Espero que sea sin una presión, sin que esta cosa tampoco se extienda eternamente, porque soy partidario de que si se va a tomar una decisión, que se adopte y luego. Esa ha sido la actitud que hemos visto que tendrá el Senado.
En ese sentido, estoy con bastante tranquilidad, pero claramente es importante que escuchen a todos.
- Pero considerando lo que pasó con la reforma tributaria donde el proyecto se rearmó más que sufrir ajustes, ¿podría pasar lo mismo?
- No veo que esto se vaya a armar de nuevo y no veo que aquí se vaya a incluir aspectos como temas de capacitación, por ejemplo. Aquí se puede trabajar en perfeccionar lo que está, en redactar mejor, en abrir estos espacios.
Lo que sí se puede trabajar bien y, hemos ido escuchando cosas que van en ese sentido, es el tema de la libertad. No podemos tener un sindicato que sea totalitario y que se adueñe de la libertad de otro trabajador que no quiere estar sindicalizado. Ese aspecto también es relevante para una sociedad democrática.
- ¿Perciben señales importantes de lo que será el ánimo de la discusión?
- El proyecto no se va a revisar entero. Se van a revisar los aspectos claves y, en ese sentido, hemos tenido señales interesantes de algunos parlamentarios que de alguna manera están con esa idea. Ya el ministro (Valdés) le sacó todo lo que era la negociación por rama, les han sacado bastantes cosas que de alguna manera también se colocaron en la tramitación por la Cámara de Diputados; eso también es bueno.
- ¿Cuál es el punto más gravitante que debe ser perfeccionado en la Cámara Alta?
- El tema de la adaptabilidad es uno de los puntos centrales nuestros (...) Soy partidario que en el tema de la adaptabilidad, si lo entendemos como algo que efectivamente puede mejorar la productividad, soy partidario que esto sea al poco tiempo de haber aprobado la ley. No puede ser inmediato, porque efectivamente hay que probablemente modificar el contrato, hay negociaciones además que ya están hechas y que tienen que mantenerse, por lo tanto ahí hay que ver.
No nos gusta cómo está el tema de la adaptabilidad y en eso han sido muy buenas las noticias que hemos escuchado del ministro Valdés, puesto que cree que la adaptabilidad laboral es una buena herramienta para mejorar la productividad.
- ¿La adaptabilidad también sería uno de los puntos más importantes a tratar en el Senado para la CPC y en el Comité Laboral Pro Empresa?
- No, ahí puede ir por la vía del reemplazo en huelga. Esos dos son los temas más relevantes.
- ¿Los dejaría satisfechos una reforma que se zanje acogiendo estos aspectos?
- No. Me gustaría que se acogieran los puntos que estamos planteando, pero le falta un mundo de cosas. No es una reforma que realmente dé cuenta de la situación que hoy se vive en el mundo de las empresas ni en el mundo del trabajo.
Hoy, por ejemplo, el trabajador en Chile es mucho más educado y hoy no nos estamos haciendo cargo.
- Y si se acogiera el tema de la adaptabilidad y el reemplazo en huelga, ¿aún la reforma no los dejaría satisfechos?
- No, lo dijimos desde un principio que se requería una reforma mucho más amplia que diera cuenta de todo.
- Es decir, podríamos adelantarnos en que esta reforma no los dejará satisfechos.
- Por un parte, quedo satisfecho si esta cosa no se empeora. Tal cual como está planteado hoy, no va a hacer bien.
- La presidenta de la CUT, señaló que una parte importante del empresariado se opone a la reforma por temor a perder sus intereses, apuntando a la Sofofa y al “frente antirreforma” que usted lidera. ¿Qué le parece?
- Cuando uno está en una discusión así evidentemente vienen críticas así como criticamos que la reforma sea pro sindical. Pero, en general, el empresariado ha aprendido a valorar el rol del sindicato y uno ve que también en las negociaciones que se desarrollan se logra avanzar. Y hay, de alguna manera, una costumbre ya en negociar y trabajar con los sindicatos. Estamos dispuestos a negociar con los sindicatos y hemos dado prueba de ello. En general, las relaciones entre los trabajadores y los empleadores son buenas.
- Entonces, más que en un temor, ¿la oposición tiene su génesis en un problema de diagnóstico?
- Estoy convencido que hay un error de diagnóstico.
- La ministra del Trabajo, reiteró en Icare que se apuntaba a reducir la conflictividad y aumentar la productividad...
- Claro. Cuando un trabajador se ha preocupado de estudiar y le dice al empleador que cree merecer una reubicación o un aumento en su remuneración, etc, ¿qué le voy a decir? ¿Que tengo que hablar con el sindicato? Ahí es donde se produce la conflictividad dentro de los trabajadores y entre el empleador y el trabajador. Eso lo encuentro tremendamente injusto. Eso atenta directamente contra el natural querer desarrollarse de las personas. Tengo una opinión distinta a la de la ministra en ese sentido.
"También me gustaría ver a la presidenta con señales claras"
Mewes apunta a que no basta con los guiños del secretario de Estado para dar muestras de realismo.
En los casi dos meses que lleva Rodrigo Valdés al mando de las finanzas públicas, el líder del comercio, Ricardo Mewes, se da el tiempo de comentar sus primeros pasos en medio de una economía "sana, pero desacelerada". Si bien destaca el rayado de cancha que realizó el secretario de Estado frente a reformas como la laboral, también valora el mensaje de realidad transmitido por la situación macroeconómica que enfrenta el país, poniendo paños fríos a las expectativas y reorganizando las prioridades del gobierno.
"El ministro ha ido dando pasos, creo que son interesantes en materia de restablecer las confianzas, pero aquí hay que llevarlo también a cosas prácticas", dice el dirigente, agregando que se verá en el camino cómo, con todas sus competencias tiene la capacidad de estar convencido de cuáles son las cosas que hay que mejorar. "Ahí vamos a ir viendo realmente todas estas señales de confianza", dice. En esa línea, también advierte que hay muchos aspectos que todavía tiene que conocer. Eso sí, es claro en enfatizar que las señales que debe dar el gobierno también tienen que pasar obligatoriamente por la presidenta de la República.
"Pero aquí también, de repente, la expectativa que le dan a los ministros son muy grandes. Y a mí me gustaría ver a la presidenta también con señales claras en ese sentido", apunta. Y agrega: "A la presidenta creo que le ha faltado señales claras que efectivamente diga que, por ejemplo, estamos en un problema. Económicamente, Chile está en una situación muy compleja, uno escucha por todas partes a empresarios decir que esto está parado y, por lo tanto, no basta lo que haga el ministro con todas sus competencias técnicas si no tiene el respaldo y la estabilidad de la presidenta, porque la presidenta además como el líder político que es, debe alinear a su conglomerado político", explica el dirigente.
- Entonces, ¿ha faltado ese liderazgo o gestión política?
- Falta que la presidenta hable. Está absolutamente claro que hoy Chile tiene que generar recursos para llevar a cabo las reformas, el programa, que esos recursos ya no están y que, por lo tanto, esperamos que -y comparto lo que dijo el ministro-, hay que cuidar las expectativas. Chile tiene una economía sana y no nos podemos dar el lujo de arriesgar. Hay que ser muy cuidadoso respecto de las expectativas.
- El gobierno pretende sacar la reforma laboral del Congreso antes del 31 de agosto. ¿Ayuda a dar certezas o calmar expectativas?
- Sí, ¿pero si es malo? Pueden ponerle plazo mañana, pero si el articulado es malo, si no se mejora, no sacamos nada con tener algo finalizado el 31 de agosto si es malo. Para que eso se logre el 31 de agosto y si estamos convencidos, si el ministro está convencido y la presidenta está convencida que efectivamente puede ser así, bien, pero tampoco soy partidario de las discusiones eternas, porque si no nos damos vuelta sobre lo mismo y el empresariado ha planteado su posición.