Si bien aún no hay un texto legal definitivo, varios son los expertos laboralistas que han seguido con lupa los lineamientos que ha anunciado el gobierno para su proyecto de reforma laboral, el que antes del 31 de diciembre debiera ser ingresado a trámite al Congreso.
Tras el mensaje del ministro de Hacienda, Alberto Arenas, en la última Enade y los diálogos de la titular del trabajo, Javiera blanco, con gremios empresariales y actores políticos, algunos técnicos han visto señales concretas de que se impulsará un cambio laboral de consenso y con gradualidad. Mientras otros -más escépticos-, mantienen sus dudas en cuanto al impacto que tendrá el proyecto en la economía nacional.
En esa línea se advierte que la iniciativa, tal cual está anunciada -principalmente con la titularidad de los sindicatos en la negociación colectiva y el fin del reemplazo en huelga-, perjudicará la capacidad productiva de las grandes, medianas y pequeñas empresas y aumentará los niveles de conflictividad entre empleadores y trabajadores. por juan pablo palacios.
Huberto Berg, abogado laboralista y director de Berg Consultores: "Este es un proyecto que no refleja el sentir de los trabajadores chilenos"
- ¿Ve adecuado el énfasis de la reforma laboral según los nueve titulares que están en el programa de gobierno para mejorar las relaciones laborales?
- Esta es una reforma que no refleja el sentir de los trabajadores chilenos. Su contenido apunta a satisfacer los objetivos de la CUT por una parte, la que para ser concretos, representa a muy pocos trabajadores en el mundo privado, y del Partido Comunista por la otra. Partido donde claramente conceptos como libertad para elegir, emprendimiento, diálogo entre trabajadores y empleadores o productividad no forman parte de su agenda. Prueba de ello es que en la esencia de este proyecto está el hecho de que se coarta la libertad de los trabajadores en un aspecto tan esencial, como el definir la forma en que se organizan para ejercer un derecho que la propia Constitución les garantiza. Esto, sin importar que los propios trabajadores han dicho que no están de acuerdo con entregarle el monopolio de la negociación colectiva a los sindicatos.
En segundo lugar, los énfasis de este proyecto no tienen nada que ver con las necesidades actuales de trabajadores, de empresas y del país, ni mucho menos se hace cargo de los verdaderos desafíos que el país tiene en materia de productividad, capacitación, salarios participativos, trabajo bien hecho, empleo y movilidad laboral.
- ¿Comparte que el corazón del proyecto este enfocado en la titularidad sindical y el fin del reemplazo en huelga?
- Evidentemente, el corazón del proyecto es el monopolio sindical y la huelga sin reemplazo, que significa la paralización total de las empresas. Si a eso agregamos que el proyecto desconoce las realidades del mercado y los ciclos económicos, al establecer como piso obligatorio la negociación anterior, más el hecho que los beneficios se extienden obligatoriamente a quienes se incorporen al sindicato, sería muy iluso pensar que este tipo de señales dejarán indiferente a los empleadores al momento de tomar decisiones de invertir o generar empleo.
- ¿Diciembre es una buena fecha en términos legislativos y de coyuntura económica para enviar el proyecto al Congreso?
- Este es un mal proyecto, por lo tanto más que buscar la mejor fecha para presentarlo, hay que re pensarlo, pensando en el bien del país y no en lo que quiere el PC o la CUT.
- ¿Que se insista en lograr máximos niveles de acuerdo habla de un buen diseño?
- Me parece bien, pero a partir de un adecuado diagnóstico de lo que realmente se necesita y de que es lo mejor para Chile. Este proyecto tal como está, claramente no le hace bien a trabajadores y empleadores.
Eugenio Rivera, investigador asociado de la Fundación Chile 21 y consultor: "Es necesario que la ley incorpore medidas de apoyo a la PYME"
- ¿Ve adecuados los titulares de una reforma laboral enfocados en generar más igualdad en relaciones laborales?
- Las reformas laborales son indispensables. Para los trabajadores, pues les otorga una mayor capacidad para negociar con los empresarios la forma como se distribuyen los resultados de la empresa. No existe un método científico para determinar la distribución entre las utilidades y las remuneraciones. Por ello, es que los países desarrollados prevén legislaciones que buscan crear las condiciones de un equilibrio de fuerzas. Por ello, afirmar que los sindicatos generan alza artificial de los costos laborales no tiene sustento conceptual. También para la empresa, pues ellas fortalecen el compromiso de los trabajadores con ella y aseguran un desempeño más eficiente. Los países que tienen organizaciones sindicales más fuertes, como Suecia, Dinamarca y Alemania han enfrentado mejor la grave crisis que desde el 2008 afecta a la economía internacional. Desde el punto de vista de la gobernabilidad y el desarrollo nacional, la percepción de equilibrio laboral fortalece la adhesión de los trabajadores con el sistema económico y social.
-¿La titularidad sindical y el fin del reemplazo en huelga ayudan a emparejar la cancha?
-Estos aspectos son componentes esenciales de una real reforma laboral. La figura de los grupos negociadores no refleja intención asociativa; al terminar la negociación se disuelven. El fin del reemplazo es condición para que el reconocimiento del derecho a huelga sea efectivo. No cabe tampoco que el empresario extienda los beneficios logrados en la negociación colectiva a los trabajadores que no participan. Las normas actuales constituyen mecanismos de debilitamiento de la capacidad negociadora de los trabajadores.
- ¿Que otros titulares agregaría a la reforma?
- Es necesario que la ley incorpore medidas de apoyo a la PYME (apoyo técnico, acceso a crédito) como parte del proceso de implementación de la reforma laboral en este sector, la cual debe ser más gradual. Aquí le cabe al BancoEstado un papel crucial, lo que a su vez exige que opere bajo normas y lógicas distintas a las de la banca privada.
- ¿Es adecuado que el gobierno insista en alcanzar máximos niveles de acuerdo antes de mandar la iniciativa al Parlamento?
- La postergación que sufren los trabajadores desde hace 40 años exige que el gobierno concuerde una reforma laboral con los trabajadores organizados. En el Congreso es donde corresponde recibir y debatir las observaciones que el empresariado tenga al respecto. En momentos de gran asimetría de fuerzas le cabe al Estado un rol corrector.
Gonzalo Durán, economista y director de la Fundación Sol: "El fin de reemplazo en huelga es una condición sin letra chica"
- ¿Ve bien enfocada una reforma laboral de acuerdo a los nueve titulares del programa de gobierno?
- Está lo que se prometió en el programa de gobierno, por el cual se votó con amplia mayoría, que tiene que ver con grandes modificaciones, por ejemplo eliminar el reemplazo de los trabajadores en huelga. Ése, así como otros temas que quedan fuera de la reforma, son fundamentales. En Chile se puede reemplazar a los trabajadores que van a la huelga desde el día uno, eso quita toda presión al acto huelguista por sí mismo, esa situación ocurre en no muchos países a nivel mundial, entre ellos está Estados Unidos, Israel y países de Europa de Este.
En Chile eso no ocurría hasta antes de 1979 cuando se originan estos dispositivos. Que se elimine nos deja en el piso mínimo del concierto internacional, de hecho en la región uno puede ver que existen muchos países donde los capitales chilenos ya están invirtiendo vigorosamente como Colombia, Brasil, Argentina y Perú y todas esas legislaciones tienen prohibido el reemplazo de los trabajadores en huelga. No obstante, hay una omisión que nos parece delicada que tiene que ver con el nivel de la negociación colectiva, que se refiere a si los sindicatos negocian al nivel de empresa, de ramas de actividad económica o industria, eso es algo que Chile tenía antes de 1979. En la mayoría de los países de Europa, sobre todo los escandinavos, están negociando por empresas y ramas de actividad económica. Eso también es común en países de América Latina.
Esa omisión que tendría el proyecto nos parece delicada, porque si de verdad queremos empoderar a los sindicatos, además de tener un derecho a huelga que sea fuerte también se necesitan negociaciones colectivas que sean de altas coberturas.
- ¿Ve adecuado los servicios mínimos dentro del fin del reemplazo en huelga?
- Eso es delicado, cuando uno revisa la experiencia internacional el fin de reemplazo en huelga es una condición sin excepción, es decir sin letra chica. Hay que reconocer la autonomía de las partes y cómo ellas pueden ser responsables para llegar a acuerdos que beneficien a ambos lados, pero si empezamos a poner esta especie de letra chica, de alguna manera no estamos haciendo eco de lo que era el mensaje original, que era terminar definitivamente con el reemplazo de los trabajadores en huelga.
- ¿Cómo ve que la reforma se vaya a implementar gradualmente?
- Esas señales no son buenas. Es muy extraño en materia laboral que se diga que se va a partir primero con la ley del piso mínimo y en dos años más vamos a llegar al fin del reemplazo de trabajadores en huelga. Uno esperaría que en estas discusiones no hubiera temas de gradualidad.
Cecilia Cifuentes, economista senior de Libertad y Desarrollo (LyD): "Si se implementa ahora o después los efectos negativos van a estar igual"
- ¿Comparte el diagnóstico de que la cancha está desnivelada en el plano laboral?
- Me parece que esta reforma laboral está partiendo de un diagnóstico bastante equivocado. A través de cálculos indirectos e información vía transparencia, obtengo que alrededor de un 3% de los trabajadores del sector privado están representados por la CUT. En ese sentido, lo que esa organización sindical pide no coincide con la reales necesidades del mercado laboral chileno, porque además se parte de que en Chile existe una cancha dispareja entre empleadores y trabajadores y que hay una gran conflictividad laboral. Lo que muestran las empresas y las estadísticas de la Dirección del Trabajo es algo distinto. En realidad, la conflictividad laboral en Chile es bastante baja. Las encuestas tampoco muestran que lo que está demandando la CUT sea una demanda generalizada de los trabajadores en Chile. Creo que el mercado laboral tiene fuertes carencias, que no tienen nada que ver con las reformas que el gobierno está planteando. Estas reformas de todas maneras terminan siendo negativas para los propios trabajadores.
- ¿Ve impactos por la titularidad sindical y el fin del reemplazo en huelga con servicios mínimos?
- A pesar de que la titularidad sindical no se plantea como sindicalización obligatoria, en la práctica -y si uno le agrega otros componentes- termina siendo una sindicalización bastante forzada, porque se le entrega al sindicato el monopolio de la negociación colectiva, existiendo sindicatos y además se incorpora la idea de que los beneficios que negocia el sindicato sólo los recibe el empleado sindicalizado y no el resto, lo que además atenta contra la libertad de contratación, eso también es parecido a la sindicalización obligatoria.
El fin del reemplazo en huelga lo veo complejo, porque tenemos una legislación laboral donde muchas veces no se respeta la norma, pues estamos llenos de paros ilegales. Entonces, quién puede asegurar que los turnos éticos se van a respetar, ya es difícil asegurar el cumplimiento de la norma en la situación actual. También esta nueva figura podría atentar contra el proyecto de ley de polifuncionalidad.
- ¿Ve espacio para gradualidad?
- Es bien difícil implementar gradualidad en la reforma laboral. Esto de que los impuestos van subiendo un punto por año, no me lo imagino respecto a cosas como la titularidad sindical o el fin del reemplazo en la huelga, es bastante curioso. Esto se tiene que implementar nomás, o mejor que digan que la van a postergar. Yo soy de la opinión que esta es una mala reforma, si se implementa ahora o después los efectos negativos van a estar igual.